domingo, 25 de diciembre de 2011

ELEMENTOS

QUISIERA SER como el agua, y fluir por las costuras de la vida, sin pasado ni futuro, solo presente... Y no convertirme en maloliente ciénaga de remordimientos, tristezas y actos fallidos...

QUISIERA SER como el viento, libre para vagar de un lugar a otro, sin comienzo ni final... Y transformarme en el secreto jadeo de dos amantes en el climax...

QUISIERA SER como el fuego purificador, y arrasarlo todo a mi paso, la angustia, la tristeza, la soledad... Y sentir de nuevo la pasión...

QUSIERA SER como la tierra fértil, que renueva el compromiso con la vida... Y tener la promesa de un futuro juntos...

QUISIERA SER como la roca, y preservar por siempre los buenos recuerdos, incluso los verdaderos. Y guardar las voces de los muertos...

QUISIERA SER como el hielo, y conservar la pasión y las promesas, los "te quiero" susurrados al oído y las caricias adormiladas... Y fundirlos cuando faltara ternura...

QUISIERA SER tantas cosas... Agua, fuego, viento, roca, hielo, tierra, hielo... Pero más que nada, quisiera ser de nuevo la mitad de un micromundo, del club más selecto, y compartirlo con Ella...

jueves, 22 de diciembre de 2011

NAUFRAGIO

He naufragado en la vida real al volver de una tormenta de besos en los mundos de tinta...

Durante un rato he desconectado del trabajo, del cansancio, del dolor de pies y de gemelos, la jaqueca, el uniforme marrón relleno de ser humano, la realidad y la soledad...

Y me he sentido bien, mientras lanzaba las redes en los océanos color gris petróleo y verde magenta que anidan en mi interior...

Y he pescado las palabras letra a letra, con desesperante lentitud...

Y luego las he ensamblado sobre la cubierta batida por las olas, como notas en el móvil para plasmarlas esta noche o cuando pueda en el blog...

Y mientras lo hacía me he sentido casi bien, casi entero y casi feliz...

Y al naufragar en la marrón realidad... he tenido ganas de llorar...

TORMENTA DE BESOS




“Varón, blanco, divorciado, busca…” Es curiosa la respuesta de los amigos cuando anuncias tu inminente o consumado divorcio, y la manera en la que varía en función del grado de confianza establecido y del periodo de amistad previo. En esencia, va desde el “¿Ya tienes piso? Porque ella se habrá quedado con la casa…” hasta el “¿Y quién se queda con los niños?”, pasando por preguntas intermedias sobre los motivos de la ruptura, los intentos de reconciliación…


En nuestro caso, me quedo el piso (lo heredé al morir mi padre) y teníamos separación de bienes, lo que ahorra muchos problemas… En cuanto a los hijos, solamente el gato, y me lo quedo yo por razones de espacio tras una ardua negociación… Y el amor falleció por consunción y falta de riego, tras dos años de lenta agonía y varias sesiones de terapia matrimonial que no dieron frutos.



No hubo grandes traumas ni luchas o peleas previas, rompimos incluso por el face, reparto de los bienes y el menaje se zanjó con un “llévate todo lo tuyo y respeta lo mío (libros, películas, discos compactos y vinilos”, incluyendo vajillas, cubertería, juegos de cama y mesa y el espantoso àlbum de la boda… ¡Con la de àlbums de bodas que he preparado para los amigos, y tener que conformarme con semejante espanto! Ocho años de matrimonio y los recuerdos de quince años juntos llenaron apenas dos furgonetas y un mini piso…



No hubo llantos ni besos de despedida (me hizo la cobra la última vez que nos vimos), me quité la alianza al poco de romper, y nuestras familias se siguen hablando de vez en cuando… Todos los trámites los estamos haciendo a través de un bufete de abogados (pagado por mí), para no tener casi ni que vernos, y las cartas están sobre la mesa… “Rien ne va plus, le jeu est fait” (“No hay más apuestas, el juego está hecho »), anuncia el croupier, y la banca siempre gana…



Pero hay demasiadas cosas que nunca te dicen o imaginas al plantearte el divorcio, la primera y más importante es para mí la soledad… Es muy duro cambiar de persona, el “nosotros” por el “yo”…



Los dos hemos salido perdiendo en este aspecto relacional, pero mi “ex” es mucho más sociable que yo, y por su profesión (es auxiliar de clínica en un hospital) tiene muchas más ocasiones de conocer gente nueva cada día, y de establecer amistad con sus compañeras. Yo veo decenas de personas cada día, pero no hablo ni interactúo en ellas (los armarios con patas ni piensan ni hablan ni padecen) (véase “Desde mi invisible silencio”) ni tengo por mi jornada y mis costumbre demasiadas oportunidades de conocer mujeres interesantes o mujeres a secas… No me quedará más remedio que tirar de los amigos para los primeros contactos…



Por eso, la casa se me cae encima, demasiado grande de repente, con algo parecido al “síndrome del nido vacío” de algunos padres al irse los hijos del domicilio familiar, en una fecha cada vez más difícil de establecer por culpa de la “generación ni-ni”, los contratos basura, los “mini Jobs” y la precariedad laboral, entre otras cosas… pero esa es otra historia.



El pobre gato, nuestro primogénito (y unigénito, al menos de momento) al menos ya no llora por los rincones como una Magdalena felina a la hora en la que mi “ex” solía llegar a casa… Tampoco entiende demasiado que ella ya no le quiere, o al menos que no quiere venir a verle más, que no volverá, y que solo me tiene a mí y a mi pequeña familia cuando vienen a vernos…



Pero yo he perdido un hermoso pueblo blanco extremeño, y una gran familia, la de mi “ex”. Siendo hijo de la ciudad, siempre me ha gustado el campo, los atardeceres en medio de la nada, las barbacoas en el patio de la casa o en los cortijos de los amigos, o algo tan simple como conducir hacia el otro extremo de la noche (casi quinientos kilómetros) alejándome de Madrid, con la certeza de encontrar al final del viaje un cálido abrazo y una cama acogedora tras muchas horas al volante. Ahora no tengo ni pueblo, ni casa, ni familia política (un beso a mi prima Marta), ni amigos postizos, ni coche, por lo que estimo que mi pérdida es mucho mayor que la de mi “ex”.

Ella solo ha perdido a mi pequeña familia, al gato, algunos amigos, y varios contactos en el “carapocha” (o “Facebook”)…



Pero lo que más añoro son sus besos, que no en vano de sus labios aprendí a besar: piquitos, con lengua, en la mejilla, compartiendo un caramelo o un chicle de boca en boca o un hielo, calientes y con regusto a café con leche o a chocolate a la taza en la cocina, furtivos tras una cortina en casa de sus primos al poco tiempo de hacernos novios (gracias, ex – primos), en el cuello, en el lóbulo de la oreja con mordisquito incluido, abriendo los ojos al amanecer solo para buscar al otro y besarle antes de volverse a dormir abrazados, robados al sueño, y tan apasionados como para quedarnos solos en un “pub” a altas horas de la madrugada, mientras el pobre camarero, de vuelta de todo, esperaba pacientemente que respirásemos para podernos cobrar y cerrar el local…



Besos, centenares de besos, con los ojos cerrados o entornados, nunca abiertos, públicos o privados, que ahora revolotean de nuevo a mi alrededor con el triste sabor de las cosas perdidas, los recuerdos pasados y los momentos que se fueron para no volver…



Si lo expresase con un anuncio por palabras de los de toda la vida o por la red, pondría “varón, blanco, divorciado y con labios huérfanos busca mujer entre treinta y cuarenta años, para aprender de nuevo a besar…” Porque los besos de verdad ni se compran ni se venden o alquilan, solamente se regalan como moneda de cambio en la balanza del amor… Por muy cursi que suene, es así como lo siento…



Cuando mi corazón se cure un poco más, eso es lo que deseo encontrar, una mujer con quien perderme en una tormenta de besos… Y olvidarnos de todo lo demás…

miércoles, 14 de diciembre de 2011

ESQUÍ DE FONDO

Amarte es sencillo, me basta con tu recuerdo...

Dos años, tres meses y seis días de condena, sin tu sonrisa, sin tu presencia, sin tu risa, sin tí... aquellos lejanos momentos, minutos apenas en verdad, cuando lo mejor de todo el día era llegar al trabajo, levantabas la cabeza, y tras una cascada de cabello rubio dorado, vislumbraba tus ojos, grandes, profundos, azul verdoso, o verde azulado, soñadores, inmensos... Me mirabas, y por esos primeros segundos, intuía cómo sería la tarde: cuando en ellos imperaba la alegría, la fuerza inundaba mis venas; si estabas soñadora, la melancolía me acompañaba un rato; si transmitían cansancio, me arrastraba por las horas muertas; si la ternura los iluminaba, me acompañaban los celos; cuando apareció la profunda tristeza, quise matar por tí; en varias ocasiones, en ellos ví la ira, y temblaron mis huesos...

Fue la típica historia de amor sin amor, de pasión sin contacto: yo era el vigilante, tú la recepcionista, de una cadena de televisión, siempre juntos, de lunes a viernes, pero solamente durante media hora, y después, cuanto te marchabas con una última sonrisa, quedaban ante mí mil ciento setenta segundos, para recordarte...

