miércoles, 10 de marzo de 2010

ENTRE SÁBANAS Y ALMOHADAS


Los sueños se deshacen como la nieve al sol,

En los extraños días en que noto tu presencia,

Vivimos, comemos, dormimos juntos, pero

Ya hay demasiadas cosas que nos separan,

Que nos impiden incluso mirar en la misma

Dirección, o sentir que formamos parte

De un “todo”, de una entidad que es superior,

Y más importante, que nosotros por separado,

Dos mitades de de la cama, con un vacío

En el medio, que casi nunca llenamos de besos…



Nuestros cuerpos ya no se buscan en el sueño,

Tal vez porque la cama es demasiado grande,

El edredón demasiado cálido, o porque el tiempo,

Ese gran asesino del amor, incluso del afecto,

Nos ha traicionado entre sus heladas garras,

Reclutando al espacio como necesario compañero,

Mitigando lenta pero inexorablemente la pasión

Que antes nos unía… hasta hacerla tambalearse…

Y de la efusión de los primeros años o meses,

Llegamos casi a la jubilación anticipada…



Sí, es cierto, permanece la ternura, el deseo,

El hacer planes de futuro juntos, la complicidad

De mirar juntos en la misma dirección, sabiendo

Que aunque no estemos comiéndonos a besos,

Por algún extraño motivo, se complementan

Nuestras palabras y nuestros silencios cómplices…

Y casi leemos en nuestras mentes la llamada

De los cuerpos, la palabra se vuelve susurro,

Y luego beso, y el gesto termina en caricia,

Y de ella renace otra vez el deseo, perezoso…



Muchas veces creo que necesitamos algo más

Que nos devuelva la complicidad y la ilusión,

Al menos, de los primeros años de novios...

No debe ser tan difícil, ¿verdad?, recuperar

La magia que sigue latiendo en nosotros,

Y se despierta, y nos sorprende, algunas noches,

Algunas tardes, pues ciertas siestas son gozosas...

Un proyecto en común nos une, es cierto, pero

Nunca está de más añadir más argamasa, de cariño,

Y que nuestras sábanas y almohadas se mezclen de nuevo...




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