¿Los ves? ¿Los puedes ver tú también? ¿Escuchas sus voces? ¿Sientes las caricias de sus dedos en el viento?
Sí, al principio, yo también pensaba que me estaba volviendo loco...
Que no era posible, que la imaginación, mi gran imaginación, me estaba jugando una mala pasada... Me negaba a aceptar que realmente existieran, que no fueran productos del cansancio, de la falta de horas de sueño, de una mala digestión... Incluso pensaba que la culpa podía tenerla el gazpacho, fuertecito de ajo y cominos, que había tomado en el almuerzo... O que me había confundido de pastillas... Cualquier cosa, menos eso...
Menos admitir que tal vez, mi mundo había empezado a cambiar... para siempre...
Como a tí, que me estás leyendo, también puede pasarte lo mismo, si es que ya no te pasa, te voy a contar mi historia...
Lunes por la mañana, uno como cualquier otro, en principio... Me cuesta mucho levantarme, demasiado cansancio acumulado, es una de las cosas que pasan cuando eres el hermano mayor, y siempre se acuerdan de tí cuando hay que hacer alguna reparación, o un traslado de muebles, o incluso una limpieza a fondo de las bibliotecas... Ella está durmiendo, tranquila, a mi lado, escucho su respiración sosegada, y casi me dan ganas de no ir al trabajo hoy, de alegar que tengo una fuerte jaqueca, y que otro me sustituya... Pero sé que no puedo hacerlo... Por eso, me arrastro hacia la ducha, dejo correr el agua unos minutos mientras me afeito, y luego, me introduzco en la cabina, y el líquido caliente se va llevando, poco a poco, los restos del cansancio... Mientras me estoy secando con la enorme toalla naranja, un poco por costumbre, y otro poco para vencer mis propios miedos, me miro en el espejo... Y me alegro muchísimo de usar colonia Nenuco y no otra que venga en tarro de cristal, pues de repente observo dos siluetas en la superficie azogada: la mía... y la de una mujer, con el torso envuelto en una toalla azúl, la mirada baja, y el pelo cayéndole sobre los ojos... Comprendeme, no me importaría nada que de vez en cuando, una mujer aparentemente hermosa me hiciera compañía en la ducha... el problema es que siempre cierro la puerta con el pestillo cuando voy al baño (comportamiento adquirido cuando era adolescente, y mi padre tenía su consulta de medicina en casa)... y que cuando giro la cabeza como la niña del Exorcista para buscar a la desconocida, compruebo una vez más que estoy solo en el baño... y sin embargo, al mirar de nuevo en el espejo, la sigo viendo... Menos mal que tengo la ropa en el dormitorio, por lo que abro la puerta del baño, y me escabullo hacia un lugar protegido... Me visto a toda prisa, cojo las llaves del coche, y me voy hacia el trabajo...
Al conducir, me empiezo a relajar, la hora punta está siendo bastante clemente conmigo, y no hay mucho tráfico en la M-40... porque al mirar por el retrovisor, veo que tengo un pasajero en el asiento de atrás... Es un varón de raza negra, de unos 20 años, y está muerto... ¿Que cómo sé que está muerto? Porque tiene un puñal clavado en el pecho, y la sangre tiñe su camisa blanca... y no respira... Necesito todos mis reflejos para no perder el control del coche, y de todas formas, pego un frenazo... lo que me vale un claxonazo del coche que me sigue... No me atrevo a mirar por el espejo, y espero que no haya problemas, pero de todas formas, basante tengo con seguir mi camino... Cuando lanzo una furtiva ojeada al asiento de atrás, mi "pasajero" me vuelve a saludar con la mano, y unos segundos después, desaparece...
LLego por fin al trabajo, aparco el coche en la zona reservada a los profesores, y me voy a la cafetería, porque en cierto modo, necesito tranquilizarme con un poco de charla informal, antes de luchar contra las fieras de 3º de la ESO... Creo que no hay nadie en la sala, quitando al camarero nuevo (¿dónde estará Abelardo?), y le pido un café con hielos... Al principio, creo que no me ha oído, pues sigue dándome la espalda, y no hace nada para atenderme... Pero cuando se da la vuelta, mostrándome la palma de las manos, comprendo que auque quisiera hacerlo, tampoco podría... Tiene dos balazos en el pecho... Salgo corriendo, sin mirar atrás... Y llego con unos minutos de antelación a la clase... Es la primera de la mañana, y los alumnos todavía están medio dormidos... Por eso son más manejables... Me cuesta mucho concentrarme, y creo que tengo incluso menos interés que ellos por el "passé composé" (pasado compuesto) y las reglas de los partitivos, pero al apagar las luces para ver un trocito de "Cyrano de Bergerac" (la versión con Gérard Depardieu), se van animando... Una vez más, cuando miro al fondo del aula en penumbras, me parece observar algún movimiento fuera de lugar por el rabillo del ojo, una silueta alta y desgarbada, que desaparece en pocos minutos...