Según me acercaba a tí, mis ojos seguían paseando por tu cuerpo: resbalando por la tersura de tu frente como sobre nieve recién caída, sorteaban tus cejas perfiladas, y acariciando suavemente tus mejillas, tomaban carrerilla, para propulsarme desde tu hermosa naricita, y aterrizar en tus hermosos, turgentes labios, casi nunca pintados... ¡Cuantas veces tuve ganas de besarlos, de rozarlos, de adorarlos, y no me refiero solamente a la última vez que nos vimos! ¡Cuantas veces imaginé su sabor, tu sabor, tu aliento afrutado!

Mis ojos seguían bajando, deslizandose por tu largo y fino cuello, resbalo por tus clavículas, y me proyecto hacia tus hombros, desde allí, ante mí se abren tres caminos, cada uno con sus peligros: si recorro la curva de tus brazos, fuertes, firmes, suaves y tersos, llego a tus muñecas, y entrelazo la mirada con tus dedos, acariciandolos...

El segundo camino me lleva al valle entre tus pequeños senos, en la espléndida madurez de tus veintipocos años, intento imaginar lo que se siente al recorrerlos, no con la mirada, sino con un lánguido dedo, piel contra piel, o con los labios...

El tercer camino me conduce hacia tu espalda,  me lanzo desde tus clavículas, y aterrizo en tus omoplatos, voy haciendo eslalom entre las vértebras de tu columna, mientras sigo bajando, y pienso en chocolate templado...

Dando un salto de fé, aterrizo en tu ombligo, y me refugio un poquito, protegido por el recuerdo de la entrada en la vida, descanso...

Resbalo hacia tus caderas, una vez más, dudo entre dos caminos, y tomando carrerilla, trazo arabescos sobre tus firmes nalgas, rodeo tu cintura, para continuar después el descenso por tus piernas de gacela, fuertes, prácticas, entrenadas, listas para responder a la primera orden... ¿De quién huyes cuando corres, hacia dónde te dirijes, qué buscas?

Termino el paseo entre los dedos de tus pies, tan pequeños, y remonto el vuelo, directo a tus labios, para robarte un beso...

Pronto hará dos años, tres meses y siete días que te fuiste, que se terminó el sueño... Solamente me quedan algunos recuerdos fugaces, que matará el tiempo, un par de fotos que se han marchitado, de tanto buscar en ellas la sonrisa de tus ojos hechiceros, el fantasma de tu risa, y el aroma a Nenuco en tu cuello...

No hay amor más hermoso, más dulce, más apetecible, que aquél que nunca se ha vivido, que jamás se ha realizado, porque entonces no ha sido mancillado por la realidad... y se convierte en el reflejo de un sueño otoñal, en un recuerdo que te persigue entre la vigilia y el sueño...

Ama, enamórate una y mil veces, sueña, vive, arriesgate... que nunca te puedan acusar, en el último momento, de no haber amado lo suficiente...

DESDE MI INVISIBLE SILENCIO

Desde mi silencio, veo pasar la vida, cada mañana, cada tarde, cada noche, protegido por una coraza invisible, lo veo todo, lo escucho todo, pero casi nadie me ve ni me escucha a mí...

Como otras decenas de miles de personas, en toda España, o millones en todo el mundo, me vuelvo invisible en cuanto llego a mi trabajo, y solamente reaparezco cuando me cambio... Es una de las pequeñas ventajas de vestir uniforme, igual da que sea marrón oscuro, verde guisante y beige, que azul oscuro, o negro con gris y cordón de fantasía, el color es lo de menos, la empresa tampoco importa nada, pues he podido comprobar, en los últimos años, que desaparezco de la vista con mi bonito disfraz...

Poco importa que esté custodiando camiones llenos de mercancías en un puto polígono industrial en las afueras de Madrid, en la sede de un prestigioso periódico, organizando el caos, en unos grandes almacenes, vigilando a los empleados, en un supermercado de barrio, cazando cacos, en las distintas sedes de un Ministerio prestigioso pero utópico (el de Justicia), o en las oficinas de un pequeño y de un gran banco (más bien una financiera atrapa incautos)...

El resultado es el mismo: con el uniforme, no existo. Alguna que otra madre me ha usado para asustar al niño, decirle que se callase, "o se te llevará el guardia"... El tono de algunas personas, y su actitud, siempre cambian: en cuanto te necesitan, existes, y te tratan con algo de cordialidad, te llaman de "usted", te miran a los ojos, te consideran persona... pero en cuanto has aparcado su coche, o les entregas el paquete, o ayudas a cargar la cesta de navidad en el maletero, o les recuerdas que tienen que tienen que recoger el paraguas a las puertas de la sala de exposiciones, en resumidas cuentas, en cuanto termina tu utilidad, se desprenden de tí, y si te he visto, no me acuerdo...

Solamente algunas pocas personas, no llega al diez por ciento, de todas con las que tratas a diario, son capaces de verte, es más, te buscan con la mirada, te sonríen al pasar, se detienen para hablar contigo, aunque sean dos minutos, y puedes tener la certeza de tu existencia...

Si además te encuentras con una gran compañera, cosa que me ha sucedido muy pocas veces en ocho años,
que te habla, te mima, te ayuda, te sonríe y te escucha, y compartís problemas y confidencias, y buscais soluciones, entonces te planteas, que lo mismo tú no eres tan invisible, sino que realmente, el problema es de todos los otros, pues no te ven, porque no quieren hacerlo...

Por eso es tan importante cada sonrisa cada gesto, pues estamos tan faltos de cariño en el trabajo, por mucho que no queramos admitirlo ni verlo, que cada mirada, cada pequeño gesto, cuenta... Recuerda que dentro de cada uniforme, late un corazón, que hay un ser humano que respira, piensa, siente, observa,
escucha, habla, sueña, pasa frío y calor, tiene hambre y sed... No te digo que le des un abrazo, o dos besos, ni la mano... Pero al menos, no rehuyas su mirada, no te escondas, y, si tienes ocasión, sorprendele, o sorprendela, con un sonoro "Buenos días", o "Buenas tardes"...

Para todos los vigilantes de seguridad, auxiliares, personal de mantenimiento, mensajeros, porteros, recepcionistas, camareros, barrenderos, repartidores, auxiliares de clínica, celadores y todos los demás uniformados con quienes comparto tantas cosas, entre otras la invisibilidad... os deseo todo lo mejor, algo que muchas veces se resume en pocas palabras: un buen jefe, un buen ambiente de trabajo y, por encima de todo, un buen compañero... o compañeras...

sábado, 3 de diciembre de 2011

RETALES NAVIDEÑOS

1. Cuando yo era un niño pequeño, la Navidad, así, con Mayúsculas, era una de las fiestas más esperadas durante todo el año, con sus luces, el frío, el misterio, los regalos, la ilusión por aquellos días mágicos y esa extraña sensación de que todo podía ser posible... incluso ser un poquito más felices... Y tenía la enorme suerte de compartirlas con mi hermana y el resto de la familia, muchos de ellos desperdigados a los cuatro vientos por el paso del tiempo y las alas de la muerte... Por eso hoy me apetece volver a recordar algunas cosas de aquellos tiempos... de aquellas navidades de niños madrileños de clase media, en los años setenta y primeros de los ochenta, con la certeza de que muchas de esas cosas buenas no han cambiado con el tiempo...

2. Dos niños pequeños emboscados a los pies de árbol de navidad, en las dos noches mas mágicas del año, esperando la llegada de Papá Noel y de los Reyes Magos... Han aguantado todo lo que han podido, después de la tanda de villancicos, de la cena, incluso de haber sido arropados en las camitas por sus padres y su abuelo... Pero la operación sorpresa está en marcha: esa noche no solo se encontrarán con unos vasos de leche y unos pasteles para tan encantadores personajes, ellos estará allí... Pasan las horas, o los minutos, que a esas edades cualquiera sabe, y nadie viene... Al final, son los padres quienes los conducen de nuevo a sus camitas en mitad de la noche, con la promesa de quedarse ellos de guardia y despertarles cuando llegue San Nicolás... pero esa es una de las muchas promesas que no cumplirán durante su vida, porque al despertarse los pequeños, habrá regalos debajo del árbol... y sonrisas de los padres...

3. Nosotros teníamos suerte: de vivir en una familia que creía a pies y juntillas en Papá Noel y en los Reyes Magos, por lo que los regalos y las celebraciones se multiplicaban por dos... Eramos de los pocos niños del edificio que tenían el privilegio de vivir dos mañanas mágicas con muy pocos días de diferencia, ventajas de ir a un colegio francés donde nos educaban, entre otras cosas, con la creencia de que los buenos actos de los niños buenos tienen su recompensa por duplicado... A veces nos sentíamos un poco mal, porque siempre hay desagradecidos que se empeñan en decir que ninguno de esos mágicos personajes existen, mentiras como que son los padres y los grandes almacenes, pero tampoco se trata de pelearse, como nuestra amiga Montseta, con uno de los alumnos mayores insiste con la cantinela de "son los padres..." ¡Pero qué pena me dan, a mis diez y pocos años, esos niños que han perdido la ilusión!

