jueves, 3 de junio de 2010

LA ESPERANZA MAYA


Madrid, 20 de febrero de 2012, 21:45 horas...
Dentro de algunas horas, comprobaré si mi teoría es la cierta, la auténtica, la buena, si un simple catedrático de física de un instituto puede acertar con precisión demoniaca allí donde las principales agencias mundiales han fracasado... Sin embargo, daría cualquier cosa por haberme equivocado al efectuar la conversión entre el calendario maya y el gregoriano, o en mis cálculos basados en los más recientes hallazgos de los pergaminos mayas en el templo interior de Tical...
Mi nombre es Gregorio Paredes García... y lo más irónico de todo, es que yo también estoy lleno de futuribles... que, de todas formas, la humanidad entera ha cambiado su futuro por un futurible... Aquellos pergaminos, que mi amigo y discípulo Roberto Mores tuvo entre sus manos durante escasos minutos, son lo único con lo que hemos contado, durante los últimos seis meses, el grupo de investigadores aficionados, los "10 magníficos", para formular una "nueva" teoría sobre las profecías mayas... Y el que se haya descifrado completamente casi todo su lenguaje es una gran ayuda...

Supongo que si no hubiéramos decidido trabajar como los conspiradores de antaño, o sea, con "alevosía, nocturnidad y premeditación", los servidores de las facultades de Ciencias Puras de Madrid, Salamanca y Santiago de Compostela entre otras, al mismo tiempo que los de otras entidades que de manera tan anónima que ni se enteraron nos prestaron sus equipos en tantas y tantas madrugadas solitarias... Con la inestimable colaboración de otros amigos, expertos arqueólogos y literatos, nos pusimos a trabajar, en lo que parecía ser uno de tantos textos retóricos y carentes de mucho sentido, sobre el Apocalipsis... o el fin de los tiempos...
Lo más curioso es que nuestro selecto "club", que llevaba más de cinco años funcionando, investigando temas tan dispares como el contenido de la bodega 7-C del Titanic, los restos del Lusitania y la famosa "Paradoja de Fremiot", de repente se puso de acuerdo para dedicarle nuestras noches a descifrar un pergamino maya... A primera vista, era como otros muchos, una serie de glifos agrupados de la manera tradicional, y tres ilustraciones, que se parecía mucho al famoso Códice de Dresde (Es un almanaque en el que cada día está relacionado con otros días por medio de cálculos astronómicos. Es reconocido el alto desarrollo científico en la astronomía, desarrollaron un sistema notablemente sofisticado de numeración).... Sin embargo, cuando nos embarcamos en la traducción, resultó bastante claro que existían diferencias, sobre todo en el orden de las últimas series de glifos... Y también parecía que, debajo el último dibujo, existía otro más sencillo, y posiblemente más antiguo...
Una vez más, la tecnología punta desarrollada por la NASA, y a la que accedíamos a través de una serie de servidores de confianza, nos permitió usar el mismo software que despejó hace varios meses (diciembre 2011) las últimas dudas sobre la existencia de agua en Marte y de una civilización más avanzada que la nuestra... Pues bien, nuestra sorpresa fue muy grande, al comprobar que no solamente había tres dibujos escondidos debajo de los visibles, sino un nuevo texto en segundo plano... Nos pusimos inmediatamente a trabajar, con renovadas fuerzas: eramos "los 10 magníficos", aunque nuestras vidas fueran anónimas... Dieter Marcus y Paul Klee se dedicaron a analizar los nuevos dibujos; Tomás Gómez y Pablo Rodríguez se centraron en los antiguos; Frank del Castillo y Aurélie Smith compararían los nuevos textos; mientras que Anne Lise Bernard, Douglas Child, Luis Ramirez y yo nos ocupabamos de coordinar todos los datos, hasta que dispusiéramos de los datos astronómicos y matemáticos necesarios, pues uno de los conceptos que desciframos más rápidamente no admitía dudas: "fin del mundo"...
