lunes, 29 de marzo de 2010

LÁGRIMAS DEL CIELO



Llueve... y la ciudad se viste de agua, una suave y fría capa de frescor se desliza por la piel de monumentos, edificios, calles, fachadas, coches y, por supuesto, personas de toda laya... Arrastrando la suciedad, el polvo, el hollín, al mismo tiempo que la atmósfera, al menos durante un rato, se vuelve respirable... Los depósitos de agua de lluvia, que alternan en las azoteas con las células fotoeléctricas y los filtros anti-polución, se van llenando, lentamente... Y en las casas, en los balcones, una vez que ha sido arrastrada la mayor parte de la polución, las personas colocan botellas, vasos, jarrones, cacerolas, cualquier recipiente que pueda ser utilizado para recoger agua... incluso algunos optimistas sacan la piscina hinchable a la terraza, por si en vez de una pequeña tormenta de invierno, es una de las lluvias monzónicas que de vez en cuando asolan el país, consecuencia no deseada del imparable cambio climático... que ahora, ya nadie se atreve a negar...


Es la primera comunión de todo el año, comenzando el mes de enero, tan frío, pero no faltan algunos niños que salen, corriendo, a la calle, para recibir este pequeño bautismo de la vida... Y los padres y los abuelos, sobre todo los abuelos, sonríen al recordar cómo, en sus tiempos, hacían lo mismo... En un mundo donde solo algunos paises se preocupaban por el agua, casi todos ellos en África, mientras que otros la derrochaban alegremente, como si nunca fuera a faltarles... Y por eso, abundaban los campos de golf, las piscinas, los jardines, los parques acuáticos, las plantas de embotellado de refrescos... La vida, en general, era mucho más cómoda, con máquinas para hacer casi cualquier cosa, lavadoras, lavavajillas, secadoras, cuando se podía despilfarrar con cierta alegría un bien que se consideraba inagotable...


Se diría que son los únicos en disfrutar con la fría, densa, y casi gélida, lluvia... pero no, mucha gente sale de las oficinas, mirando al cielo, para sentir el frescor y la promesa de un verano sin sed... Siguiendo las consignas del gobierno, mucha gente sale de los edificios, con la esponja y el gel reglamentario, y se dirige a las cabinas instaladas en las principales calles, y aprovechan para ducharse "de verdad" por primera vez en varias semanas... Gracias a las cabinas individuales, y a los sistemas que calientan el agua usando energía eléctrica, todos pueden disfrutar de su ducha de cinco minutos. El resto del tiempo, tienen que apañarse con unas toallitas humedecidas con aceites minerales, también gratuitas... También por orden gubernativa europea, todo el mundo lleva la cabeza rapada, y solamente los más ricos entre los ricos, que quieren hacer ostentación, se permiten lucir largas melenas perfectamente cuidadas... pues nadie concibe que se pueda desperdiciar el líquido más preciado el planeta en algo tan superfluo...


Al principio, durante los primeros años de las restricciones, cuando la desertificación se hizo tan evidente en España, comenzó a imponerse una conciencia ecológica en casi toda Europa (por el viejo refrán "cuando las barbas de tu vecino veas rapar, pon las tuyas a remojar"), y de todas formas, la misma situación se estaba produciendo en Grecia, Turquía, Italia, Portugal, Francia... Se fundieron también las nieves eternas en los Alpes, en el Kilimandjaro... eso por no hablar de los glaciares de ambos polos, que prácticamente habían desaparecido, sin que la comunidad internacional hiciera gran cosa por impedirlo... salgo algunas tibias medidas políticas, que como siempre se aplicaron tarde y mal...


Pero luego, en 2022, empezó a dejar de llover con regularidad en casi toda Europa, solamente en las costas se continuaban produciendo diversas precipitaciones... Y algo más tarde, en 2035, las lluvias monzónicas comenzaron a producirse más o menos cada tres meses, por todo el mundo, y gracias a ellas las ciudades eran más o menos respirables un mes de cada tres...


Lo que más se ha resentido, en todo el mundo, es la industria, sobre todo la alimentación, puesto que el encarecimiento del precio del agua, que prácticamente no se tenía en cuenta dentro de los costes totales, ha generado un incremento de precio. Los refrescos de toda la vida, como Coca-Cola, Pepsi, Aquarius, Sprite, han desaparecido, pues nadie podía pagar el coste del agua con la que se elaboraban, ni mucho menos los de lavado y reciclado de los envases. Por eso, ya no se venden otros refrescos que los zumos de frutas elaborados en origen, pero a los que hay que añadir el agua cada uno por su cuenta, y lo mismo sucede con quienes pueden permitirse comprar polvos de Coca-Cola o de cualquier otro refresco tradicional... Las bebidas alcoholicas también tienen precios prohibitivos, y proliferan los bares de aguas, exclusivamente destinados a los ricos...


Todos aquellos paises que tienen costas están aplicando estrictos protocolos de reciclaje de las aguas residuales, para no contaminar más los mares; y proliferan las plantas potabilizadoras como mejor alternativa para proporcionar una fuente de agua potable de bajo coste. Quienes no tienen costas, por ejemplo algunas naciones europeas, se encuentran frente a varias opciones: la primera, instalar sus propias instalaciones de bombeo a doce millas de la costa, y luego colocar todos los tramos de tubería, algunas estaciones de bombeo hasta la orilla, mas luego pagar los distintos canons y royaltis por cruzar el territorio de otros paises, con todos los gastos que ello conlleva; o bien se alían distintos estados en la misma situación que se juntan para compartir gastos y servicios de vigilancia, como hace Austria, Suiza, la República Checa, Hungría y Eslovaquia; aunque casi todos los miembros de la Unión Europea prefieren utilizar los acueductos comunitarios... En África, ya se han producido las primeras guerras por el agua, y los estados que no tenían ni recursos, ni bienes, ni ejércitos, han terminado vendiendo litertalmente grandes extensiones de zona desértica, a cambio de acceder al agua, aunque sea la salada...


La escasez de agua también se ha notado mucho en los estilos de vida, incluso en la forma de cocinar, se hacen menos sopas y cremas, pero más filetes y platos a la plancha; la pasta casi no se usa, por las cantidades de líquido necesarias, y en vez de escurrirse y desperdiciar el agua, se reutiliza para hacer una sopa... Los electrodomésticos se han modificado, para conectarlos a los sistemas de reciclaje, de la lavadora o el lavavajillas, pasa directamente a las tuberías que alimentan las cisternas... La electricidad y la calefacción provienen en su mayor parte de las placas solares de los tejados... Y los parques y jardines se han convertido en leyendas... o como mucho, en jardines de cactus con riego por goteo... En la agricultura, se potencian solamente dos tipos de productos: los que son capaces de crecer con muy pequeñas cantidades de líquido, o los que, incluso requiriendo un mayor riego, pueden generar más agua, en proporción, de la que cuesta producirlos...


Y en las grandes ciudades, la mayor prioridad desde 2018 ha sido la restauración completa de toda la red de cañerías y alcantarillas, sobre todo de las primeras, para asegurarse de que no se desperdicia una sola gota... También se han potenciado todos los sistemas de depuradoras de aguas residuales, para obtener al mismo tiempo una importante cantidad de lodos y de barros que, una vez esterilizados, se utilizan en la agricultura... Olvidando en cierto modo el petróleo, aunque esa sigue siendo una revolución energética pendiente, el agua se ha convertido en el bien más preciado... pues nadie se puede beber un diamante o un reproductor de dvd...

Por eso, cuando caen lágrimas del cielo... la Humanidad entera respira aliviada...

miércoles, 24 de marzo de 2010

VAL DEI SPIRITI (ERITREA)


Cae la noche sobre el pueblo, abrasado por el sol hasta hace dos horas, y no hay más luz que luna y estrellas... Las puertas se abren, lóbregas, oscuras, hacia el interior de las casas, de los talleres y de las tiendas, esperando con sus alfombrasde sueños y arena y restos vegetales y polvo, a los presuntos clientes y teóricos habitantes que hace demasiados años se fueron, para no volver... o tal vez ni siquiera llegaron a habitarlo...


Lo que más sorprende en el Val dei Spiriti es la impresión de haberse quedado fijo en el tiempo, que ni siquiera el reloj de sol parece estar marcando las horas, y de hacerlo, sería la de hace más de setenta años, en 1940, cuando los ingenieros de Mussolini recrearon, a unos treinta kilómetros río abajo de Omhajer, sobre la orilla del Setit, un pueblo de la Toscana...


Gracias a centenas de fotografías, mapas, libros, los ingenieros italianos diseñaron primero y construyeron después, Val dei Spiriti, un vano intento de facilitar un buen entorno para los soldados y sus familias, primero, y luego para los colonos, dentro del Plan Maestro de Benito Mussolini para conquistar Eritrea, engrandeciendo de ese modo su imagen de Italia.


En poco más de trece meses, los arquitectos, y por supuesto, todos los trabajadores a su cargo, la mayor parte de ellos mano de obra local, lograron su función, y dejaron el pueblo listo, primero para los soldados, y luego, los colonos... Mas nadie llegó a dormir jamás en aquél despropósito, cambió el curso de la guerra, los italianos se replegaron, dejando atrás aquél pueblo fantasma, poblado exclusivamente por los espíritus de los animales que murieron en sótanos y pozos secos...