4. Los regalos nunca eran ni todos los que se habían pedido en las meticulosas cartas a los SSMM los Reyes Magos de Oriente escritas con la ayuda de los padres ni las que se enviaban al Polo Norte... Pero en ambas mañanas, la de Navidad y la de Reyes, encontrábamos paquetes primorosamente envueltos a los pies del árbol, y solo con ir desgarrando los papeles y abriendo las cajas nos ocupábamos buena parte de ambas mañanas... Yo creo que en el fondo, los otros niños del edificio nos envidiaban un poco, por tener padres "rojos" y "afrancesados"... y tener regalos ambas mañanas... y más tiempo para disfrutar con los juguetes, con las cajas y los papeles... Aunque la nuestra no era una familia muy grande, también nos dejaban regalos en la casa de los tíos, de los mejores amigos de mi madre y de otras personas, y los padres nos los daban en diferentes días, para que los disfrutásemos más... ¡Ventajas de Correo Real!

5. Una de las tradiciones más arraigadas en nuestra casa era ir a la Plaza Mayor de Madrid a comprar cada año el Árbol de Navidad... En los años setenta, se formaban colas de coches en los aledaños, con familias enteras pendientes de escoger el más alto, o el más frondoso, aunque todos sabíamos que en el fondo muchas veces eran ramas desgajadas de pinos o abetos mucho más grandes, con los falsos cepellones de arcilla envueltos por un trozo de plástico blanco o una bolsa de basura de las negras... y el único límite para el tamaño del árbol eran el maletero o la baca del coche, en nuestro caso, un Renault 6 TL blanco llamado "Copito" por el borrego de la serie "Heidi". Luego vinieron las nuevas normativas, sobre los árboles con cepellón para favorecer el replantado de los mismos, y al final terminaron imponiéndose en nuestra casa el árbol de plástico plegable y sin sorpresas...

6. Era todo un ritual, llegar a casa con el "árbol" (rama o lo que fuera) y plantarlo en el inmenso tiesto de color amarillo en plástico recio, que durante todo el año esperaba en un rincón de la terraza su quincena de gloria, con sus macizos terrones de arena seca, y que mientras celebrábamos las fiestas se engalanaba con papel albal para tener mejor aspecto. Era toda una labor de ingeniería, llevar el pesadísimo tiesto amarillo al hall de nuestra casa, retirar con unos cucharones la arena seca suficiente del tiesto para "plantar el árbol" (muchas veces sin quitarle las bolsas de plástico, pero haciendo  agujeros para que drenase el agua), y mi hermana y yo ayudábamos lo que podíamos a mi padre en esta tarea, apretando la arena lo mejor posible y ocupándonos del riego cada pocos día,s porque éramos los únicos lo bastante pequeños para arrastrarnos por debajo de las ramas bajas. Una vez plantado el árbol, llegaba la decoración del mismo, con cascadas de espumillón multicolor, riadas de luces y una gran cantidad de bolas de cristal muy antiguas, que mi padre conservaba de su infancia... y solo cuando estaba todo terminado, dejábamos entrar a mi madre y a mi abuelo en la habitación, para que admirasen nuestra obra colectiva... Con el árbol en su sitio a mediados de diciembre, inaugurábamos oficialmente la navidad...

7. Como dicen los ingleses, "Shit happens!", es decir, que a veces las mejores intenciones de renovación se ven saldadas con un fuerte fracaso... Eso es lo que pasó aquellas navidades, cuando a mi padre se le ocurrió que como el árbol no era demasiado grande, seguro que se podía sujetar con carbón de la caldera del edificio, en vez de usar tanta tierra y agua que podía terminar ensuciando el parqué... Y aguantó... al menos lo justo para que terminásemos de decorarlo con todas las guirnaldas, luces y bolas... Pero minutos después de admitir al resto de la familia en la habitación, sucedió la catástrofe: nuestro árbol, profusamente decorado, escogió ese momento para estrellarse contra el suelo, porque el carbón no era una base suficiente... cosa que averiguamos demasiado tarde, en todo caso para las bolas de navidad hacia las que mi padre guardaba un cariño tan especial... Después, mientras que mi madre y mi hermana barrían los cristalitos y despejaban el hall, me fui con mi padre a un comercio cercano, para comprar unas socorridas bolas de plástico, que desde entonces han venido prestando sus destacados servicios en casa, y nuevas guirnaldas de luces... Otro año nos quedamos sin luz por un cortocircuito, y desde entonces cogimos la costumbre de revisar las luces de un año para el otro, y así evitar problemas, antes de colocarlas...

8. La música siempre estaba presente en casa de mis padres, y en aquellas fechas, no podían faltar los villancicos, desde los más tradicionales que hablan de tambores, de peces en el río, de señoras que se peinan, de magos de Oriente... hasta otras canciones algo más "extrañas", por lo menos para algunas de las visitas, que tal vez nunca habían escuchado "Noche de Paz" en alemán, canciones típicas en francés, las poderosas voces de cantantes de ópera con los villancicos más tradicionales, y en cierta ocasión, en maorí a cargo de Kiri Te Kanawa... También había películas fetiche, y muchos años vimos "¡Qué bello es vivir!" en vez de los programas de Nochevieja... eran otros tiempos...

9. La comida, al menos en Nochebuena y en Nochevieja, alcanzaba un gran protagonismo en nuestra casa, como en otras muchas... Además de las sopas, las ensaladas, los cócteles de gambas o de langostinos, los espárragos y todo tipo de postres y de entrantes, la mayor tradición era el pavo relleno... con la receta de mi padre. Casi siempre era para Nochevieja: varios días antes recogíamos el pavo en la carnicería y se guardaba en la nevera, aunque para ello fuera necesario vaciarla en gran parte, y unas horas antes del gran evento, mi padre se quitaba la chaqueta, se arremangaba la camisa y empezaba con la mezcla de relleno, una receta secreta de carne picada, nueces, avellanas, ciruelas, hígado de pavo, coñac y mil cosas más que nunca supe... Con todo listo, y una vez cosido el pavo, mi padre se encargaba de preparar las ciruelas rellenas que hacían de guarnición, envueltas en beicon y pinchadas con palillos sobre el lomo... Dos o tres horas después, el horno había hecho sus labores, y el pavo estaba impresionante: era el momento del flambeado y de interpretar, al menos en los últimos años de reuniones familiares, el famoso "Happy Pavo to you"... Poco importaba que en aquél momento, con casi todas las superficies disponibles de la cocina rellenas de fuentes de comida apetitosa, el pavo casi pareciese menos importante en comparación, pues sabíamos que era el momento estrella de las celebraciones... y el preludio de varios días de comer sobras...

10. Eran los sentimientos que aquellas fiestas generaban en toda la familia, en toda la ciudad, lo que realmente añoro en estas fechas... Aquella inocencia de creer en la magia, de emocionarse con una de las películas navideñas, de pensar que las cosas podían cambiar para mejor, aunque fuera solamente con la lotería de Navidad o con la del Niño... El aroma a regalo recién abierto, el mejor de toda nuestra vida siguen siendo las bicicletas, que todavía conservamos... La ilusión de caminar por las calles de Madrid llenas de escaparates, de ver la vida con otros ojos, los de un niño de diez y pocos años de una familia de clase media, es lo que añoro... y al mismo tiempo lo que me apetece compartir en estas fechas... que por desgracia han perdido buena parte de su magia... Se han convertido en retales de las navidades pasadas... que hoy comparto  con vosotros...




domingo, 25 de septiembre de 2011

EL OBSERVADOR...

¿Hasta qué punto vivo?¿Cómo estar seguro de no ser más que otro engranaje dentro de la gran mentira, que desde hace siglos nos venden como “vida en sociedad”?