Nos pusimos en marcha el 12 de octubre de 2011, y hasta finales de diciembre, no conseguimos avanzar demasiado... Los glifos contaban una historia de volcanes en puntos muy concretos del planeta, de extraños agujeros en la corteza terrestre, de grandes olas... es decir, lo típico de cualquier película de catástrofes, pero escrita por los mayas hace miles de años... Según aquél códice, el proceso comenzaría en 2009, con una serie una serie de catástrofes naturales, que aparecían profusamente descritas, y que se ubicarían en puntos muy concretos del planeta.
Bajo el primer dibujo, encontramos otro, mucho más sencillo, que parecía un planisferio, sobre el que se indicaban una serie de puntos concretos en los que se desatarían las fuerzas de la naturaleza, según se aproximase el fin de los días. La sorpresa fue doble, pues estaban representados con un nivel de detalle similar al obtenido desde nuestros satélites; y por otra parte, se indicaban unas coordenadas con latitud y longitud de las principales catástrofes. Uno puede acostumbrarse a casi todo trabajando tantos años como yo en un instituto público, pero nos sorprendimos muchísimo al cotejar los datos obtenidos.
La manera en que se describía el fin de la Tierra, en el segundo dibujo oculto, no podía ser más gráfica: una especie de pelota, de la que salían unos pequeños surtidores, parecía indicar la intervención de volcanes en el proceso... Dichos volcanes, una treintena distribuidos por todo el globo, se activarían secuencialmente cuando faltasen seis lunas para el final de los tiempos. Una vez más, la localización de las erupciones estaba claramente indicada en el mapa, incluso en zonas completamente inverosímiles, hasta que se produjeron: en Toledo (Ohio), París, Liubiana, Nueva Delhi, Nueva York... Todas ellas ya se han producido, y lo más extraño fue que no han remitido, a pesar de llevar activas más de seis meses algunas de ellas, como el de Wall Street... La semana anterior, se producirían las seis últimas catástrofes: la desaparición de la isla de Lanzarote por una erupción volcánica, la destrucción de Moscú y de Nairobi, el supervolcán de Yellowstone y de la isla de Yersey... y el supervolcán de Madrid...
Pero tal vez, lo más demoledor fue el contenido del último dibujo, donde se especificaba que el lanzamiento de una cantidad tan grande de magma generaría una descompensación del núcleo terrestre y, a su vez una implosión total de la corteza terrestre, con el hundimiento de las placas tectónicas y una inversión de mares y tierras... Aunque ese no sería el final, todavía no, del propio planeta, pues en poco tiempo, entre una y tres semanas, la Luna se estrellaría contra los restos... al haberse modificado, por las inmensas erupciones y las masas de humos y de agua en suspensión, la propia atmósfera terrestre...
No tiene mucho sentido subir estas informaciones a la red, cuando falta tan poco tiempo para el final... No hay ninguna esperanza para la humanidad, no disponemos ni de barcos, ni de aviones, para soslayar la catástrofe... Tampoco tenemos naves espaciales para iniciar un éxodo, ni siquiera como naves nodriza robotizadas para los embriones... Además, quedaba por traducir y reinterpretar el último dibujo maya, donde se precisaba que, al no existir esperanza de salvación para la humanidad, era mejor dar falsas esperanzas: se indicaría por lo tanto una fecha falsa (en diciembre de 2012), mientras que la auténtica, la que habían establecido los astrólogos, era diez meses antes... Es decir, el fin de los tiempos comenzaría el 21 de febrero de 2012... En cifras: 21-02-2012...
De momento, todas las indicaciones del "Codex Ticalensis" han demostrado su exactitud de manera sobrenatural... No lo hemos divulgado hasta este momento, para respetar el deseo de nuestro colega: que se mantuviera la esperanza, y que solo en el último momento la humanidad sepa que el planeta ha llegado a su fin... Tiembla de nuevo la tierra, y donde estaba el Parque del Retiro se eleva, lentamente, una inmensa caldera de magma incandescente...
La esperanza maya...

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