El tiempo se ha detenido para siempre en Val dei Spiriti, que con su nombre profético y su fama de lugar maldito, que ha mantenido alejados a los saqueadores de ambos márgenes del río, la frontera natural entre Libia y Eritrea, durante casi setenta años... Y allí sigue, esperando, en el limbo, con aquella vieja postal, ajada por el tiempo, donde se ve al propio río, y uno de los habitantes, como única huella de la presencia del hombre...


sábado, 20 de marzo de 2010

EL MENSAJE DEL HADA


Hoy he visto un hada entre las violetas, una criatura de aire, de viento, de esperanza, reposar tranquila bajo la fuerte lluvia.. Creo que ni siquiera me ha visto, pues me he acerdado muy lentamente a lo que en principio creía que era un juguete olvidado en la jardinera del portal... Y he conseguido sacarle esta foto... Estaba completamente desnuda, y ofrecía todo su cuerpecito a las caricias de la tierra y del agua, y se protegía el pecho con las dos manos, como intentando darse calor...

Me he acercado un poco más, y me temo que mis botas han debido hacer algo de ruido sobre la gravilla, porque entonces ella ha levantado la cabeza y, abiendo los ojos, inmensamente verdes y casi sin pupilas, me ha mirado... Y creo que en ese momento, he caído en un profundo trance... que no tengo la menor idea de cuanto tiempo ha durado... Pues nuestras mentes se han fusionado con el intercambio de miradas... y he visto muchas cosas, tal vez demasiadas... de su presente y su pasado, que tan ligado está a la Madre Tierra...

He visto cómo era mi casa, antes de que fuera construida, los árboles, casi todos ellos álamos, erguidos contra el sol poniente, el riachuelo que corría por donde ahora está mi calle... He visto cómo entraban en acción las hachas y las sierras, y destrozaban toda huella de lo que antes fue... He visto cómo la tierra era machacada y aplastada por las botas, por las máquinas, para excavar los cimientos, y levantar un bosque de hormigón, ladrillo y cemento...

He visto cómo hordas de domingueros entraban en el parque, y a pesar de los controles a la entrada, se las arreglaban para meter "de matute" botes de refresco, botellas de agua... Y en vez de depositarlos en las escasas papeleras, los tiran en cualquier parte, mas casi siempre, en el agua... Y padres cuyos hijos necesitan evacuar, y los esconden entre las matas, y allí se quedan el oloroso recuerdo...

Y sobrevuelo en su recuerdo un campo de golf, que encima tienen el morro de calificar de "ecológico", cuando están expoliando los acuiferos subterráneos de la zona, y contaminandolos al mismo tiempo con todos los herbicidas, los abonos, los pesticidas, los plaguicidas...

Y me enseña los camiones cuba, que incluso teniendo el hermoso rótulo de "usamos agua reciclada para regar", uego los ves aparcados delante de cualquier boca de riego, para llenar los tanques, aunque claro, como este año no habrá sequía...

Y veo las ingentes cantidades de basura que se tiran después de un botellón, o mejor dicho, que quedan espacidas sobre cualquier pradera de los alrededores, o en cualquier solar, donde se acumula durante meses, y convirtiéndose en un foco de enfermedades, de infecciones, y al mismo tiempo, en una pesadilla para los animales que en ella viven...

Y seguimos los caminos de las ratas y de las cucarachas, dentro y fuera de los edificios, por los falsos techos, por muros, sótanos y azoteas... Y cómo mueren, muchas de ellas, por el veneno, por las grandes cantidades de raticida... que a veces se acaban filtrando al suministro de agua potable del bloque...

Y sobrevolamos tantas carreteras, tantas autopistas, tantas cicatrices de brea y alquitrán que torturan la superficie de la Tierra, llevando su carga mortal de atropellos, de accidentes, pero sobre todo, de desperdicio de recursos, de energía... dejando su estela, humeante y nociva...

Y llegamos a la planta de reciclaje de residuos urbanos, de la que tanto hablan, y vemos cómo separan de mala manera lo orgánico de lo reciclable... cómo llevan todo lo que puede arder a los hornos, sin importarles nada los gases contaminantes que se generan... ni la acumulación de residuos orgánicos en áreas de compostado, pero que generan un flujo constante de lixiviados que contaminan los acuíferos....

Y en cada una de estas visiones, no por conocidas, menos olvidadas, he sentido su dolor, su tristeza, por la forma en que lo estamos destrozando todo, arruinando un planeta entero a través de millones de pequenos gestos, que no son otra cosa que agresiones contra la Madre Naturaleza... y contra nosotros mismos... Por eso, casi todas las criaturas mágicas se han retirado, asqueadas, de las grandes ciudades... Y se refugian, no siempre en el campo, sino en algunos lugares privilegiados, como el Jardín Tropical de la estación de Atocha, o el Jardín Botánico, el parque del Capricho... Pero a veces se cansan de tanto huir, de tanto esconderse... y deciden mostrarse... cuando se acerca la primavera...

Y en ese momento, se rompió el contacto, porque ella, majestuosa en su desnuda pequeñez, simplemente me indicó con la mano un pequeño brote de una planta, como pidiéndome que lo cogiera, y lo plantara, y lo cuidara... Y con una última mirada, con una extraña luz verde opaca rodeandola, desapareció... no sin antes dejar que una solitaria lágrima escapase de sus ojos verdes...

Y ahora, solo me queda terminar de cumplir el deseo del hada...


jueves, 18 de marzo de 2010

RECUERDOS DEL DIA DEL PADRE


Cada año, hay una serie de fechas que me hacen temblar, y no me refiero solamente a las vinculadas con los ausentes, santos, cumpleaños y aniversarios de la muerte de mis seres queridos, sobre todo de mi abuelo y de mi padre... No, más bien se trata de aquellos días específicos que aparecen marcados en rojo o en negrita en el calendario: navidades, reyes, fin de año... y sobre todo, el día del padre...

Me es imposible evitarlo, el recordar en este día las miles de cosas que nunca les dije a los "hombres de mi vida", que de hecho, ni se me ocurrieron, pues a pesar de la enfermedad de sus últimos meses y años, siempre pensé que eran inmortales... Tal vez por esa extraña manía de pensar que mientras tus padres y abuelos viven, todavía te queda una o dos generaciones que te separan de la muerte... y cuando los pierdes a todos ellos, te das cuenta de que, antes o después, con más o menos dolor te llegará el momento... pues tú mismo te puedes haber convertido en referencia para otras personas... o tal vez no...


Nunca me ha gustado demasiado el hacer regalos en fechas determinadas por un calendario bastardo y ajeno a toda lógica, por ejemplo, el día de San Valentín o ciertas fiestas religiosas.. lo que no implica necesariamente que, al menos, se tenga un detalle con aquella persona que está directamente implicada... Muchas veces he comentado con mi mujer: este año, ni regalos de navidades ni leches... para al final, aunque sea, tener un detallito con la poca familia que me queda...


Pero cuando se trata, directa o indirectamente, de festejar a un muerto... No lo puedo evitar, me acuerdo de un fragmento de la película "Creepshow", donde están celebrando el cumpleaños del padre difunto, y éste termina saliendo de la tumba, y en medio de un baño de sangre, reclama: "quiero mi tartaaa"... El único regalo que, en cierto modo, puedo hacerle (al margen de llevarle el socorrido ramo de flores al cementerio y dejarlo sobre su tumba) es convocar algunos buenos recuerdos, que pueden estar más o menos falseados por la memoria, a modo de mínimo homenaje... Pero son muy escasos, porque uno de los efectos colaterales de la muerte, es que olvidas la voz de los difuntos, y demasiadas vivencias se envuelven de brumas...


No sé si se trata o no de un buen recuerdo, pero muchas noches nos llevaba, a mi hermana y a mí, a los conciertos del Teatro Real, y en demasiadas ocasiones, me quedaba adormecido, por el cansancio y por la música... y aquellos sueños, breves, tenían cierta aura mágica... pero no los despertares, evidentemente...


Otra imagen que me viene a la mente, es cuando me enseñó a montar en bicicleta, creo que es el regalo que más ilusión me ha hecho en toda la vida... la mejor pruebas es que, 25 años más tarde, todavía la conservo... Son retazos, fragmentos deslavazados de una vida...


Mi padre no era afectuoso, ni conmigo, ni con nadie que yo recuerde (salvo con sus pacientes), por eso no puedo asegurar si son verdaderos o imaginarios estos recuerdos: una mañana, recorriendo la Feria del Libro, cogido de su mano, y comprando tomos de Emilio Salgari, de "los Cinco", "los Siete"... También es el olor del mar, cuando veraneabamos en Cullera, lo que costaba que se metiera en el agua con mi hermana y conmigo, pero luego era imposible sacarle... Aquella forma que tenía de vigilarnos por encima del borde del libro, con las gafas para la vista cansada... Hay cosas que prefiero olvidar, como el permanente humo de Ducados que impregnaba sus ropas... y otras muchas más... de las que ya hablé en su momento...


No era fácil encontrar un regalo para tí, y en más de una ocasión me quedé con las ganas de simplemente darte el dinero para que te comprases lo que quisieras... Sienta muy mal que un hijo intente comprarte algo que te guste, y más o menos se lo tires a la cara, como la corbata de seda italiana que te traje de Roma, o algunos libros que me pasaba muchas semanas buscando, para que luego ni te molestaras en abrirlo...