Miro a mi alrededor, y no me reconozco en muchos de los comportamientos de los que alardean mis semejantes, sobre todo en vacaciones… No soy un espíritu gremial, me basta con una silla y un buen libro, con pasear por la orilla, para sentirme realizado, y feliz… Disfruto con el sonido de las olas, tan constante como finita es mi vida, y de alguna manera me hacen sentir en paz… Si pudiera grabar el sonido del Mediterráneo, y ponerlo como banda sonora de mis noches de insomnio… O embotellar el aroma de las olas, del agua siempre viva, no usaría otro ambientador en mi coche…

Los hombres miran a las mujeres hermosas, a las adolescentes… Es una de esas verdades casi universales, pero que sin embargo, no se admiten… Es algo natural, dispones de quince días para solazarte con cientos de cuerpos, algunos de ellos francamente hermosos, que se ofrecen tumbados, paseando, jugando en la orilla o en el agua… Es como tener barra libre para realizar viejos ritos de valoración… ¡Ojo! ¡Las mujeres hacen lo mismo! La única diferencia es que son un poco más discretas, casi siempre van en grupitos, y siempre se las apañan para ir con un par de amigas que sean un poco menos atractivas que ellas… Y todos, chicos y chicas, meten tripa cuando se juntan con representantes del otro sexo… o del mismo… Y todos, absolutamente todos, rendimos homenaje al inventor de las gafas de sol…

Sábado de borrachera y resaca… Catervas de adolescentes alcoholizados recorren las calles, se bañan casi desnudos en la piscina comunitaria, y dos niñatas de mierda se enfrentan a los vecinos que, a las siete de la mañana, reclaman en los balcones su derecho a dormir… ¿Alguna vez he sido joven? Quiero decir, joven como ellos… cuya idea de la diversión parece ser el emborracharse hasta caer muertos, mezclarlo con pastillas, y con todos los conatos de sexo que son capaces de conseguir en una noche… No me identifico con ellos…

De hecho, no me identifico con nadie… No milito en ninguna formación política, ni religiosa… No me gustan los deportes de masas… No realizo actividades grupales como bailar, o ver un partido… De mi trabajo, mejor no hablar, aunque me permite pagar las facturas, y algunos pequeños vicios…


Mi vida, en cierto modo, es la de un observador… pero ignoro cuanto tiempo podré seguir siendo imparcial… Ni si quiero ser imparcial… Muchas veces, pienso que el futuro ya no vive aquí, que se cansó de tanto esperar que se cumplieran los sueños… El pasado ha muerto, exterminado por tantas esperanzas que murieron sin germinar… ¿Y el presente? Se limita a pasar de puntillas a tu lado, huyendo de los dos mentirosos que quieren alcanzarlo, el “querer” y el “poder”…

Quizás si dejas de quejarte, y haces algo por cambiar tu “aquí y ahora”, serás algo más feliz…



(NOTA: ESTE TEXTO ES NUEVO, NO PROVIENE DEL DESMEMBRAMIENTO DE HOMBRES DE TINTA)

sábado, 10 de septiembre de 2011

RINASCIMENTO...

Suena mucho mejor en italiano que en español... Renacimiento... Solo falta indicar el rumbo, y ya está... No tengo ya un pasado que me importe en exceso, me reafirmo como criatura de presente, y en este presente, que es lo único que en verdad me importa, intento buscar las fuerzas para seguir adelante... y es algo que casi siempre consigo...

El pasado ataca con fuerzas, valiéndose de cualquier pequeño recuerdo, como los peluches que le regalé y que déjó atrás, o nuestro felino y negro hijo, que al menos ya no la espera detrás de la puerta a la hora de su regreso (entre las 22:30 y las 22:45, una hora menos en Canarias)... Y todavía siguen apareciendo prendas de ropa suyas en las lavadoras (ayer fue un calcetín viudo)...

Hacer balande de 15 años juntos ni es fácil, ni es algo que se realice en un solo día, pero no deja de ser necesario... Aunque se podría resumir en una sola frase lapidaria: "Más vale mal acompañado que solo"... En el fondo, creo que ambos, mi ex y yo, partimos de la casilla equivocada en este puto juego de la oca, sin reglas pero lleno de trampas, que es la vida... Ninguno de los dos quería estar solo, y leímos en los ojos del otro la soledad más abyecta...

Algunos de sus sueños se cumplieron con el tiempo: casarse con un madrileño, vivir en Madrid, escapar del pueblo y de Extremadura y de su padre, vivir como una reina, y seguir viviendo del cuento mientras fuera posible (creo que ella inventó el concepto de "generación ni-ni"... También necesitaba presumir del trabajo de su marido con las amistades: "profesor de instituto", aunque sea enseñando lengua francesa, siempre viste menos que "periodista de los buenos" y que "vigilante de seguridad"... De ahí su absoluto desprecio por mi trabajo, ese que nos daba de comer, y a veces hacía innecesarias las ayudas que nos facilitaban las madres (una en forma de transferencia bancaria, la otra como comida congelada o recién hecha). Mi operación a vida o muerte por un apéndice reventado le ofreció la oportunidad de trabajar "en lo suyo", después de tres años de tocarse las narices dentro y fuera de casa; pero al mismo tiempo marcó un lento descenso hacia el purgatorio para nuestro matrimonio... y tres años después, el comienzo del infierno, que duró dos años hasta llegar al punto y final...

¿Y yo, qué estaba haciendo mientras tanto? Sencillo: trabajar, como una mula de carga, soportando el desprecio de mi mujer hacia mis uniformes marrones o verdes, la forma en que torcía la cara al sacarlos de la lavadora y sus patéticos intentos de justificar que "no ha tenido suerte de periodista"... pero olvidando que era lo que me permitía llegar a fin de mes, y financiar sus caprichos, sobre todo, de ropa...

Luego, al cambiar ella de turno, y hacerla fija de tarde, terminó cualquier atisbo de convivencia... y empecé a escribir, entre otras cosas, para ocupar mejor las tardes que con la siesta, alguna compra, y cocinar... No dejé de escribir, esta es la mejor prueba...

¿Y ahora? Muy sencillo, sigo escribiendo, soñando, ella se empeñó en irse de casa cuando la pillé en un renuncio demasiado grande para negarlo, en quince días ha encontrado un pisito cerca de su trabajo... Ella y su madre han renunciado todos mis intentos de ayudarlas a descartar a cerdos y timadores varios, que al ver a una mujer mayor buscando un pisito para su hija se han divertido de lo lindo (cuando yo les ofrecí desde el primer momento mi ayuda para descartar precisamente este tipo de gestiones, personas y lugares)... No tengo la menor intención de ir a verla, es algo lógico, ni de saber dónde vive... Mi madre y mi hermana les han ofrecido una de sus casas propias, para que buscasen con más calma, pero también lo han rechazado de muy mala manera... Yo he vendido el coche, para hacer frente a los gastos del abogado y las costas del juicio; he realizado todas las gestiones en el banco, en la compañía de seguros médicos; y les he dicho a sus padres que pueden quedarse en mi casa el tiempo que necesiten para descansar, pero no a ella...

Y todo porque se aproxima una nueva prueba médica, quizás otra operación... que no creo que sea tan necesaria ni tan complicada, al menos, por lo que he leído e investigado en la red (no olvidemos que soy un periodista de investigación bastante bueno)... Que luego mi madre me diga que "te has portado como un cerdo" y se permita hacer juicios de valor sobre mi matrimonio, cuando no lo ha vivido ni quiere tener datos... o que mi hermana también me acuse, estando en las mismas condiciones de posesión de "la verdad absoluta, impartida por el gran Kajuna" que le permite afirmar ahora que "siempre has sido un desgraciado en tu matrimonio, yo siempre me he dado cuenta, igual que toda la familia"... y yo me callo las ganas de decirle: "Si tan evidente era para ti, ¿por qué no lo has dicho antes, evitandome sufrimientos innecesarios, y aprovechando la ocasión para reforzar tu ego?"

No creo que sea tan dificil comprender que estoy profundamente harto de condicionamientos externos, que solo quiero que me dejen tranquilo, con mis grandezas y miserias, con mis dos trabajos (la literatura es un trabajo que requiere mucho tiempo y esfuerzos), y mis sueños, por los que estoy luchando desde el presente...

"Rinascimento", por lo tanto, pero solo podré llevarlo a cabo si se respetan las reglas de convivencia, o de no convivencia, mis tiempos y espacios, mis ausencias y horarios...

No es tan dificil de entender, ¿verdad?

Bueno, pues parece que me equivocaba...


jueves, 25 de agosto de 2011


MUERTE Y VIDA DE UN BLOG…



         Todo en esta vida tiene que morir: santos y tiranos, coches y lavadoras. Chicles y zapatillas, coches y sueños, amores y juventud… y un blog no tiene por qué aspirar a librarse de ello…



Aquí termina pues la existencia de “hombresdetinta”, en todas sus formas… Para los amantes de las estadísticas, es el final de casi cincuenta mil visitas, unas mil entradas de textos, una sección de poesía que cerré hacia varias semanas… además de los otros blogs paralelos que he ido manejando y creando y cerrando según necesidad… y nace “HdT”, con sus diversas especialidades.. Los textos, me temo, están protegidos por un “anticopy”…pero muchos de ellos forman parte de novelas en curso, o ya terminadas…



Soy lo bastante viejo para no tener ya casi ninguna certeza, salvo que la esperanza y el amor podrían mover el mundo; y que por encima de todo, ni siquiera tú puedes estar seguro de mi existencia; ni yo depender de tus comentarios, o votos, para mi felicidad… En todo caso, han sido un regalo, a veces una dura crítica, pero siempre un plus…



Lo he pasado muy bien durante estos dos años de escritura, de sueños, he volcado muchas cosas entre ríos de tinta… Pero es el momento preciso en que me embarco en algo nuevo: una serie de blogs temáticos, especializados por géneros literarios, y sobre todo, por los gustos literarios, los míos y los tuyos… Es decir: si te gustan los relatos de terror, lo más posible es que no te guste tanto la poesía; y si lo tuyo es la ciencia ficción, pues los cuentos para niños (de todas las edades) igual te dejan indiferente…



Los materiales antiguos, casi todos los que me gustan, irán clasificados, más o menos tal  y como los escribí en su momento, por orden cronológico… Si deseas recordarlos, basta con deslizar el ratón en un sentido; y para leer lo nuevo, pues al revés, y encontrar su marca… Tú escoges… Como siempre…



