Tres corazones latiendo a la vez... Supongo que para mí no hay nada más hermoso, que comprobar de qué manera se va culminando un trayecto que comenzamos hace tantos meses, de consulta en consulta, y muchas veces con la impresión de estar viviendo una de aquellas delirantes películas de Paco Martínez Soria, con el inevitable médico cotilla interrogándonos sobre la frecuencia y calidad de nuestros acoplamientos... ¡Por dios, si solo les falta colocar una cámara y un micrófono en nuestro dormitorio, para comprobar si hacemos bien los deberes! Aunque mejor no les damos ideas, que Gran Hermano siempre está buscando pretextos para invadir la intimidad de la gente...
Otra cosa que no consigo entender es por qué en todas las clínicas o centros de reproducción asistida, se empeñan en hacernos sentir bobos, estúpidos, incompetentes e incompletos... Que nosotros no somos mujeres, y por lo tanto, somos mucho más pudorosos, sobre todo a la hora de dar detalles sobre nuestras frecuencias y capacidades amatorias... Las de verdad, por favor, no las otras, esas de las que alardeamos con los colegas... Realmente, nos cuesta muchísimo hablar de nuestras intimidades, como por ejemplo, la media mensual de nuestras relaciones sexuales completas con otra persona, si somos como Speedy González o como la tortuga del cuento, o si nos quedamos fritos antes, durante o después del coito... Por supuesto, eso sin contar con la humillación suprema de tener que dejar una muestra de esperma sobre la marcha, para hacer un recuento de soldaditos... Cierto, es un tema que me toca muy de cerca, igual que a todos los demás varones que acuden con sus mujeres a las clínicas de reproducción asistida porque no llega ese hijo o hija que tanto añoran...
Y claro, es mucho más fácil empezar por el varón... No quiero entrar en detalles, pero no hay nada más deprimente para un hombre en esas circunstancias que entrar en un servicio cutre y cochambroso, con algunas revistas porno que mejor no tocas (la puntería a la hora de encestar en el tarrito brilla por su ausencia) y con una televisión del pleistoceno, sobre la que un cartel hecho a mano advierte: "peli porno"... Señores míos, en esas condiciones, es bastante difícil concentrarte en lo que tienes que hacer, en lo que esperan de ti... Como para que luego te digan que la muestra no está lo bastante fresca...
Menos mal que, según me han contado otros amigos, son muchos los varones cuyos soldaditos son malos, cobardes y mal hechos... salvo un pequeño porcentaje que se salva de milagro... Suelen echarle la culpa los expertos a los hábitos alimenticios, a las botellas de plástico reutilizadas, y a mil y una porquerías de la vida moderna: los calzoncillos de lycra, los vaqueros, la manía de llevar el móvil en el bolsillo del pantalón... Y supongo que con el paso del tiempo, la situación cambiará, ignoro si a mejor o a peor...
Pero hay una sola cosa que tengo clara: cuando por fin se logra el embarazo, cuando son tres corazones en dos cuerpos, te olvidas de todo... Ya os iré comentando el resto de la partida...
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