Querido Papá, dondequiera que estés... Por todos los buenos recuerdos... pero también por todos los mediocres y los malos... Feliz día del padre... a tus cenizas...


miércoles, 17 de marzo de 2010

SABORES DE UNA VIDA

Mira la foto... ¿sientes en los labios el sabor dulzón, pegajoso, de la miel? ¿Te apetecería ser la abeja, que no sabes muy bien si está ejerciendo de catadora de la última cosecha, o si se ha parado solamente para alimentarse y recuperar fuerzas? Igual que los olores te pueden traer recuerdos o deseos de toda tu vida, con los sabores es posible trazar el mapa de tus recuerdos, de tus sueños, y de tus miedos... Te invito a conocer algunos de los sabores que me han acompañado a lo largo de mi vida... aunque como siempre, llegará después el momento en que tú escojas tus propios sabores y vivencias...



Entre mis sabores favoritos, la miel, la de verdad, la recién extraída de la colmena, la que te compras en tarros a granel directamente del apicultor, esa que se licúa en verano, pareciendo casi un jarabe, pero al mismo tiempo, la que se condensa tanto en invierno, que no es posible servirte una cucharada con el café... Si la mezclo con media barra de pan, tiene el sabor de la merienda en campamento de verano en la adolescencia, o el típico desayuno de domingo, con el pan tostado, el zumo de naranja recién exprimida y el café con leche... Si la pongo sobre las fresas, no sé, es un sentimiento más bien romántico, un buen postre con tu pareja a la luz de las velas... Y no puedo evitar el pensar en labios... La miel, es sin duda el sabor de la felicidad...


Huevos fritos con patatas: ese ha sido, durante muchísimos años, el "menú turístico", era casi lo único que comía cuando hacía turismo con la familia... Siendo muy pequeño, nunca me dejaban ver la carta, porque realmente no era necesario... Mi padre era un apasionado conductor, y le gustaba muchísimo viajar por España: creo que nos dejamos muy pocos castillos por visitar en Castilla y León, y su concepto ideal de las vacaciones era un sitio donde se pudieran combinar el relax y el turismo... Como aquellos quince días en Galicia, cuando recorrimos más de 2.000 kilómetros, y por la tarde nos daba tiempo de bañarnos... Por supuesto, en aquél viaje, y en otros muchos, no comí solamente huevos fritos con patatas...

El miedo sabe a las típicas nauseas que te dan minutos antes de vomitar... sabe a resaca de alcohol y de tabaco, tras una larga noche de juerga, casi hasta el amanecer... tiene un extraño gusto metálico, cobrizo... y cuando realmente estamos hablando de terror, siempre me viene a la memoria el sabor del metal oxidado... sobre todo, es la impresión de estar masticando arena, ese fino polvillo que viene del desierto, se mete entre tus ropas, debajo de las uñas, y lo conozco bien, pues he viajado por numerosos desiertos... La garganta se me queda tan seca que no puedo ni tragar ni respirar...

La pasión, la lujuria si quieres, tiene para mí el sabor del chocolate negro, puro, intenso... aunque en algunas ocasiones es como un suculento bombón relleno, de esos que vienen en cajas doradas con grabados, y que se presentan ante tus ojos sobre un lecho de papel exquisito... Cuanto más caro es el bombón, menor es la cantidad que te venden... Se me ocurren pocas cosas más excitantes que un cuerpo, al menos un torso, perfectamente depilado y lavado, para luego curbrirlo de chocolate tibio, y que luego, aquella voz amada te diga: "lámeme..." Se puede hacer lo mismo con confitura de fresas o de arándanos, la versión "cutre" se hace con Nocilla, con nata montada... pero yo sigo siendo un fan del cacao... Aunque tengo entendido que en ciertos restaurantes orientales, los invitados comen una selección de platos de sushi que han sido servidos directamente sobre una señorita casi desnuda...

Un poco por todos aquellos amigos que me he ido encontrando en mi deambular, es el café, pero el de verdad, de cafetera italiana de andar por casa, o de cafetería, lo que más asocio con la noción de amistad: junto a ese olor tan especial de bayas maduradas en países lejanos, como Zambia, Hawai, Costa de Marfil, y que afortunadamente desde hace varios años se pueden conseguir en determinadas tiendas muy especializadas, o algunos comercios de toda la vida, me vienen recuerdos algo difusos, de personas especiales... Aunque de una gran amiga, lo que más recuerdo son los aperitivos a media mañana en la cafetería de la facultad, esos tremendos pinchos de tortilla con mayonesa de bote, alguna cervecita y algún Martini blanco... tiempos muy lejanos...

Si pienso en hacer frente a los problemas, sobre todo en aquellos que más me cuesta encontrar una solución, la boca se me llena del regusto a agua más o menos tibia, más o menos sucia, que con un poco de suerte, se termina mezclando con el harinoso contraste de una manzana... Supongo que muchos de nosotros habéis jugado a pescar una manzana de un barril sin usar las manos, y que luego era un triunfo, un portento de distensión mandibular, lo que os permitía obtener el ansiado premio... que no era tanto la dichosa manzana, como el no quedar en ridículo delante de vuestros compañeros de clase y amigos...

Pero el fracaso total, el más absoluto, el de haber llegado hasta el límite de tus fuerzas, para descubrir que ya no te quedaban, que estabas viviendo de la reserva, que no aguantas más una determinada situación... también me sabe a agua, clorada, demasiado clorada, compartida por al menos dos institutos, tíbia y repugnante al paladar... Cuando un profesor de natación se empeña en llevarte al máximo, que todos nademos los diez o doce largos, además en contrareloj, y que hasta que no termine el último ("por Dios, que no sea yo", piensas mientras sacas la cabeza del agua), los demás no pueden irse a cambiar... Creo que fue en aquellos largos años cuando empecé a odiar las piscinas...

Curiosamente, es el té, sobre todo el Earl Grey, el sabor que acompaña al estudio, a las interminables noches de trabajo en una plataforma de atención al asegurado (más de tres años), y luego, las repetitivas guardias en un edificio desierto... Cuando ni los paseos ni el ejercicio te ayudan a evitar el sueño, y optas por meter la cabeza debajo del grifo para conjurar el sueño... También es un sabor que me recuerda los momentos de relax, pues en los demás trabajos, siempre que he podido, me he llevado la jarra de té, y una buena provisión de bolsitas... y de azúcar...

¿Y las fiestas? ¿La Navidad, los Reyes? Ellos también se distinguen por una mezcla de sabores especiales, el del buen cava, el turrón, el roscón de reyes y, sobre todo, ese chocolate a la taza que mi madre hacía todos los años en casa... Desde que murió mi padre, creo que ese conjunto de sabores se ha reproducido muy pocas veces... Y nada tiene que ver, esta reunión de cuatro gatos mal contados, con aquellos lejanos tiempos donde incluso se ponía una mesa para los niños aparte, y entre primos, amigos de mis padres, algo de familia, eramos veinte, el día de Reyes...

Estos son algunos de los sabores de mi vida... pero que no estarían completos sin mencionar otra de mis grandes pasiones: el cine... El de verano, ese que compartes con una buena cantidad de mosquitos, innumerables críos chillones, con las corrientes de aire que te desconcentran en mitad de la película, las sesiones de mis recuerdos más felices, definitivamente saben a bocata de pan de barra, con chorizo frito bien caliente, o con salchichas blancas o rojas, un par de botellas de agua, y por supuesto, las pipas, cuyas cáscaras o te molestas en guardarlas en una bolsa extra, o las terminas tirando al suelo... Durante el resto del año, a no ser que acuda a una de las pocas salas en Madrid donde no dejan comer nada, casi siempre termino comprando una bolsa de palomitas, más que nada como precaución contra vecinos potencialmente ruidosos...

Por supuesto, falta un penúltimo sabor... la Libertad... Es algo dulce, afrutado, con cierta sorpresa en el interior, ese frescor agridulce... Es un jugoso racimo de uvas negras, bien maduras, incluso con pequeñas picaduras de las avispas, que te llena la garganta de esa sinfonía de pequeños toquecitos que hacen que cada una de ellas sea única... De tí depende, como siempre, el añadirle el pequeño amargor suplementario de los pipos, que yo prefiero evitar...

No, tampoco te he hablado, querido lector, del mayor, del más importante de los sentimientos, del que realmente marca la diferencia, ente una vida solitaria y otra plena, el que más une a las personas, pero que al mismo tiempo más nos hace sufrir... el Amor, ese sentimiento dual, que cuando se alcanza y se realiza puede tener el sabor de los labios de la persona amada... y cuando no se consigue, se tiñe de salobre por las lágrimas...

Ahora es tu turno, si quieres: elabora tu lista de sentimientos y de sabores o de personas, bucea en tus recuerdos para localizarlos, intenta ser lo más sincero que puedas contigo mismo... Y tal vez te sorprendan los resultados...

lunes, 15 de marzo de 2010

EL ÚLTIMO ALIENTO...



¿En qué piensas cuando ves esta foto? ¿Te preguntas acaso quien és, por qué ha llegado a ese banco, qué está mirando tan atenta, si espera a alguien?