Aquí nacen pues, estos blogs…



1º)”HdT: Mezcla Especial”. Son los incalificables, mini relatos, cositas varias, que de momento no encajan en los otros apartados, de momento…



2º) “HdT: Románticos Anónimos”. Me gustan las historias románticas, pero son más las que he soñado, o escrito, que las que he vivido… Ya sabes, el drama del fiel amigo, capaz de escuchar, pero con quien jamás te enrollarías, porque no lo concibes posible… aunque te haya demostrado su amor durante décadas… Aquí vendrán algunas de las poesías, que nacieron como relato, y adapté a hachazos, por ser mal poeta… pero que en prosa ganan mucho…



3º) “HdT: Ficciones de la ciencia”… Milenarismo, fin del mundo, manipulación de la mente, extraterrestres, paradojas temporales… casi todo es posible, en un terreno donde casi todo al mismo tiempo está inventado… Pero es mi visión la que te ofrezco…



4º) “HdT: Relatos oscuros”. Es el que menos ha cambiado… pero que condensa sobre todo aquellos temas de los que no quisiéramos hablar en torno de un fuego de campamento… Magia negra, licantropía, asesinos, psicópatas, venganzas, ultrajes, salvajismo, y mucho humor negro… Si te hartaste de leer en mil sitios versiones de “La chica de la curva”, de “Sesión de Ouija”, o de “Has sido tú…”… te invito a conocerlo… pero igual leerás cosas que te lleven a plantearte algunas de tus creencias…



5º) “HdT: Paridas y desvaríos”… Sentido del humor, absurdo, negro, con doble, triple sentido… Negro, blanco, pero sobre todo, rojo furcia y pistacho… Temas, los que quieras… pero algunos de ellos necesitan más de una lectura… ¿Qué pasaría en el mundo si el Amor se suicidara? ¿Por qué llora un sicario al matar a un dentista? ¿Para qué servía la canción “Gwendolyn” en ciertos bares de Malasaña a finales de los ochenta? Humor… y ganas de poner una sonrisa, si me dejas, en tus labios, y provocarte patas de gallo…



6º) “HdT: Medios relatos” Al comenzar una historia, es posible que se te escape de las manos, y que un solo folio, se convierta en cuarenta… pero el argumento es bueno, te gusta, y sigues adelante… Así nace un “medio relato”… Los temas… descúbrelos… y si no te gustan, cambias a otro Pero te recomiendo “Los misterios de la Isla de los Frailes”…



7º) “HdT: Cuentos de la Luna Azul”… Quizás sea el más personal de todos los blogs, pues son los que me gustaría contarle a mi hijo/a, si tuviera alguno… De momento, los reservo para nuestro gatazo “Chiqui”, ahora en régimen de custodia compartida… Son los más tiernos en apariencia, algo así como Jorge Bucay, con pedacitos de Richard Bach, y esencia de Rabindranath Tagore, espolvoreados con Gustavo Adolfo Bécquer… pero tienen mensaje escondido, si deseas buscarlo…



8º) “HdT: Cansada de ser una muñeca”… La primera novela blog que he presentado a un concurso de literatura… la recupero aquí… Mi querida “alter ego”, Beatrice Golden, regresa del limbo… con algunas historias nuevas… y aquellas que fueron naciendo hace algunos meses…



9º) “HdT: Historias a Media Voz”… Más bien un conjunto de relatos cortos, ambientado en el mundo de la radio, que hablan de sentimientos… Está publicado en una editorial, pero también lo tienes en descarga directa y gratuita: forma parte de la anterior etapa del blog…



         Surgirán otros blogs... Escribo por placer, es la única libertad del Blogger o del escritor que no ha triunfado, y me gano la vida observando, analizando riesgos posibilidades, rutas de escape, lo que me pidan… pero tampoco descarto un cambio de rumbo laboral… Me gusta leer, el cine, pasear, regreso a la montaña en breve, escuchar música de casi todo tipo… y soñar… He recuperado la sonrisa, y he perdido algún pequeño  miedo que me atormentaba… Por eso, continúo mi camino…



         Puedes dejar un comentario, o mandarlo al correo privado del blog… pero solo si te apetece… Pues recuerda que la ùnica certeza que ambos tenemos… es que ni siquiera estamos seguros de nuestra existencia, en ambos lados del monitor… aunque igual coincidimos en alguna tienda de libros de viejo… o en el metro… quizás también tomando un pincho de tortilla de patatas en la Plaza de Olavide… o la mejor horchata y leche merengada de Madrid… al menos por ahora, seguiré por allí…



         Gracias, como siempre si eres de los veteranos, o por primera vez, si has llegado hasta aquí…



         Hombre de Tinta…

martes, 16 de agosto de 2011

RAYUELA DE 41 AÑOS...

Esta noche, en pocas horas, cuando los hados y la mala o buena suerte (¿gastroenteritis aguda con deshidratación es buena o mala suerte?) me permitan volver al Mediterráneo, una vez más, con la guardia pretoriana lista, comenzará el último descenso para el perfil del face... y una transformación para estos blogs... metamorfosis, evolución, yo lo llamo simplemente "recuperar las ganas de vivir, y dejar de quejarme de una puta vez"....

Quizás, para quienes me habéis leído desde hace algún tiempo, suene raro... pero es un final y un momento... de cambio... El periodo, quince días, el necesario para aclararme las ideas sobre lo que quiero hacer, lo que realmente puedo hacer, explorar algunas barreras personales de la imaginación, de la realidad... descansar, leer, y dormir... y escribir, claro está...

En la maleta llevo, entre otros, el libro "Rayuela", de Julio Cortázar, que siempre me ha atraído y repulsado a la vez, por la libertad de lectura que representa... y el trabajo, tremendo, del escritor... Bien, este tiempo, hasta el regreso a la vida "normal", será mi rayuela vital... pero eso es algo que solo comprobaréis con el tiempo.... siempre y cuando ambos extremos del monitor decidamos que vale la pena seguir leyendo a alguien que tal vez no conozcas casi de nada, a una persona que igual comparte tus miedos, o a un perfecto desconocido, sobre cuyos blogs (ahora seis en activo en distintos medios, y con temáticas muy diversas, pero hace un año, eran más bien diez), y acabo de liquidar tres en muy pocos días...


Escribo por dos cosas sobre todo: par sentirme más libre, dentro de los límites marcados de la realidad y la costumbre; y para compartir sentimientos.... Por supuesto, escribo porque me gusta expresarme, y porque creo tener algo que decir... pero eso son las dichosas "certezas que ya no tengo"...

Me arrepiento de pocas cosas en los mundos de tinta, pero como ya las he contado en otras entregas, solo las cito muy por encima: de haber pretendido obligar a amigos y conocidos a leerme si no les apetecía (lección asimilada, pero tarde) con el soborno trimestral; de haber escrito mala poesía (sobre todo la amatoria, por eso he liquidado cuatrocientas cuarenta entradas de un plumazo... y veintidosmil y pico visitas)... y de haberme considerado "necesario" o "imprescindible". Frente al deseo del escritor o del blogger de comunicarse, prima siempre la voluntad o el interés del lector....


En la vida real, como tú, y como yo, y como todos, tengo mis propios fantasmas y miedos... pero a veces los errores, la comprensión de los mismos, te hacen más fuerte... Y me siento más fuerte, al menos un poco más que ayer... Eso sí, ni los tatuajes se pueden borrar para siempre... ni el daño que inflijas en el corazón de una persona, en sus sentimientos, desaparecerá... Pero a veces, aprendes... aunque jamás recupere a aquellas tres personas, que saben muy bien quienes son... y yo sé muy bien que no me leerán...

Me arrepiento, por supuesto, de no haber tenido más confianza en mí mismo cuando la necesitaba, de no haber tenido más paciencia cuando alguien la precisaba de mí (desde un caracol hasta mi gato, pasando por un simple "humano"), y de mi fobia al teléfono (heredada de tres años como teleoperador en servicios de emergencia internacionales para empresas de seguros, turno de noche, claro)...

Pero quizás lo que más me duela en este momento, sea el corazón, las oportunidades desperdiciadas en el amor, los egoísmos que todos cometemos de vez en cuando... el dolor que generamos en los demás a veces... y cómo repercute en nosotros mismos... Uno del os mayores de estos dos años (el resto, no me importa) fue confundir musas de carne y sangre, con las de incienso y niebla... y esa ceguera autoinducida para no admitir los problemas que surgen ante tus ojos...

Y no me queda más que la despedida... He convertido fragmentos enteros de mi vida, pedacitos de la tuya, toneladas de sueños compartidos, terrores nocturnos o diurnos, en una "Rayuela" de centenares de textos, que con el paso del tiempo irán apareciendo en sus tomos correspondientes... Los trámites con las editoriales llevan su tiempo siempre, pero lo más difícil suele ser tener algo que presentar... Y yo tengo una novela de amor de ochocientas páginas hasta el momento, una de amor adolescente de doscientas cincuenta, dos colecciones de relatos cortos de humor muy negro de unas doscientas páginas en total, una novela de ciencia ficción en curso de seiscientas páginas... Y la necesidad de dormir pocas horas... y disfrutar con lo que hago... Menos política, sexo del duro y religiones modernas, hay de todo...

