miércoles, 28 de octubre de 2009

El sabor de la tristeza




Nunca antes me había planteado cual sería el sabor de la tristeza, de la separación, de un adiós que intuyes definitivo, aunque ninguno de los dos lo quiera reconocer así... Porque "Adiós" es una palabra amarga, que se puede dotar de múltiples significados, pero que en el fondo, casi siempre implica separación, tristeza, o como poco, el final de una etapa...


Hoy, sobre tus mejillas, con ese último beso por el que he tenido que luchar contra todas aquellas personas que también querían despedirse de tí... En ese fugaz momento, en ese último abrazo de oso con dos besos de mariposa, tus lágrimas han llegado a mis labios... y me las he bebido, allí mismo, sobre tus húmedas mejillas...



Sí, lo reconozco, he saciado mi sed de tí con el sabor de tu tristeza... Y en ese mismo momento, me he dado la vuelta, con una corta despedida, para no robarte un beso, esta vez de tus labios... Ahora, todo parece más gris, más solitario... Ya no me miras desde las fotos, proyectando tu sonrisa y tu mirada por todas partes, rellenandolo todo con tu cálida presencia... Ya no te daré más veces el relevo, atesorando cada momento de manera (in)consciente, para seguir trabajando... Princesa, qué vacío me has dejado...

martes, 27 de octubre de 2009

Hombres de tinta... y de sangre


Seguramente alguna vez...

habrás vivido uno de esos días,

en los que las palabras no expresan bien

demasiados sentimientos, demasiadas emociones...

y te atragantas con ellas, se convierten

en una bola, que no te deja hacer nada:

tragar, respirar, pensar, expresar, llorar...


Y es entonces, cuando buscas una alternativa,

para que puedas expresarte, para protestar

contra la injusticia, para maldecir la soledad,

cuando se produce el cambio...


Porque entonces, en lo más hondo de tí,

descubres que anida un hombre de tinta,

que tus sentimientos solamente pueden

encontrar su camino con la tinta, pues

ella es la sangre que los alimenta...


Y caprichosos, los sentimientos largo tiempo reprimidos,

las emociones inexpresadas, algunas por inconvenientes,

otras exterminadas en tu corazón, se escapan

de tus poros, fluyen de tus manos, y crean,

sobre el teclado, caprichosas formas,

precarios versos, fantasmagorías e ilusiones,

que poco a poco, van dando forma a un texto...


Y tu mente fluye, creando un mensaje...

Y la tensión se desvanece, lentamente...

Y te vuelves un hombre de tinta...

Y te das cuenta, de que nunca, antes,

te has sentido más libre...