Sí, es otro de mis juegos, para que te metas un poco en la historia, para intentar contarte algo que no puedas suponer desde el principio... Se trata de una escena noctura, y la luz que cae sobre ella proviene de la farola, de estilo antiguo, que está junto a ella... Observa que hay una división, una especie de dualidad, incluso en la pared, en su cuerpo... y quien sabe, tal vez incluso en su alma... El juego de luces y sombras nos lleva por lo tando a una dualidad de opciones... de comienzos y finales para una misma historia... Yo creo más bien que la vida es una sucesión de grises, más claros o más oscuros en función de las horas del día, del entorno, de los recuerdos, de los sueños de futuro... con algunos breves estallidos de blanco/felicidad absoluta y de negro/tristeza... ¿Qué está haciendo Liliana en aquella calle, en ese banco, mirando fijamente a la nada? Sí, se llama Liliana Eloísa, es un nombre como cualquier otro, pero me gusta... Tal vez, lo mejor será que ella nos cuente sus historias...
"Por fin puedo descansar... LLevo casi toda la noche caminando, por una ciudad que no conozco, en la que tampoco tengo amigos o familiares... Esta mañana, me fui de casa con lo puesto, el vestido, la ropa interior, las sandalias, algo de dinero, una rebeca, y el bolso de tela... Necesitaba salir de mi ciudad, respirar aunque sea durante unas horas, o unos días, algo de libertad, de tranquilidad... Ese olor a muerte largamente anunciada, esa respiración fatigosa que se escuchaba desde cualquier parte del piso, el dichoso alcohol de romero y las velas... Vale, tal vez mi lugar era estar junto a él... pero de todas formas, hace demasiado tiempo que no forma parte de mi vida... Nos separamos hace un año, tres meses, seis semanas y un día... Cuando decidió abandonarme por otro... ¡Sí, por otro!... Por mi mejor amigo...
Y quizás sea justamente eso lo que más me duele, no tanto el perderlo a él, a quien en cierto modo sigo amando... sino porque me ha robado a alguien que lleva junto a mí la mayor parte de mi vida... y a él, a mi Amigo con mayúsculas, no lo puedo perdonar... Comprendeme, pequeña estrella que vela sobre mí, nunca he tenido nada en contra de los gays, de hecho, algunos de mis mejores amigos son gays... Tal vez haya sido mucho peor esta teatral "salida del armario" porque no me lo esperaba, porque no quería ver los síntomas que indicaban que mi Andrés estaba pasando por una crisis de personalidad, que se planteaba demasiadas cosas a la vez, que no me las contaba porque "le daba corte" o porque "no quería ofenderme... Pero claro, como toda escena de vodevil, en uno de los viajes que mi Andrés y Luis, mi mejor amigo realizaban juntos por motivos de trabajo (son representantes comerciales de una empresa de sistemas de seguridad), tuvo que pasar lo típico: en el hotel les dan una habitación doble en vez de dos individuales, han firmado un gran contrato, se toman unos copazos para celebrarlo... y terminan amaneciendo los dos en la misma cama... Yo sabía que Luis era gay... pero nunca le dí mayor importancia... Cuando me lo contaron, cuatro meses después de aquella cena, que se habían buscado un pequeño apartamento por Arturo Soria, que se iban a vivir juntos de manera temporal, pero que los dos me seguían queriendo muchísimo, pero como amiga... Creo que perdí los nervios, les insulté, les llamé de todo (traidores fue lo más suave... parece mentira como el dolor agudiza el ingenio y saca lo peor de tí), les pegué con los ojos y los puños cerrados, mientras lloraba, por sentirme tan triste, tan sola de repente, pero también de rabia... Me tomaron los dos entre sus brazos, y allí me quedé, convertida en un emparedado entre los dos hombres más importantes de mi vida... que me habían hecho más daño del que jamás imaginaron... Le dí un fin de semana a Andrés para sacar todas las cosas del piso, dando gracias a quien sea por tener un buen trabajo en una empresa de informática, que me permitiría seguir en aquella casa... Como solo estábamos casados por lo civil, no fue demasiado complicado el separarnos...
Y con el paso de los meses, me olvidé de ellos... hasta hace dos semanas... Luis me llamó al trabajo, no sé cómo había conseguido el número, tal vez de alguna vieja agenda, o de algún amigo... Y me comentó que Andrés estaba enfermo, tan enfermo, de hecho, que se estaba muriendo... Confieso que en un primer momento, imaginé que se trataba de una de esas sórdidas enfermedades de los homosexuales, un sarcoma de Kaposy, el sida o cualquier otra cosa... Por eso, se lo pregunté directamente por teléfono, antes de dejarle continuar con la historia... Me aseguró que no... que se había desplomado en medio de una presentación de un nuevo sistema de seguridad para un pequeño banco... que lo habían atendido "in situ" los sanitarios de la empresa vecina (de teleasistencia)... que lo habían estabilizado en la ambulancia, para trasladarlo al hospital... y que el dictamen de los médicos no era nada optimista: estaba prácticamente paralítico por culpa de los derrames cerebrales, y necesitaba un respirador para seguir viviendo, el tiempo que le quedase... Ayer por la tarde fui a verlos... el pisito estaba muy bien, con mucha luz... Pero no había manera de despejar el olor a enfermedad y a muerte... Andrés estaba demacrado, con esa horrible máquina respirando por él... Sus ojos eran la única parte de su cuerpo que irradiaba vida... Esos ojos verde botella, que me seguían por todas partes, mientras me acercaba a él, me inclinaba, y le besaba en los labios... Luis no estaba mucho mejor, demasiadas horas en vela, junto a un cuerpo que se va apagando lentamente...
Nos retiramos al salón, pero incluso allí escuchábamos el asmático jadear de la máquina... Luis me dijo que no le quedaba demasiado tiempo de vida, que incluso los médicos no se explicaban por qué seguía viviendo... Me quedé con ellos toda la tarde... Y toda la noche... La pasé a su lado... Le dije que no se preocuopara por nada... que Luis y yo seguiríamos a su lado hasta el final... Que aunque no le perdonaba, por haberme abandonado, tampoco le guardaba rencor... Que era así como habían salido las cosas... Y que de todas formas, yo me ocuparía de nuestro hijo, aunque esto se lo dije al oído, muy bajito, aprovechando que Luis estaba durmiendo unas horas en el cuarto de invitados... Incluso le enseñé una foto del bebé, yo estaba embarazada de tres meses cuando "salieron del armario"... Pablo es un niño gordito, alegre, el parto fue muy sencillo y rápido... Durante este día, lo he dejado con mi madre, que vive muy cerca de nuestra casa... y ahora estará durmiendo...
En cuanto vio la foto de nuestro hijo, algo en él cambió... Durante casi una hora le estuve contando pequeñas tonterías, anécdotas y curiosidades sobre ese niño que jamás llegaría a estrechar entre sus brazos, ni que tampoco vería crecer... no por la inmovilidad... sino porque ya no quería vivir más... Por eso me avisó Luis... Por eso mencionó de pasada el testamento vital... Por eso dijo que bastaba con desenchufar el respirador, y en dos minutos, todo habría terminado... Y también por esa causa se tomó un somnífero leve, después de darle un beso en los labios, con lágrimas en los ojos... No ha sido demasiado complicado... Era un enchufe convencional... Un simple gesto, un beso en las mejillas, y sostenerle la mano, dulcemente, mientras sus pulmones se hinchaban por última vez... Cuando todo terminó, escuche un leve sollozo en la puerta de la habitación... Luis estaba de pié, apoyado en el quicio... No pude evitarlo... Era mi Amigo... Le dí un fuerte abrazo... y le acompañé en las lágrimas... Cuando se tranquilizó, le dí un beso en los labios, como hacíamos antes, le acaricié la mejilla... Y abandoné la casa.... Mi papel había terminado en aquella pequeña tragedia doméstica...
Me fui a casa de mi madre, sin contarle nada de lo que había sucedido, y tras pedirle que me cuidase a su nieto un par de días más, preparé un pequeño equipaje, y me fui a la estacíón de Atocha... No me importaba demasiado el destino, mientras fuera un puerto de mar... Necesitaba volver a recordar la libertad, la rutina, sentirme bien, tranquila... Y llegué en cinco horas al ansiado mar... A Benicassim... Y he pasado la tarde sentada en un banco, mirando al mar, a la playa llena de gente por la Semana Santa... He comido en uno de los chirinquitos, una arrocería... Y luego, he seguido paseando por el pueblo, por las Villas del Infierno... Lentamente, las calles se han ido vaciando a mi alrededor... Pero he seguido caminando... Necesito mantenerme activa, para no pensar, para entregarme a la sinfonía de sonidos de la noche...
Y he llegado a este banco... Y me he pasado las dos últimas horas llorando... Por toda una vida desperdiciada... Por la soledad de mi existencia, ya que no he admitido a nadie a mi lado... Pero ahora, tras la tempestad ha llegado la calma, de la soledad... pero también de valorar lo que tengo, mi madre, mis amigos, mi trabajo, y por encima de todo, mi hijo... El recuerdo del hombre que amé.... Dentro de unas horas, el sol asomará por el horizonte... Y con ese amanecer, tal vez buscaré un lugar donde desayunar... y una pensión coqueta, donde dormir algunas horas... Y pasaré aquí algunos días, de todas formas, la empresa me debe vacaciones, y cuando se hayan ido los demás turistas, volveré a Madrid... cuando no me queden ya lágrimas...
Y entonces, en cierto modo renacida, encontraré la paz... Incluso habiéndole robado el último aliento de sus labios...

miércoles, 10 de marzo de 2010

LOS OLORES DE LA MEMORIA


Todos tenemos archivados en la memoria una cierta cantidad de aromas, fragancias, olores, que te traen recuerdos, ya sean buenos o malos, añoranzas, lugares, personas, o cosas... Y de vez en cuando, te entran ganas de llorar cuando hueles una colonia, o te enamoras de una fragancia al entrar en el ascensor... Si lo piensas fríamente, los olores pueden marcar tu vida, y convertirse en una especie de memoria secundaria, como si fuera un chip suplementario del gran ordenador que es tu cerebro...