Comienzo a ponerme nervioso, a pensar que el cansancio me está jugando una mala pasada, pues el finde ha sido bastante ajetreado (colgar unos cuadros en casa de mi madre, hacer la compra en el super, cenar fuera con unos amigos...), y por lo tanto, achaco estas visiones a la combinación de mi lamentable estado físico, y mi gran imaginación... Aunque en el fondo, sé la verdad... Termino la jornada con más pena que gloria, porque me cuesta muchísimo concentrarme... Y vuelvo a casa... por no variar, estoy a solas con mi gato... Comisqueo algo, y me duermo la siesta, sirviendo de almohada al rey de la casa, el morrongo, y sus ronroneos me ayudan a conciliar el sueño... Al despertar, compruebo que Chiqui está mirando fijamente la mecedora... y que hay alguien sentado en ella... al menos eso me parece... Al ponerme las gafas, compruebo que, en efecto, tengo el fantasma de una señora mayor, la típica abuelita que hace punto, que me saluda cordialmente, antes de seguir con su labor... Y sé que está muerta, porque le falta la mitad de la cara, volada tal vez por un balazo...
Han pasado ya dos meses... Al principio, me daban mucho miedo... nunca me han gustado los fantasmas... Pero los veo por todas partes... Ten en cuenta que los muertos superan a los vivos en una proporción de varios miles contra uno, en todas partes, y aunque no todas las personas que mueren se convierten en fantasmas (no tengo nada claro el tema de la luz blanca, ni de caminar hacia la luz, y mucho menos la posibilidad de otra vida), hay muchos que se quedan ligados a la Tierra por cualquier motivo... Muchos de los espectros que veo han muerto violentamente... Abundan los asesinatos, mucho más que los suicidios, o los accidentes... Aunque jamás volveré a pasar por delante del número 20 de la calle Alcalá... Ni me acercaré al aeropuerto, por lo menos no a la zona donde se cayó el último Airbus...
Los espíritus caducan, van perdiendo fuerza con el paso del tiempo, se degeneran, se degradan, al ir perdiendo coherencia sus cuerpos... Y por eso, al cabo de varios meses o años, pierden toda su sustancia... Me buscan, y no conozco el motivo... Algunos me hablan... Me cuentan sus historias, sus penas, a cualquier hora del día o de la noche... Ya no sé lo que es la intimidad, ni siquiera cuando estoy en el baño me dejan tranquilo... ¿Te imaginas lo dífícil que es dar de viente, cuando dos o tres cabezas se materializan fuera de la pared del baño? ¿Y afeitarte, pues yo uso navaja, cuando se llena de reflejos ajenos el espejo?
Mi mujer dice que la tengo muy descuidada últimamente... pero me resulta tremendamente complicado concentrarme en hacer el amor, cuando tengo dos o tres fantasmas cotorreando, y dándome consejos para satisfacer a mi mujer... He probado a apagar la luz, por si la oscuridad me facilita la faena, o bien a cerrar los ojos, pero es incluso peor, pues no me concentro, al imaginar que me están observando... Pero lo peor fue aquella noche, que preparé una cena romántica, y un baño con sales y velas y música romántica, y todo iba maravillosamente... cuando una procesión de monjitas se materializó en el dormitorio... y pasó por el medio de la cama... O bien otra noche, cuando ella empezaba a gemir muy bajito y sus uñas se clavaban en mi espalda... y sobre su cuerpo se superpone el de un señor gordo y viejo, que además me guiña el ojo mientras hace gestos obscenos....
No quieren nada, la mayor parte de ellos, ni siquiera demuestra que me están viendo, o que yo pudo verlo... Y casi ninguno de ellos habla... Por eso, se me plantea un gran problema: esto no es como en la serie de Jennifer Love Hewit, "Entre fantasmas": no están en este mundo por un motivo concreto, no tienen un gran secreto que revelar, o al menos no lo hacen de manera consciente, aunque algunos de ellos parecen encontrar un placer maligno en superponerse a las caras y los cuerpos de los vivos, de forma tal que no es posible distinguirlos... Durante tres noches enteras me estuvo rondando un vecino, gran amante de la ópera, pero sin oído musical, y sus berridos me hicieron imposible dormir... Pero el simple hecho de saber que están allí, a mi alrededor, me complica tremendamente la existencia... La intimidad se ha convertido en una utopía...
Por eso te escribo estas líneas... Porque tú también puedes verlos... Lo sé... lo he comprobado hace tres días, cuando te levantaste para cederle el sitio a una señora embarazada en el metro, y solamente nosotros podíamos verla... Por eso te he estado siguiendo estos días... Al final, he descubierto que trabajas en el instituto que está al lado del mío, aunque tú enseñas matemáticas... Averiguar tu nombre ha sido muy sencillo, con el pretexto de que te habías olvidado un libro en el Metro pero, como tu cara me sonaba mucho, me he decidido a preguntar... No sé cómo empezaron a rondarme los espectros, pero he descubierto que casi todos ellos pueden vincularse a otra persona, otro "portador", mediante un pequeño e inofensivo ritual de ligazón, y un soporte físico vinculante... Por eso te han entregado esta mañana "El Principito", edición bilingüe... Y te he mandado este correo... Yo no puedo seguir más con mi lista de espectros... Necesito ayuda para conseguirlo... Es una gran responsabilidad... Pero al menos, he conseguido una forma de liberarme de ellos... Con esta carta, y un par de conjuros, mientras la estás leyendo, se han ido congregando a tu alrededor... Formando un círculo de energía, pues no pueden quedarse solos...
Levanta la cabeza, y revisa tu entorno... Seguro que ya puedes verlos... ¿Puedes verlos?
Este me ha gustado bastante...
ResponderEliminarSi nos superan en número, ¿acaso hay alguien libre de su compañía?