viernes, 30 de julio de 2010

Y SACIARÉ MI SED...



Te ríes como una chiquilla al sentir el azote, fresco e histérico, del agua, y por un momento, se diría que es ella quien se ríe... Hace tanto tiempo que no te veía tan feliz... Y me gusta verte así, tan hermosa, tan confiada, y con tantas ganas de apurar cada instante de vida...
Sé que no podrá durar mucho más tiempo, que de manera inevitable, la realidad terminará imponiéndose, con los fantasmas cotidianos y los monstruos desconocidos; con todos sus problemas y misterios...
Pero de momento, prefiero dejar que todo se lo lleve el agua (familia, amigos, problemas, trabajo, agobios, presiones, expectativas...) y seguir en medio de este río embravecido, gobernando la canoa lo mejor posible, y mirándote... Tienes el vestido tan empapado, que forma un buruño al comienzo de tus largas, larguísimas y hermosamente torneadas piernas... Cuando al final te canses y te pongas en pié, seguro que podré ver incluso tus relieves más secretos, con la blanca tela pegada a ti como una segunda piel... Y solo de pensarlo, me está entrando sed... Quiero beber toda el agua, recorriendo con mi ansiosa lengua todo tu cuerpo... Quiero saciar mi sed en ti... Y por eso, llevaré la barca de vuelta al muelle... y, después de amarrarla, te tomaré en mis brazos... Y te depositaré sobre la manta, en mitad del prado... y saciaré mi sed... lamiendo tu cuerpo... y escurriendo tu empapado vestido sobre tus pechos...

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