Pero los recuerdos evocados no tienen por qué ser siempre buenos... ni malos... Todo depende de los factores que tengas asociados a ese olor... Hay dos, sobre todo, que conservarán siempre una inmensa carga mortal: el alcohol de romero, y las velas aromáticas de fresa... Mi abuelo falleció tras una larga enfermedad, que le tuvo encamado durante más de cuatro largos años... Y la mejor manera, o al menos la más eficaz, de evitar las llagas y escaras, eran las friegas con alcohol de romero, varias veces al día, que le daba mi madre y las cuidadoras ocasionales... Es el olor de la enfermedad, degeneración y muerte de mi abuelo... Con las velas aromáticas de fresa, me pasa lo mismo... En los últimos días de vida de mi padre, la única manera de aguantar a su lado era dejando entreabierta la ventana, y con varias velas aromáticas en la mesilla de noche... que no conseguían mitigar el hedor de la muerte y la descomposición que emanaba de su lengua y de su boca, destrozadas por un cáncer...


No todo son malos recuerdos, afortunadamente... Mi madre huele a queso parmesano sobre una lasaña casera recién hecha, a pollo asado con limón y avecrem, a ropa recién planchada... y sobre todo, mi madre huele a regreso al hogar, a demasiadas cosas juntas, para ponerles un nombre... Son olores sencillos, que te llenan de añoranza algunas veces, y que otras te permiten darte cuenta del camino recorrido, de las ganas que tienes de generar ese tipo de olor de referencia... Mi hermana me hace pensar en las bolsitas de lavanda que se ponen en el armario... y en la mezcla de olores del acuario de su tortuga Trasto, cuando tocaba la limpieza... incluyendo el caparazón... a tinta fresca cuando recargaba la pluma... Mi segunda madre huele a cosas buenas, a campo, a talco, a alguna colonia fresquita que no consigo identificar... Mi segundo padre es una mezcla de aromas, a carbón y pastillas de resina en la barbacoa, a polvo de yeso y cemento cuando hace cosas en casa, a madera lacada y pintura de paredes... todo ello mezclado con pequeñas dosis de Old Spice...


Durante toda mi infancia y mi adolescencia, siempre hubo un olor que me ha dado paz, que me hace sentir protegido, que me recuerda mil paseos en sus brazos, y su voz, contándome cuentos todas las noches, escuchando mis confidencias, mis tristezas, mis alegrías... Mi abuelo olía a Alvarez Gómez, y podías seguirle prácticamente por la casa por su fragancia... Ahora, no puedo ni olerla, sin que se me agarrote el alma... Mi padre era mucho más pragmático, le bastaba tener una colonia fresca, en envase de plástico, y conjuntada con el gel de ducha y el jabón... Agua de Lavanda... Jamás he vuelto a comprarla...


Mi mujer huele a futuro... a proyecto en común, a persona encontrada después de demasiado tiempo buscando... No es muy fiel a las colonias, ahora no sé decirte cual es la suya, creo que una de Gal, aunque le gusta mucho Eau Jeune... Cuando me despierto por las mañanas, muchas veces paso la mano por su cabello, y me llevo su recuerdo unos momentos...


Y yo... bueno... creo que huelo a demasiadas cosas por contar... a demasiados sueños por cumplir... a demasiados kilómetros por recorrer... Pero también a cansancio, a neurona recalentada, a sueños rotos... Y sobre todo, a Nenuco... hace muchos meses que recordé aquél aroma en el cuello de una amiga... Y lo tomé prestado desde entonces... Es un poco como volver atrás en el tiempo, y al mismo tiempo enlazar con el futuro... Son buenos presagios...


La libertad tiene para mí un olor especial... El de cualquier cala de las que he visitado en mi vida, esa mezcla de aire, de sal, de agua, de rocas mojadas, de algas... El de cualquier playa al amanecer, cuando no han pasado ni siquiera las máquinas de la limpieza, y tienes para la extensión de las arenas, y la inmensidad del mar... Y su sonido...


Cuando lo compartes con una persona especial, incluso el olor del océano cambia... Así, cada vez que mi mujer pasaba su brazo por mi cintura, abrigada hasta las cejas para protegerse del relente, y juntos compartíamos el último rayo de luz, era el amor lo que se respiraba, al menos para nosotros...



La libertad huele también a camino embarrado tras la lluvia, plagado de hojas caídas, a musgo en el Hayedo de Montejo, sobre los troncos de los árboles, y sobre las rocas... Es también la fragancia de un pequeño regato en Cantabria, que me acompañó durante unas horas en mi deambular... O el extraño silencio entre la niebla y los pastos, cuando te despiertas haciendo vivac en los Lagos de Covadonga, y el mundo de repente no existe... como mucho, alguna vaca...



Como tú, tengo decenas, centenas de olores archivados en la memoria, pero antes de invitarte a que recuerdes los tuyos, compartiré contigo tres más... La Historia, con mayúsculas, tiene una mezcla tan grande de olores, que al final destilan una extraña fragancia, producida por el polvo, de la tierra, que se pega a tus zapatos en las ruinas de las viejas ciudades abandonadas como Palmira o Petra, ese rebufo a establo en algunos pequeños museos de pueblo, las antiguas biliotecas como la del Ateneo Científico y Literario de Madrid, la grandilocuencia de los cirios, en cripas e iglesias, el incienso en catedrales y mezquitas, el acre regusto que invade tu garganta cuando cotilleas los viejos periódicos del XIX...



La Soledad casi siempre está preñada de tristeza, de vejez, pues quien no tiene a nadie de quien ocuparse, a veces se termina abandonando.... También destila cierto aroma a cerrado, a parado en el tiempo, como los típicos salones, donde los sofás y sillones están forrados de plástico, las cortinas son de cretona, la mesa camilla redonda, cubierta con el inevitable cristal para protejer el tapete de ganchillo, con la tele en el lugar de honor.... y donde solo falta el recuerdo de un perro o de un gato, con un regusto a naftalina y a repollo... Pero no es patrimonio exclusivo de los ancianos, todos podemos, en un momento u otro, sentirnos solos, que no es lo mismo que estar solos... Son aquellos días en los que quisieras que una burbuja de plástico te separase de lo más temido, de la muerte, de la tristeza, pero al mismo tiempo ansías el contacto humano, y sales de casa, y te pierdes entre la gente... para encontrarte a mismo... Esa soledad no deseada, muchas veces carece de un olor preciso, pero es como aquellas habitaciones de hotel donde perdura el hedor a tabaco rancio y a sudor, o el de ciertos retretes de carretera, con sus moscas y todo... La soledad huele a piel sudada de un anciano, que ha llevado puesta demasiado tiempo la misma ropa... Huele a alcohol de mala calidad, parcialmente digerido, en una mañana de resaca... Huele a toalla y calcetines abandonados en una taquilla de gimnasio durante el fin de semana... Pero, evidentemente, cuando eres tú quien la escoge y la disfruta, huele a sombra de ciprés en Silos, a amanecer en una azotea de ciudad pequeña...


La Esperanza, para mí, es una mezcla de todas aquellas cosas buenas, que me dan fuerza para seguir adelante en los momentos difíciles.... Es una combinación mágica de aroma de pan de hogaza recién hecho cuando cortas el primer trozo... el olor de la miel virgen cuando te llevas una cucharada a los labios... la fragancia de la hierba recién cortada en un prado humedecido por la lluvia... la ilusión que se desprende de las páginas de un libro nuevo o de un periódico recién impreso... el recuerdo de la sopa casera de cocido, con fideos gruesos, algo de huevo duro... la magia del perfume de la persona amada cuando llegas a casa, y comprendes que él/ella ha llegado antes que tú... los pétalos de una rosa sobre la almohada... la mezcla de sopa de cebolla, una gruesa capa de queso y una gran porción de caldo, saboreados en un pequeño "bistrot" parisino... Y, por encima de cualquier otro olor, aroma, recuerdo, fragancia, especia.... la Esperanza es el olor a futuro por escribir de un recién nacido, que devuelven a los brazos de su madre, o de su padre, después de un buen baño...



Busca y recuerda los olores de tu memoria... Los que te hacen sentir bien... Los que te entristecen... Analiza entre tus recuerdos... Rebusca entre tus miedos si hace falta... Lo que encuentres, sea lo que sea, no te dejará indiferente....


ENTRE SÁBANAS Y ALMOHADAS


Los sueños se deshacen como la nieve al sol,

En los extraños días en que noto tu presencia,

Vivimos, comemos, dormimos juntos, pero

Ya hay demasiadas cosas que nos separan,

Que nos impiden incluso mirar en la misma

Dirección, o sentir que formamos parte

De un “todo”, de una entidad que es superior,

Y más importante, que nosotros por separado,

Dos mitades de de la cama, con un vacío

En el medio, que casi nunca llenamos de besos…



Nuestros cuerpos ya no se buscan en el sueño,

Tal vez porque la cama es demasiado grande,

El edredón demasiado cálido, o porque el tiempo,

Ese gran asesino del amor, incluso del afecto,

Nos ha traicionado entre sus heladas garras,

Reclutando al espacio como necesario compañero,

Mitigando lenta pero inexorablemente la pasión

Que antes nos unía… hasta hacerla tambalearse…

Y de la efusión de los primeros años o meses,

Llegamos casi a la jubilación anticipada…



Sí, es cierto, permanece la ternura, el deseo,

El hacer planes de futuro juntos, la complicidad

De mirar juntos en la misma dirección, sabiendo

Que aunque no estemos comiéndonos a besos,

Por algún extraño motivo, se complementan

Nuestras palabras y nuestros silencios cómplices…

Y casi leemos en nuestras mentes la llamada

De los cuerpos, la palabra se vuelve susurro,

Y luego beso, y el gesto termina en caricia,

Y de ella renace otra vez el deseo, perezoso…



Muchas veces creo que necesitamos algo más

Que nos devuelva la complicidad y la ilusión,

Al menos, de los primeros años de novios...