Es mi último juego... Si te apetece releer algo, en los blogs más comprimidos es más sencillo seguir la pista, por ejemplo el de cuentos, o el de terror (ese enemigo que vive en nuestro corazón..., y en el tuyo también)...

Quizás lo más importante es que he perdido el miedo a fracasar... y me encanta reírme contigo, y contarte chistes malos, y preparar monólogos del club de la comedia con mi gato (lástima que hable tan poco)....


El resto... es solo tiempo... y sentimientos....

Feliz viaje, si decides acompañarme en el juego... Y si decides dejar de leer... gracias por estos minutos... Nos vemos en quince días, con el primer avance de la novela terminada (unas setenta páginas ya listas para presentar)...



lunes, 15 de agosto de 2011

EL PERIODISMO, LOS RELLENITOS Y EL PARO TÉCNICO....

Si ha leído alguna de las entradas anteriores, de este blog, quiero decir, ya me conocerás un poco: periodista, escritor, conductor, "mutilado de varias guerras contra el deporte", enamorado hasta del aire, casado, y con un gato negro, gordo y zumbón de amito consentido para los dos...

De casi todo lo demás, ya hemos hablado antes... pero hoy, me apetece contarte lo que recuerdo de mi paso, por el periodismo, de los años que luché... y del posterior abandono por otra diosa menos esquiva: la literatura...


En 1994, unos meses antes de que comprendiese y aceptase mis sentimientos por aquella increíble mujer, conocí a un auténtico "Maestro de Periodistas", llamado D. José Altabella... Desde la cuarta planta, donde estaba mi clase, se le escuchaba resollar como una locomotora, y llegaba siempre tarde a las clases, con su sonrisa de abuelo desdentado, y su buen humor.... Por suerte, contaba con la ayuda de su "doctoranda", que al mismo tiempo que preparaba su tesis doctoral, le ayudaba con algunos materiales, sobre todo su voluminoso maletín de cuero, su bastón... y su paquete de "Ducados"...


El Profesor Altabella (emérito en la Complutense) nos contaba sus recuerdos, sus primeros años en el periodismo de combate durante la Guerra Civil, los distintos medios por los que había pasado, las profesiones antiguas que desaparecieron (como los vocecadores de prensa), y tantas otras cosas que solo aparecen en películas como "Primera Plana" o "El Gran Carnaval"...


Pero de casi todas las cosas que nos contó en aquél curso apasionante, me quedé con una: sus citas.... "No es lo mismo decir "los acontecimientos consuetudinarios que suceden en la rúa" que "lo que pasa en la calle". El Buen Periodista debe contar la verdad... con la mayor sencillez posible..."


Años más tarde, yo mismo tuve la ocasión de dejarme los dientes en prensa, radio, televisión revistas especializadas y ruedas de prensa... incluso redacté un par de sueltos publicitatarios... Y con el paso del tiempo, comprendí otras cosas....

Por ejemplo: no es lo mismo ser "el becario" que el "masterópodo".... El becario curra nueve meses durante las clases, "compatibilizando" con sus estudios de la facultad", a cambio del bonobús, a veces un vale para un bocata... y por supuesto, los cuatro meses de vacaciones, le asignan a cualquier sección... a veces incluso a la que ha pedido...

El "masterópodo", casi siempre igual de mal considerado por el personal de la casa, que se avergüenza de él en cuanto comete un error, puede estar incluso peor visto: es como la puta, que además paga por la cama y la bombilla... Es un chaval con la carrera recién terminada, que saca de donde puede medio millón de pesetas, con la vaga certeza de pasar nueve meses estudiando como un cosaco historias que le servirán para luego... y después, como "happy meal", le pasan vales de combustible o de taxis, le sacan de paseo en verano... y junto con todos los demás compañeros, saca adelante los programas e informativos, lo mejor que puede... a cambio de una remuneración que él mismo se ha pagado.... con intereses...


Esto, y lo que sigue, es lo que yo he vivido, estudiado, comprobado.... pero por supuesto, no tienes por qué estar de acuerdo conmigo...

Terminas toda la formación posible, en cuanto la carrera está liquidada, ya no interesas a nadie... y en más de una entre vista de trabajo te escupen a la cara que "con lo que tend´ria que pagarte a ti, tengo a cuatro becarios que incluso me lamen las botas cada mañana" (extraño fetichismo el de aquél jefe de informativos de una emisora local madrileña)...

Estudias más, investigas, la tesis, lo que sea... pero la cosa no cambia demasiado, si no es a peor, siempre hablando de Madrid...

Y entonces, una de esas madrugadas de marcha por Malasaña, cojes un taxi con dos colegas para volver al barrio, y un economista con experiencia nos habla de la "teoría de los números relativos y los coeficientes de absorción, aplicados al periodismo"... No se trata de la teoría de las cuerdas, ni de algo complicado:. en Madrid salen cada año, de facultades, centros concertados, institutos con prácticas en medios y puros vocacionales, salían unos 3.000 periodistas cada año... Pero los medios solo necesitaban, para las vacaciones y los niveles más bajos, 2.500... Es decir, sobran esos 2.500 cada año... y sobrarán 5.000 dentro de dos... y 7.500 en tres más... Eso sin contar con los "colaboradores", los "contertulios", los "famosillos", los "famosetes" y las "niñas y niños monos que lucen palmito"... Vamos, que ni sobreviviendo a una guerra termonuclear, y usando medios lícitos (bajitos, con gafas y algo de tripa y camisetas de los Maiden), jamás trabajaréis de periodistas en Madrid... por supuesto, hay enormes excepciones , personas que trabajan muy duro, tienen suerte, y dan con enormes noticias, como por ejemplo la liberación del funcionario de prisiones capturado por Eta, Ortega Lara... Ella era la única periodista acreditada cerca, y consiguió la entrevista... Hay filtraciones como el "wikilieaks"...


Emigración... Claro... muy sencillo: mismas condiciones que antes... pero encima, sin poder vivir en casa de tus padres para ahorrar algo, y con cualquier tipo de independencia económica y de pareja muy jodida... terminamos la noche tomando un café "ligeramente aderezado con gotas de carajillo" en Atocha, hablando de música, la polis ateniense, los nigromantes... pero de cualquier cosa menos que del futuro...

Y esto era en 1994... Me rendí... tras 400 por correo, llamadas telefónicas a diario, con la "Guía de la Comunicación" siempre a mano, y estudiada a conciencia, innumerables horas esperando en pasillos de oficina, con el currículum la Comunicaciónteleoperador de asistencia...

Años después, un buen amigo, que hacía reparaciones a domicilio, me ofreció trabajar con él, traduciendo los presupuestos para los clientes extranjeros (en Madrid y Periferia)... No pudo ser: me partí la muñeca por cuarta vez (osteoporosis... a los 27 y mal diagnosticada) haciendo deporte...

Un par de semanas atrás, otro buen amigo me propuso ir a pintar casas con él y con su suegro, de aprendiz... La muñeca la tengo por completo paralizada, no puedo casi ni conducir (salvo mi coche automático)... Le agradecí mucho el ofrecimiento...

Por eso me dedico a los blogs, escribo novelas, cuentos... son todas ellas amantes menos casquivanas que el periodismo... y al menos, ni prometo elefantes rosas con pintas verdes esmeralda... ni me engaño... y tengo, como otros muchos millones de afortunados, un trabajo que de vez en cuando me permite llegar a fin de mes con la ayuda de mi mujer y de los cargamentos de comida congelada de mi madre... Y no me quejo....

Porque todo puede mejorar...


Mientras tengamos esperanza... y despertemos del letargo que hace que 13.000.000 de personas no voten... y estemos permitiendo entre todos, los que votamos y los que no, que todo siga igual, como en el sistema bicameral de Cánovas y Sagasta, durante la Regencia de María Cristina.... 8PARA MÁS  DATOS SOBRE HISTORIA, puedes mirar la información en cualquier buscador fiable....

Cordiales maullidos... y el tono rosa del cubo, y lo limpio que está, es gracias al photoshop... y a los chicos de Google...


lunes, 27 de junio de 2011

"DECONSTRUCCIÓN LITERARIA" **

Sueño... En el fondo, todo se reduce a una ecuación matemática: dividir las horas (o minutos) de sueño efectivo, entre el total de horas a trabajar... Y hoy, la balanza de pagos no puede ser más deficitaria... Inquietud, es posible... aunque me he pasado todo el domingo con una serie de ataques de ansiedad que me recuerdan viejos tiempos... no demasiado añorados... Los tres despertadores han sonado con un intervalo de escasos minutos, para recordarme la necesidad de hacer frente al mundo real, a demasiadas cosas que, en el fondo me molestan... Pero ya comienza la cuenta atrás...

Cuando pedí las vacaciones, hace casi un año, tal vez contaba con aprovecharla bien, incluyendo la paga extra, para irnos mi mujer y yo una semanita a la playa, en Benicassim, y que mi madre se quedase con el gato... Ahora, con la dichosa mala salud, me voy al pueblo con mis suegros, para desconectar de Madrid y del trabajo... bueno, y también un poco de mi mujer...

