"Hace calor", me dices, como explicación, cuando llego a casa... pero yo solo me fijo en tus calcetines a cuadros azules y blancos... Siempre te gusta sorprenderme con algo, un cambio, los días que libras, y me paso toda la jornada pensando en cual será la sorpresa de aquella tarde, si un par de entradas para ir al cine o al teatro, una reserva en un restaurante del barrio, quizás un paseo en barca por el Retiro, ver una película juntos, cualquier cosa que realmente nos apetezca...
Pero hoy, al llegar a casa, te encuentro sentada en el sofá, leyendo "Demián" de Herman Hesse, y sin moverte, ni casi alzar la vista, me pides que te haga una foto con la cámara digital, que has colocado sobre el aparador, y que "luego podrás acercarte un poco más...", me dices con tu más melosa entonación...
Y te hago caso... ¿qué otra cosa puedo hacer? Y retrocedo después, para mirarte a gusto, y recorrer cada una de tus curvas... fijarme en el tono de tu piel... tan sedosa y tan firme a la vez... en los contrastes con el viejo sofá que tanto te gusta... Y me pregunto cuál será la sorpresa esta vez... Y si los calcetines serán, tal vez, la única prenda que cubra tu cuerpo...
Aunque eso lo descubriré dentro de un momento...
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