No debe ser tan difícil, ¿verdad?, recuperar

La magia que sigue latiendo en nosotros,

Y se despierta, y nos sorprende, algunas noches,

Algunas tardes, pues ciertas siestas son gozosas...

Un proyecto en común nos une, es cierto, pero

Nunca está de más añadir más argamasa, de cariño,

Y que nuestras sábanas y almohadas se mezclen de nuevo...




lunes, 8 de marzo de 2010

DEL SILENCIO AL GRITO PRIMIGENIO

Con los labios sellados por tantos sentimientos, lo más sencillo es imaginarse, literalmente, que una cremallera, de las de toda la vida, te los ha cerrado...


Muchas veces, frente al dolor de las cosas que sientes, pero que no puedes contarle a nadie, ni siquiera al perro o al gato (aunque a ellos, precisamente, no les importa demasiado), el silencio es la mejor alternativa...


Pero no decir lo que sientes, negar incluso la posibilidad de estar sintiendo, no es la mejor opción.


Porque, a pesar de tu silencio, las ideas rondan por tu mente, y el no verbalizarlas, no es una solución: dentro de tí, se genera una intensa frustración, un resquemor, que lentamente se va condensando, igual que el vapor dentro de una cafetera italiana, o los pistones del motor de un coche, o el proverbial globo que se hicna demasiado con un compresor...


¿Y qué pasa cuando la presión es demasiado fuerte? ¿Cuando la frustración ante una situación injusta rebasa los límites?


Estalla... Se produce un cataclismo de sentimientos reprimidos, y la persona busca una salida, una canalización para aquél exceso emocional, y no importa nada que seas hombre o mujer, todos estallamos... La única diferencia es la manifestación externa del problema... Así, algunos recurren a las lágrimas, que no deja de ser uno de los mejores remedios conocidos para purgar un exceso emocional, de los más socorridos al mismo tiempo, y también de los más habituales en las mujeres... aunque siempre cabe la excusa de la "mota de polvo en el ojo", del "golpe de viento", de la "lentilla que no funciona bien"... Sí, todos sabemos que los hombres también lloran... pero sigue quedando mal hacerlo en público...
Otra forma de dejar salir toda aquella tensión, que te está devorando por dentro, es el estallido de furia incontrolada: desde la persona que está en su coche y se pone a conducir de manera temeraria, tocando el claxon furibundo... hasta el peatón que se mete en medio de la gente, apartandolos con malos modos... o el profesor que, mortalmente harto de tanto aguantar a unos alumnos a quienes es imposible controlar, le pega un enorme puñetazo a la pizarra (y entonces sí se callan)... y podríamos mencionar otros muchos ejemplos, pues desgraciadamente, la furia, o la ira, es una de las salidas más habituales, que pueden llegar a la violencia de género, los malos tratos...
Por suerte, siempre hay alternativas... "Si tu vida está desenfocada, vuelve al principio de todo... La respiración"... Lo más curioso de este consejo de "Karate Kid" es que funciona muy bien... Por ejemplo, puedes llenar los pulmones de aire mientras cuentas lentamente hasta seis... y expulsarlo lentamente mientras llegas a doce.... Tras varias repeticiones, puedes aumentar el tiempo de inspiración y el de espiración.... Y de esa manera, recobras la calma...
Hay miles de comportamientos diferenciados que a cada persona le sirven de válvula de escape: ir de compras, jugar, el deporte, nadar, correr, escuchar música, practicar algún hobby, leer... El mayor problema de todas ellas es que, normalmente, o no tienes todo el equipamiento necesario (un balón de fútbol y unos amigos, un gimnasio, una piscina, un ipod, un libro), otras veces no dispones del tiempo para desplazarte para algunas actividades, o directamente no puedes abandonar una situación que te está agobiando (el trabajo, un atasco, el metro, algunas comidas de familia, la pareja...), y necesitas un remedio que puedas aplicar en cualquier situación....
Regresamos, por lo tanto, a la respiración... Algo sencillo, necesario, y que funciona...
Vale, siempre puedes recurrir al "grito primigenio", eso de llenar completamente los pulmones de aire, abrir la boca al máximo y gritarle al mundo toda tu frustración, toda tu ira, todo tu cansancio... pero no es algo demasiado aconsejable en cierto ambientes (reunión de trabajo, de familia...), a no ser que estés viendo un partido de fútbol en el estadio, en un bar, en casa, y coincida que en ese momento, te necesitas liberar de tantas cosas...
Sobre los sentimientos inexpresados, al menos con palabras... ¿Por qué no decimos muchas veces lo que pensamos realmente sobre alguien? Se me ocurren algunas respuestas: vergüenza, miedo al rechazo, convencionalismos, inseguridad (sobre nosotros mismos, sobre la otra persona), falta de tiempo (¿falta de tiempo, para decir un par de palabras...por ejemplo "te odio"?), necesidad de contacto visual (o de su ausencia), falta de confianza... Seguro que tú puedes añadir algunas más... Solo me interesan los extremos, el amor y el odio, y en los dos campos se puede aplicar otro viejo principio: "El que no arriesga, no gana"...
Una última consideración... ¿No sería mucho más fácil intentar ser más sincero contigo mismo? ¿No vendría mejor que le comentes a tu compañero que no puedes soportar que coma con la boca abierta? ¿No podrías decirle a esa persona tan especial, y que te hace sentir tantas cosas buenas y especiales, lo importante que es para tí? ¿No resultaría más agradable si en vez de despotricar contra alguien que está aparcando lentamente (por la causa que sea), salir de casa o de la oficina un poco antes?
Los seres humanos no somos una cafetera italiana, ni el motor de un coche... No necesitamos presión suplementaria para funcionar bien... Sólo la necesaria para seguir vivos, y esa ya nos la proporciona nuestro corazón...
Respiración....
Relajación...

viernes, 5 de marzo de 2010

CORAZÓN, ALMA, SENTIMIENTOS Y CEREBRO


Caen las lágrimas sobre el teclado, mientras intento no pensar, no recordar, no llorar, y no sufrir, otra vez, por tu culpa. Si no es fácil odiar a quien amas, es mucho más complicado el no amar a quien no debes, pues el amor es un dictador ciego...


De poco sirve el hacerte el valiente, el afirmar, bajo la luz solar, que ya la has olvidado, que todo pasó, que no te importa... Pero luego, es de noche, a solas con el tiempo, con esos miles de segundos que te esperan de guardia, cuando pierdes el control...



Perder el control, ese ha sido siempre tu mayor temor, y sin embargo, es lo que te hace sentir más libre y más entero... Es imposible ser tibio en el amor, es un sentimiento absoluto, que nace del corazón y del alma... participando un poquito el cerebro...



Por ello, raras veces el famoso "flechazo" te golpea en el momento y en el lugar adecuado... casi siempre, tu corazón ya tiene dueño... Y entonces, no te queda más remedio que negociar, con el corazón, los sentimientos, el alma y cerebro, pues no quieres perder nada...



Y te imaginas la típica silla blanca, de cafetería universitaria, y te vas sentando en ella, por turnos, para encontrar una solución... Al menos, de esa manera aprovechas la noche, mientras intentas alcanzar un acuerdo, como sindicatos y patronal... pero de verdad...


Con el tiempo, con las rondas, con el sonido de tus pasos en el Palacio desierto, y las corrientes de aire, amanece, y sales al jardín en tu culto al Sol...Y recibes en la cara el beso del nuevo día, y el murmullo de la fuente, el piar de los pájaros y las hojas otoñales alfombran el camino al Invernadero...



En el relativo silencio del centro de Madrid, en aquella hora bruja, te das cuenta de que la reunión cuatripartita ha sido fructífera, y te has decidido...Que tu corazón es lo bastante grande para no pertenecer a una sola persona, que puedes enamorarte al menos de otra más, pero siendo sincero y coherente...



Que ya has encontrado a esa persona tan especial, que te hace sonreir solo con pensar en ella, en su sonrisa, o en sus ojos de destrucción masiva... Que sin embargo, no es amor, sino amistad, lo que puedes obtener y ofrecer, y entonces, te pliegas a las reglas del juego, pues ella es tu alma gemela...



Y tú también eres la suya... Gana la razón sobre los sentimientos, el alma sobre el corazón... Una hermosa amistad llena de confidencias... Y solo pedís, que en la próxima vida, os volváis a encontrar, y a reconocer, un poquito antes para que vuestras almas puedan, de nuevo, estar juntas...


lunes, 1 de marzo de 2010

TE PROPONGO UN JUEGO...


Seguro que alguna vez has escuchado la manida frase, esa que tanto en teoría debe gustarle a los fotógrafos, y que al mismo tiempo causa cierta irascibilidad en los francotiradores de las palabras como yo: “Una Imagen vale más que mil palabras…” Además, escrito así, Imagen con mayúsculas… Como para menospreciar a la humilde letra impresa, que aparece negro sobre blanco en el monitor del ordenador, mientras vas creando una historia… De las imágenes más extrañas que dormían en el almacén de la memoria, te propongo la que estás viendo, justo a la derecha del texto…



Es una imagen poderosa, ¿verdad? Al menos, puede generar en quien la contempla una cierta inquietud, y cuanto más la miras, más preguntas pueden surgir… ¿Cuánto tiempo lleva en esa bañera? ¿Por qué tiene puestas tantas velas alrededor? ¿A quién está esperando, si es que realmente pretende que alguien venga? ¿Por qué lleva las medias caladas, cuando es muy posible que no lleve nada más de ropa? ¿Si se echase hacia atrás el tiempo de un parpadeo, qué es lo que verías? ¿Y si se pusiera de pie? ¿Su ropa interior sería negra, eso seguro, pero… de qué tipo? ¿Sujetador sin relleno, o el famoso “push-up”? Mil preguntas, que te puedes ir planteando… ¿Es acaso un homenaje a alguien sobre quien has leído alguna vez? ¿O forma parte de mis recuerdos, o de nuestro inconsciente colectivo?