Sobre todo, de mí mismo... Me apetece cambiar de aires, que me mimen un poco, llevarme un cargamento de libros (para poder escoger según mi estado de ánimo), el portátil, y algunos datos que necesito sobre Valencia, para "deconstruir" (como diría Ferrán Adriá o cualquiera de sus adláteres) mi propia creación... Calculo que me faltan cuatro capítulos para terminarla como borrador, habré tardado unos dos meses en liquidar las seiscientas cincuenta páginas, pero sin dedicarle nunca más de dos horas al día, por el trabajo y otras tonterías: vida real, blogs, dormir, estar con la familia... Estoy contento con el resultado, recrear veinte años de la vida y de los amores de una persona y de su entorno más cercano es una experiencia gratificante, sobre todo porque te demuestras a ti mismo que eres capaz de hacerlo... y te permites al mismo tiempo ser libre...

Asusta bastante empezar un proyecto de esa envergadura, no es lo mismo una novela-blog como "Cansada de ser una muñeca", en la que te limitas a escoger las entradas que más te gustan, durante un margen de varios meses, y luego diseñas un personaje central que lleva el peso de la acción, que planificar su evolución vital y laboral, y escoger también las ocupaciones de su familia, amigos... porque tienes un micro-cosmos entre tus manos...

Lo malo de ser géminis es que siempre tienes otro proyecto esperándote, otra idea más allá del arco-iris que te gustaría desarrollar, y siempre corres el riesgo de alfombrar la memoria del ordenador de datos, esquemas, ideas y pedazos de entradas que al cabo de un tiempo han perdido toda su vigencia... Hoy toca hacer limpieza en la memoria del ordenador del trabajo, liquidar entradas moribundas de los blogs, las fotos que no necesito, demasiadas cosas que has ido acumulando con el paso del tiempo...

La limpieza general, por lo tanto, se impone... lástima que no se pueda aplicar también a las neuronas...

sábado, 21 de mayo de 2011

CUARENTA Y UN DESTELLOS....

Al cumplir cuarenta años, yo pensaba que todo sería distinto, desde mi vida en el mundo real, hasta mis versos, fantasmagorías y cuentos. Creía fervientemente  que estaba alcanzando la tranquilidad, y tal vez, la sabiduría... Por supuesto, este año, este ciclo que termina, se ha encargado de demostrarme lo contrario. Sigo haciendo y diciendo chiquilladas de vez en cuando, lo que a mi provecta edad, no deja de ser un halago... Pero también es cierto que, algunas veces, hago daño y ofendo a personas a las que quiero, que no en vano está en el aire la amistad de una persona a quien aprecio mucho, y entre silencios, se pasan los días... y sufren las hadas... y los elfos...

Pero hoy me apetece hacer balance, y compartir recuerdos... Supongo que a estas alturas de la vida, ya debería tener las cosas bastante claras, ser consciente de mis limitaciones, y de las que me imponen la sociedad, el sentido común, la costumbre y mis propias capacidades intelectuales y afectivas. A veces, tengo la impresión de estar predispuesto a no confiar en los demás, ni por supuesto, en mí mismo. Si tenemos en cuenta la famosa pirámide de las necesidades humanas de Maslow, a estas alturas de mi vida, debería encontrarme bastante alto... Pero, al ser géminis, y muy géminis, puedo estar en varios peldaños y momentos a la vez...  Quizás, este sería un buen momento para fustigarme (metafóricamente hablando) por no haber conseguido todas aquellas cosas que los demás (ese amplio colectivo, que engloba a familia, amigos verdaderos, amigos falsos, conocidos... y dentistas) consideran que debería haber logrado en cuarenta y un años de existencia... En el fondo, las me que más paz y satisfacción me aportan han surgido en los últimos dos años... y son aquellas que me llevan a seguir luchando un poco más... Ahora mismo, no sé qué es más sencillo: si torturarse en solitario, o permitir que lo hagan los demás. Es decir, si tú mismo te llamas "¡Gilipollas!" o "¡Imbécil!" cuando has metido la pata, es más fácil que te lo creas, que si lo hace un perfecto desconocido...

Quizás por eso, en plena cuenta atrás, necesito hacer un balance, para colocar de nuevo mi mundo en perspectiva. Si por mí fuera, desaparecería, os lo aseguro, aunque fuera ocho horas, con ropa cómoda, un buen libro, el "MP4" y un par de botellas de agua helada, y me sentaría al borde del lago, en el Retiro, para alejarme del mundo... Y reflexionar, recordar, intentar comprender cómo soy en verdad, tras la máscara y el disfraz, lo que ha sido mi vida hasta el momento, y lo que estoy dispuesto a hacer por cambiarla... Surgen sueños, pensamientos, recuerdos, deseos, imágenes que simbolizarían momentos que deseo recordar, otros muchos para olvidar...
  1. Una rosa de terciopelo morada, en el jardín de mi abuelo, cubierta por el rocío...
  2. El olor de la niebla amaneciendo en la ciudad dormida.
  3. La risa de un niño...
  4. Una pelea de parpadedos con mi/nuestro gato...
  5. El placer y la enorme tristeza de leer la última página de un gran libro...
  6. Escuchar la voz amada al otro lado del teléfono, y saber la enorme distancia que os separa...
  7. La primera vez que montas en bicicleta, cuando te acaban de quitar las ruedecitas...
  8. El vértigo de crestear una montaña de dos mil metros, con un grupo de amigos... después de una larga y difícil ascensión...
  9. El aroma a "Àlvarez Gómez" de mi abuelo", cuando me acunaba...
  10. El pestazo a "Ducados", que siempre envolvía a mi padre...
  11. La primera vez que ví el mar... después de toda una noche de viaje...
  12. Mi profesora favorita, Mme. Flambard, recitando un fragmento de Cyrano de Bergerac.
  13. El calor, sofocante, húmedo, dentro de la Pirámide de Keops...
  14. Aquella tormenta tropical en México, en la ciudad de Palenque... y la forma en que la ropa se nos pegaba a la piel...
  15. Cuando un buen amigo te hace comprender que tienes derecho a ser feliz, a soñar, a vivir como cualquier otro niño (gracias, Quique)...
  16. El segundo gran amor, pero la primera vez que en verdad no te sientes solo, una amistad que dura décadas, aunque los dos hayamos cambiado... pues hace casi veintisiete años...
  17. Locuras de juventud: ir con Fernando, mi mejor amigo al Festival de Cine de San Sebastián, viendo algunos días seis películas, y durmiendo pocas horas... no fuimos al cine ni una sola vez en todo el año...
  18. Un crucero por el Nilo, con mis padres y mi hermana, descubriendo uno de los países más fascinantes del mundo... el Valle de los Reyes, el de las Reinas, la Esfinge...
  19. Aquella larguísima noche en el Transiberiano, escuchando hablar a mi abuelo con un sacerdote de Pamplona...
  20. La película "Les Choristes" ("Los niños del coro"), verla dos veces casi seguidas, y  emocionándome hasta el punto de llorar...
  21. El miedo, la tristeza, la desesperación que se respiraban en el Instituto, aquella fatídica mañana del 11-M... y por supuesto, caminar, envuelto en el dolor de varios millones de personas, por La Castellana el día siguiente.
  22. La amargura de permanecer encamado en el Hospital Militar, con el menisco roto... igual que muchos sueños y esperanzas...
  23. Mi quinto gran amor,  cómo me enamoré de ella de manera fulminante desde el primer momento... y en cierto modo, lo sigo estando, veinte años después...
  24. La desesperación de no encontrar trabajo en Madrid, como periodista, a pesar de tener la carrera, experiencia, y de moverme por todas partes...
  25. La emoción y la añoranza, cuando relees una vieja carta... y la tristeza por tantas ausencias...
  26. La muerte de mi abuelo, que cerró una etapa de mi vida, igual que la de mi padre...
  27. Las voces olvidadas...
  28. Las carreras con aquellos enormes triciclos, en el parque del Retiro...
  29. Aquél larguísimo viaje en coche, hasta Logroño...
  30. Un encuentro fortuito con una de las adolescentes más fascinantes que he visto nunca, hablar unos minutos, y no volver a verla nunca, porque no se presentó a la cita a la mañana siguiente... Como represalia, la he convertido en personaje de un cuento... "Una criatura angelical", lectura recomendable...
  31. El inmenso dolor, de la traición, de la ausencia, del abandono, y de mi propia estupidez, que me hicieron empezar a escribir... con lo que de dos males, nació un bien...
  32. Aquellos ojos de lunes, que me están devolviendo la confianza y las fuerzas... y la esperanza...
  33. La madrugada de un cuatro de abril, cuando mi mujer me enseñó a besar...
  34. Las decenas de amaneceres que he visto desde las alturas, con todo Madrid bajo mis pies...
  35. Llorar, como un niño, cuando escucho la Barcarola de Los Cuentos de Hoffman...
  36. El recuerdo de aquellas pequeñas siestas en el gallinero del Teatro Real, en mitad del "Réquiem" de Mozart... que las ocho y media de la tarde eran demasiado para un niño que no dormía bien
  37. La emoción de compartir con la persona que amas una puesta de sol... y un amanecer... en el mismo día...
  38. La amargura de las oportunidades perdidas, vistas por el prisma de la razón...
  39. La enorme satisfacción de haber encontrado ese pequeño puñadito de amigos, que te hacen sentir bien, te apoyan, ir juntando a personas dispares... y que vayan creciendo...
  40. El inmenso placer y privilegio de conocer y leer a otros "bloggers" y escritores, compartiendo un sueño... que se complementa con el inmenso orgullo de que un puñado de irreductibles galos me esté leyendo, y comentando...
  41. La tristeza de aquello que jamás conseguiré...
¿Más viejo? Es posible... ¿Más sabio? Tal vez... pero siempre, con un corazón demasiado grande... y demasiados sueños por perseguir... Porque dentro de pocas horas cumpliré cuarenta y un años... y todavía no sé si debo soñar, llorar, reír o sonreír...

lunes, 16 de mayo de 2011

La abuela Rose …

TOMADO DEL BLOG "ADAIP, EL CIUDADANO DEL MUNDO", DE JAUME GUIOT.