Lo más curioso es darse cuenta de una cosa: que venga de donde venga, o se dirija hacia el lugar más extraño o secreto, esta chica, solitaria, con cara de triste, no deja de devolverte la mirada, incluso a pesar de sus ojos esquivos… Y también hay otra cosa: ¿por qué transmite tanta tristeza? Algunas imágenes te acompañan, te invitan a seguir un cierto camino, a crear tu propia historia, que no tiene porqué ser, obligatoriamente, un “antes” y un “después” de ese momento que estás viendo, fijado en el tiempo…


En eso, justamente, consiste el juego: en acompañar, durante mil palabras (ahora mismo sólo llevamos 342), un personaje, una idea, un concepto, y sabiendo que, igual que en cualquier editorial de un periódico, tienes justamente ese espacio a tu disposición, y lo que es más importante: que tienes que usarlo de manera sensata, para comunicar algo, y que al final, tenga un sentido, para que nadie se sienta decepcionado, al haberte confiado aquellos minutos, preciosos, escasos que ha requerido su lectura… Ahora,, todo se hace con el ordenador, pero en aquellos tiempos, lo más importante era revisar la paginación de los editoriales, para estudiar el corte en la sala de reprografía… Y pelear por cada línea extra…


Pero sigamos con el juego, comencemos con el “quién”… Se llama Marjolein (Van Braam, por si quieres saberlo), es una chica de Ámsterdam, y tiene diecinueve años, aunque hoy se siente demasiado cansada, como si tuviera sobre los hombros el peso de medio mundo… “Cuando”, más o menos ahora mismo, ha comprobado que lleva unos meses viviendo en un piso de alquiler, compartiendo cama (da igual que sea con chicas o con chicos), de lo que se trata es de asegurarse un techo para esa noche, y para mañana, con un poco de suerte…“Cómo”, esa es la pregunta que por encima de todo la agobia: cómo ha terminado en ese piso cutre, con un pobre chorrito de agua caliente, sin más luz que las velas para iluminar un baño que, de todas formas, prefiere no ver… “Dónde”, bueno… en Madrid, o en Barcelona, en Salamanca, en Santiago de Compostela, en cualquier ciudad donde pueda encontrar estudiantes, con piso alquilado, donde le permitan vivir unas noches, comer algo decente aunque tenga que cocinarlo ella misma… Y llegamos a la clave: “por qué”… en el fondo, esa es la clave de todo… Pero yo apostaría por una historia de amores rotos, traicionados, con un “Viaje al extremo de la noche” a lo Céline, desde una realidad que no le dice nada, que no le aporta nada, en su ciudad natal, quizás desde mucho tiempo antes de haber comenzado a planear su viaje…



Siempre por carretera, dependiendo en buena parte de la caridad, de las personas que han querido ayudarla, trabajando casi en cualquier cosa para sobrevivir, por ejemplo, recogiendo tomates en los invernaderos de Holanda, en algo parecido en Bélgica, pero siempre en movimiento, siempre hacia otro lugar, repartiendo publicidad en París, ayudando a pegar las etiquetas de vino en Burdeos… Durante todos los meses de su viaje, solo ha sido feliz en un sitio: en París, compartiendo buhardilla y sofá-cama con Géraldine, una preciosa azafata de Air France, que le ayudó a reubicar sus prejuicios sobre el sexo lésbico… cuando cierra los ojos, incluso ahora se estremece por el tacto de los pétalos de rosa sobre su espalda… Pero Marjolein se fue de nuevo, buscando posiblemente el mar…


Muchos dirán que se trata de un acto de rebeldía, pero si alguien se lo preguntase, sería una respuesta tan antigua como el mundo: por ser libre, por llegar a aquella remota isla, con la que lleva tanto tiempo soñando, y de la que solamente conserva una vieja postal, tan antigua y descolorida que casi cuesta leerla, aunque ella recuerda sus palabras de memoria… ¿Un antiguo amante? ¿Un padre? ¿Un familiar? ¿Un amigo? ¿Por qué se ha puesto en marcha, de repente? Tantas preguntas… a las que prefiero no dar respuesta… para que tú encuentres la que más te guste…



Pero si te acercas un poco más a la bañera, comprobarás que el final puede ser muy distinto, puer Marjolein ya no tiene ni futuro... Media botella de Cardhu, y una veintena de barbitúricos se encargarán de materializar esta profecía... Si la vida no tiene ningún sentido para ella... tampoco lo tiene el valorarla... Cuando se sienta adormecer, se tumbará en la bañera, con su ropa interior negra, y allí la encontrarán... como una pálida muñeca de porcelana, olvidada por una niña cruel...

Han pasado 1000 palabras…


EL NADADOR Y LA FE


Yo nado, lentamente, estirando mi cuerpo contra la superficie de mi alma, intento olvidar el miedo que me agobia, y mis brazos se estiran, y mi corazón bate... y yo respiro... Nadar, en el fondo, es una cuestión de fé, una fórmula matemática o física, para explicar que es poco probable el que te dé un calambre, y te ahogues en el agua dulce, salada o clorada...




Pero nadar es al mismo tiempo una metáfora, es hacerle frente a un miedo atávico, perder el control de mi vida, de mi entorno, y dejarme llevar hacia lo desconocido... Es admitir, al mismo tiempo, la existencia de una certidumbre, de un miedo irracional, pues al conocer al enemigo, puedo de alguna manera plantarle cara, y luchar...




Cuando nado, sobre todo por la noche, lejos de las luces de la costa, pierdo toda referencia al alejarme de la orilla... o si me interno en el lago... cuando es toy solo, y mi cuerpo se estira para vencer el miedo, y el frío... Estoy temblando, por el miedo, los nervios, y el esfuerzo... pero me sigo alejando de la seguridad, de las convicciones, y tengo que hacerle frente a mi alma... pues eso es justamente lo que esperan de mí, el único hombre de la familia...




Por eso nado, como si quisiera escapar del presente, del pasado, del futuro... y pienso solamente en la próxima brazada, en batir las piernas, en combatir todos y cada uno de los gestos en los que se traduce el temor... Para mí, es una forma de demostrar el valor... Y me basta con un pequeño esfuerzo de la voluntad, para olvidar que estoy en una piscina cubierta, nadando en manada, con los ojos cerrados, y sumido en el pasado...



No soy un mal nadador, aprendí hace muchos años, y no deja de ser una prueba de la fé que debo mostrar al meterme en el agua, porque odio esa sensación de perder el control, de tener que depositar mi confianza en algo tan traicionero como el agua... Cosa curiosa, me encanta bucear, con las gafas de natación, y las lentillas, pues aunque siga sin tener el control sobre mi destino, al menos veo hacia donde me dirijo...



La realidad me atrapa de nuevo en sus redes, y los grititos de los otros humanos, la alegría de los adolescentes y de los niños, los juegos un poco salvajes tapizan la inmesa piscina con sus voces... El calor del agua, el olor a lejía y disolvente, a sudor y a humanidad reconcentrada, son al mismo tiempo mi referencia espacial y temporal, al mismo tiempo que el cansancio que siento en las piernas, en los brazos, y en mis pulmones, que aúllan por una bocanada de aire...



Nadar es, sobre todo, una cuestión de voluntad, de disciplina, hace más de una hora que estoy nadando, y todo mi cuerpo quiere despedirse del agua, de la metáfora, del miedo, de la soledad, de la tristeza... Cien metros más, y habré terminado, pero cuento cada brazada, que me aproxima a mi meta, al final de esta sesión, de esta terapia, en la cual me enfrento al peor de mis miedos...



No hay tiburones en una piscina cubierta, ni asesinos, ni criaturas extrañas, ni medusas, ni seres que habitan en las profundidades, o en los pantanos... Solamente el miedo a alcanzar los límites de la flotabilidad, y el cansancio extremo... Nadar, es para mí una cuestión de fé, el ceder temporalmente el control de mi cuerpo a las leyes de la naturaleza... Y por eso, cuando alcanzo la orilla, me estiro como un gato, y me sacudo el agua de encima, como después de un mal sueño...

DOS MUERTES... TAN DISTINTAS



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Siempre me ha gustado el negro, el color del duelo en nuestra sociedad, en nuestro pedacito del planeta... Es el símbolo de la muerte, poco importa que se manifieste con el brazalete o la corbata para los hombres, o con el sombrerito o el velo para la mujer... Aunque tengamos que celebrar que ya no es algo obligatorio para los niños, como si fuera un viejo uniforme hecho de tristezas, que les impediría jugar, reír, vivir... Pocas cosas se me ocurren que ver a un niño vestido de adulto, con el luto riguroso...






Solamente en algunas zonas de España, los cuervos salen en procesión de la iglesia, para presentar sus respetos a la familia, con el besamanos incluído... Como si de alguna manera ese gesto, ese ritual, pudiera ayudar a la familia, a mitigar el dolor, tantos pequeños gestos, tantas palabras, tantos signos de respeto... Hasta la fecha, solamente he vivido una muerte en la familia de mi mujer, en un pequeño pueblo de Extremadura, y no he podido olvidarla...