 

El primer día en la universidad nuestro profesor se presentó y nos pidió que procuráramos llegar a conocer a alguien a quien no conociéramos todavía. Me puse de pie y miré a mi alrededor, cuando una mano me tocó suavemente el hombro. Me di la vuelta y me encontré con una viejita arrugada cuya sonrisa le alumbraba todo su ser.

"Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo?". Me reí y le contesté con entusiasmo: "¡Claro que puede! Ella me dio un abrazo muy fuerte. ¿Por qué está usted en la Universidad a una edad tan temprana, tan inocente?", le pregunté.

Riéndose, contestó: "Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos hijos, y luego jubilarme y viajar".

"Se lo digo en serio", le dije. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad.

Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!", me dijo.

Después de clases caminamos al edificio de la asociación de estudiantes y compartimos un batido de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. Todos los días durante los tres meses siguientes salíamos juntos de la clase y hablábamos sin parar. Me fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo". Ella compartía su
sabiduría y experiencia conmigo.

Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la Universidad; hacía amistades a donde iba. Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla.

Al terminar el semestre le invitamos a Rose a hablar en nuestro banquete. No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad. Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los apuntes.

Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, "disculpen que esté tan nerviosa…. Hace un par de generaciones que no hablo en publico …"

"No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé."

Mientras nos reíamos, ella se aclaró la garganta y comenzó: "No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.' Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días. Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir.

¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo ven!' Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años.

Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.

No me arrepiento de nada. Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos."

Terminó su discurso cantando "La Rosa". Nos pidió que estudiáramos la letra de la canción y la pusiéramos en práctica en nuestra vida diaria.

Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser.

TOMADO DEL BLOG "ADAIP, EL CIUDADANO DEL MUNDO", DE JAUME GUIOT.

viernes, 6 de mayo de 2011

¿SOLEDAD, DIVINO TESORO?

Hay palabras que me dan miedo... la peor de todas, es la soledad... quizás porque he pasado demasiados años solo, incluso en medio de la gente, o porque algunos de los recuerdos que se te graban durante la infancia te persiguen durante toda tu vida, sin importar lo que hagas para exorcizarlos... Odio la soledad... se entiende, la soledad no deseada, aquella que te viene impuesta por las circunstancias...

Llevo demasiado tiempo trabajando al otro extremo de un uniforme, en el lado más marrón y beige, o verde y beige, de la vida, y supongo que ya debería de haber generado los suficientes anticuerpos para inmunizarme contra ella... Mientras seas el único de tu especie en un lugar público, te sentirás solo... Al menos, esto no es un comercio... Durante casi tres meses, estuve de vigilante en un centro comercial, y me sentía fatal cada vez que la típica madre estresada y atareada, que no consigue hacerse con sus fieras, les lleva donde yo estoy, controlando al personal y a los clientes, me señala con el dedo, y le dice, muy seria, a su churumbel: "Mira, que como no seas bueno/buena, este señor te lleva al cuartito..." ¡Señora mía, si supiera usted por qué motivos llevamos a los ladrones al cuartito, y lo que suele pasar después (depende del jefe de tienda llamar o no a la Policía), no lo utilizaría como amenaza! Luego, cuando tienes que llevar a dicho cuarto a una ladrona de las que usan el carrito de bebé y la propia ropa del niño como camuflaje, te aseguras de entrar por parejas, y si no hay ninguna vigilante en el centro, esperas hasta que baje una empleada, o venga una agente de la policía...

Sí, he pasado demasiadas noches al raso, vigilando caminos en una puta nave desierta... He soportado demasiadas veces el desprecio de gorilas humanos, de personas muy nerviosas y de niñatos de instituto (al menos, casi todos los grupos que entraban en Canal + para uno de sus programas estrella)... incluso de delincuentes en cierto ministerio... También he vivido demasiados amaneceres, como para emocionarme con los primeros rayos del sol... y, sin embargo, es una de las pocas cosas que me dan esperanza...

La soledad en el ámbito laboral puedo entenderla, es uno de los requisitos del puesto, como quien dice... y trabajando a turnos, con eso diez minutos de conversación y novedades, tampoco hay ocasión de sentir el famoso "espítiru de cuerpo"... Pero no me quejo: estoy en un buen sitio, tengo una buena compañera, y un par de buenas amigas... además de no pasar frío, ni calor... y tener el servicio cerca...

Dice el refrán que nunca estás del todo solo, si tienes un amigo... y mi pregunta es bien sencilla: ¿los gatos cuentan? Porque en ese caso, ya tendría dos amigos a toda prueba, y un par de decenas de amigos en la red, que tampoco necesitas mucho más... Es curioso: gracias a las redes sociales, puedes tener amigos por todo el mundo, incluso en países que no eres capaz de ubicar en el mapa, y que posiblemente jamás en tu vida conocerás, salvo por fotos... Y no deja de ser importante la labor realizada por las redes sociales: son buenos paliativos para algunas carencias del alma... o como diría mi querido amigo Maslow, "la necesidad de pertenencia al grupo", y "la necesidad de referencia hacia el grupo". En el fondo, aquellos son los motivos que nos llevan a los seres humanos a cometer las mayores estupideces...

Durante los últimos cuarenta años, he formado parte de algunos grupos, unos buenos, otros malos: "el clan de los estudiosos", "los gafapasta", "los mantas" (en el deporte), "el primer grupo de Castores" (Bárcena Mayor), un "dojo", un "club de montaña", un par de asociaciones estudiantiles, "los malotes del insti", los "fabricantes de volcanes en la playa", "la agrupación de amigos fieles", los "fumadores", los "veteranos Boinas Verdes"... incluso durante varios meses estuvimos en un grupo de matrimonios...

Por supuesto, el club más selecto de todo es el que forma una pareja (o un trío, si contamos al gato), no me hubiera importado aumentarlo un poquito más, pero de momento me conformo con unas cuantas plantas, y un proyecto de perro... Es cierto, por parte de mi mujer, sigo teniendo una familia bastante amplia, un pueblo al que viajar si necesito perderme, y un coche que me puede llevar a cualquier parte en pocas horas (que el teletransporte no existe, por mucho que lo use el doctor Spock)...

Pero me sigue dando miedo aquella palabra, "soledad"... se entiende que la no deseada... La del abuelo que se muere de tristeza, literalmente, en su casa, y nadie se percata de ello hasta que empieza a oler... La soledad de cuando no te importa nada ni lo que comes, o cómo te vistes, o si estás o no aseado.. La sensación de haber desperdiciado los mejores años de tu vida... La soledad de la ausencia de la persona amada, cuando tu existencia deja de tener sentido... 

¿Y cómo luchas contra esa soledad? Muchas veces, depende de la edad, y por supuesto, de los recursos... Sin salir de casa, las posibilidades son muy grandes: dormir la siesta, hacer una maqueta, escuchar música, leer un buen libro (o uno mediocre), escribir, hacer un puzzle... inlcuso ponerte a limpiar los cristales, o en mi caso, ordenar las estanterías, pues tengo libros en doble y triple fila... Lo que sea, con tal de no estar inactivo... Porque a veces, el tiempo es el mejor aliado, todo vale con tal de no quedarse en la cama, a contar los minutos con ojos de miope...

¿Y fuera? Como siempre, dependerá de tu grado de soledad, y de tu necesidad de compañía... Si eres poco exigente, un paseo, tranquilo, con la radio o el MP4, sin prisa... También puedes retomar tus conocimientos de patinaje... Pero casi todas las vece, me conformo con ir  a hacer la compra al mercado, ver las mercancías, los puestos, la gente que pasea, admirando los trozos de queso, los encurtidos, y mil cosas más, que atraen la atención... Aunque no compres nada, por lo menos paseas... Pero casi siempre, combino varios vicios menores, y me pongo a leer, en un banco, sintiendo el calor del sol...

Disfrutar, amigo mío, en el fondo, de eso se trata: de disfrutar, incluso de la soledad no deseada...