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Es el silencio lo que más te sorprende, al principio... Nadie habla, los sollozos de las numerosas mujeres de la familia suben en sordina... y el cadaver, completamente destruido, ese hombre que durante los últimos años de su vida se ha dedicado por completo a olvidar, y hacer olvidar, y eliminar los pecados y los fallos, parece que nos está mirando desde su cama, vestido con su mejor traje, afeitado con mimo, perfumado...


Es imposible no verle, subes tres pequeños escalones, y a la izquierda, en el pasillo, se encuentra el dormitorio principal, con su cama de matrimonio, que nunca más volverá a estar llena; a la derecha, el pequeño salón, con la mesa camilla, su estufa, su brasero de picón... El resto de la casa parece no existir, pero todavía queda un segundo dormitorio a la izquierda, y de frente, el cuarto de baño, y a la derecha, la gran cocina... Demasiados llantos, demasiada tristeza... Sobre todo, se trata de no dejar sola a la viuda, a sus niños, a la familia, ni siquiera frente a la muerte... Aquellos son los recuerdos de una noche tan extraña, que parece detenida en el tiempo...





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La viuda y sus hijos han tomado el control del cuerpo, y con la ayuda de varias vecinas, que lo han hecho no sé muy si como último servicio al difunto, o para compartir un poco el dolor... pero yo habría prescindido, sin mayor problema, de todos los pequeños detalles macabros, de la putrefacción del cuerpo, de los gases, del murmullo sordo y amenazador que emana de su vientre, de la técnica usada para sellar todos los orificios corporales, que tanto interés parece tener la viuda en compartir con cualquiera que esté cerca...





Y yo, el novio de la sobrina, que aún llevando casi tres años en la familia, todavía me siguen preguntando "¿Y tú de quién eres?"... Aquél fin de semana, nos habíamos ido al pueblo, y a las tres de la madrugada, suena el teléfono... y nos teletransportamos a otra dimensión... Y allí estamos, en medio de una extraña ceremonia macabra, dentro de una casa tan llena de gente, que para encontrar un poco de paz, debo entrar en la habitación del matrimonio, que durante unas cuantas horas será la del muerto, para presentarle mis respetos, y recordarle que ha tenido mucha suerte de morir así, en su casa, con su mujer, y con la menor de sus hijas...




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Del resto de la noche, no recuerdo gran cosa, solamente nuestra pequeña conversación: es muy fácil hablar con un muerto, todo le parece bien... Por eso, le repetí aquellas palabras que en el fondo llevaban mucho tiempo luchando por salir de mi corazón: "Has tenido mucha suerte... Después de una cena demasiado abundante, te has sentido mal, y has mandado llamar a Martha, tu hija pequeña, y la has podido ver una última vez, antes de morir... Es cierto, el resto de tu familia ha llegado demasiado tarde, pero no estarán solos ni un minuto, y entre todos los amigos, y tus conocidos, y tus clientes, al menos durante el duelo, no le faltará de nada a tu viuda... Y también puedes sentir el respeto, el amor, de tu pueblo, que rápidamente ha olvidado las malas acciones de tu pasado, cuando no bebías leche de cabra, de vaca, o de oveja, sino demasiados vasos de alcohol... Todo olvidado, al cambiar tú, porque un pueblo pequeño como éste, suele estar dispuesto al perdón... y más aún con la muerte..."




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El día siguiente, sin haber dormido demasiado, regresamos a la casa de la viuda... Se diría que los amigos se han estado relevando durante la noche, como si se tratase de una vigilia pascual, para no abandonarla en ningún momento... aunque tanbién la hayan privado del sueño... Así son las cosas en un pueblo pequeño como el de mi mujer, en el cual todo el mundo se conoce, y continúa así hasta el funeral, que se celebrará por la tarde: los amigos y deudos traen mil platos de comida, bebidas, patatas fritas, tortillas de patatas, crocretas, boquerones... y, para honrar al muerto, litros y litros de leche de cabra, de oveja, de vaca... aquella mañana, muchos de nosotros brindamos con leche...





Por la tarde, el cuerpo es exhibido, dentro de su ataúd, en el coro de la Parroquia del Cristo, y se diría que todo el pueblo desfila delante de la familia, decenas de personas, y por ser el novio de su sobrina favorita, es como si me volviera su "Huomo di fiducia", su representante dentro de la Familia (en el sentido Padrino de la expresión), y creo que jamás he estrechado tantas manos, recibido tantos pésames, olido tantos perfumes... Incluso juraría que varias personas han dado la vuelta varias veces, tal vez para comprobar que todo estaba bien...




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Lentamente, la Iglesia se vacía, después de una hora y media de procesión, durante la cual me encargo, sobre todo, de sostener la mano de mi novia, de consolarla como puedo, pero sin rebasar los límites de la tradición, del buen gusto y de la etiqueta, ni un triste beso puedo darle, y mucho menos un abrazo... Y, para cambiar un poco la perspectiva, comienzo a mirar solamente las manos de los hombres y de las mujeres, a clasificar los perfumes por sus ingredientes (no soporto los que huelen a pachuli ni a vainilla, pero me gustan los afrutados...). Estoy harto de todo este espectáculo, de tanta exhaltación de la muerte, de la piedad cristiana, de los remordimientos...





Veinticuatro horas y pico después de la muerte, y habiendo exhibido el cuerpo delante de la pequeña y de la gran sociedad, de la élite y de la plebe, llega por fin el entierro, entre nuevas manifestaciones de luto, llantos incontrolados, rosas, margaritas, manifestaciones de la tristeza, de la solidaridad, con las típicas frases "Era tan bueno, el pobre..." Y yo, que estaba realmente harto de tanto paripé, tengo la impresión de verlo junto al nicho, con su tres piezas, su corbata, con la cara esbozando una sonrisa canalla, muy Jose Antonio ("el pintor")... y tan tremendamente feliz con sus funerales...




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El segundo difunto, mi padre, difícilmente podría haber tenido una muerte más dura, y más distinta... Con la salud arrasada por un cáncer, con una bomba de morfina... Vestido solamente con una bata como las de un hospital... Una de sus últimas noches en la tierra, la pasé sosteniendole la mano, pidiéndole que se rindiera, que descansase, porque su tiempo ya se estaba terminando... Mientras varias velas perfumadas (de rosas, de jazmín...) intentaban combatir el hedor de su respiración, cargado de muerte, de desesperación, de dolor, y de locura...





El electricista fue el primero en certificar la muerte ("Señora, su esposo no respira..." o algo por el estilo), y se lo dijo a mi madre, que estaba preparando algo de comer en la cocina... Aquél lunes de noviembre, el mismo día que comenté en el Instituto la situación, fue precisamente cuando decidió rendirse... Mi padre, siempre tan coqueto, tan preocupado por las apariencias, por su aspecto... salió de su casa dentro de una bolsa de plástico, sobre una camilla... Nosotros fuimos al tanatorio, para realizar todas las gestiones pertinentes... Y, al final, comer un poco, y descansar... y olvidar su rostro desencajado, tan parecido al de cualquier faraón del Bajo Imperio, pero tan carente de cualquier adorno u oropel, que tuvimos que pedirle a los empleados que se lo taparan con una pieza de lino...




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No, nadie se quedó en el tanatorio a velar a mi padre... Ya habían sido demasiadas las noches sin sueño durante la última etapa de su enfermedad... Se quedó solo, con sus fantasmas, sus tristezas, sus ideas sin sentido, separado del mundo por una gruesa lámina de cristal... Estaba tan demacrado, tan consumido por la enfermedad, y por el sufrimiento, que nadie pudo despedirse de él, ni siquiera yo... En el fondo, solamente comprendí que aquél era el final de la pesadilla de mi madre, cuando fui incapaz de llamar al periódico para gestionar la publicación de su esquela, me quedé sin voz, realmente fue demasiado para mí... y mi corazón se fisuró una vez más...





Nos pasamos la mañana completa saludando a demasiadas personas a quienes solamente había visto en otros funerales de la familia, escuchando los inevitables comentarios de conmiseración, recibiendo el pésame de personas que no recordaba, evaluando si el tiempo había tratado bien o mal a ciertos parientes, fijándome mucho en la ropa que llevaban... Cuando en realidad, lo único que lamentaba era que mi padre no hubiera muerto antes, para haber disminuído la tasa de sufrimiento de mi madre... y también el suyo, porque él era mi padre, aunque no mi modelo, y siempre estaría en deuda por la mitad de mi herencia genética...




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Dos muertes en la familia, dos maneras muy distintas de hacerle frente, pero también, de hacerle frente a la vida, de respetar las leyes de la medicina y del sentido común, o de olvidarlas... La diferencia se encontraba más allá de las profesiones, el tío de mi mujer era pintor de brocha gorda, mi padre era médico, y estoy convencido de que los dos actuaron de la mejor manera... Y sin embargo, siempre consideraré que mi padre utilizó aquél cáncer, que le pronosticaron seis años antes de su muerte, como un arma, contra sí-mismo, y contra todos los que le querían...





Mi mujer, y yo mismo, seguimos pensando de esa manera, después del duelo, y de la reconstrucción, y del balance... Es muy duro pensar que la muerte puede establecer tantas diferencias... Pues solamente en las peores pesadillas, me acuerdo de mi padre, en el momento de su muerte, y su espíritu no descansa, ahora ni nunca, preso entre las garras del dolor que él mismo escogió... Por eso, sigo pensando que mi tío político "ganó" en esta triste competición mortal....