Algunas máscaras dan miedo, otras no. Las que llevamos todo el tiempo, en la vida diaria, no me asustan... Pero las que impiden observar la expresión de otra persona, durante un baile de disfraces, me inspiran terror...
Todo comenzó en la segunda noche de Carnaval, cuando el Casino decidió organizar un evento, parecido al del Círculo de Bellas Artes de Madrid... pero sin tanta etiqueta... que de todas formas, estamos hablando de un pueblo grande de Extremadura... Sobre todo por garantizar la comodidad de los asistentes, de manera excepcional, se alquiló el Pabellón del Parque de los Reyes Católicos, se contrató personal especial para recibir a los invitados y atender en las barras y el guardarropa, y se puso una densa alfombra roja desde la entrada del parque... También se hizo venir una pequeña orquesta, con su cantante más o menos entrada en carnes, y por si alguien se despistaba y venía sin el disfraz, los organizadores compraron un surtido de máscaras, caretas y antifaces a los chinos de la esquina...
Era una hermosa noche, plagada de estrellas, con la luna brillando muy alta en el horizonte, y la fiesta, que llevaba más de tres horas, alzancaba su máximo esplendor... Hasta que llegó ella, envuelta en una especie de sudario magníficamente trabajado, desgastado en los lugares oportunos, con algunas telas de araña perfectamente imitadas (incluyendo las larvas de mosca y las pequeñas cucarachas), y a pesar de todo, sus brazos, y sus manos, y su cuello, eran incluso más blancos que el revoco de las paredes... salvo por algunos cardenales en brazos y muñecas y cuello... De su cara, nada se sabe, pues llevaba puesta una extraña máscara, como la de la foto, con su uniformidad blanca rota por los labios rojos y la parte superior izquierda de color negro...
Aunque nadie sabía de dónde había salido aquella mujer, pues era más que evidente que se trataba de una fémina, incluso sin fijarse en su abdomen distendido, casi de parturienta... No se movía demasiado de su esquina, pero de vez en cuando, se acercaba lentamente a una persona, y tras murmurarle algunas palabras al oído, regresaba a su lugar. Por lo que se supo después, ninguno de los mensajes era precisamente positivo: todos ellos avisaban de calamidades, una inundación en el campo, un coche incendiado, un adulterio, una epidemia en el ganado...
A las cuatro de la madrugada, desapareció igual que vino, sin dejar rastro... Se dice, se comenta, se rumorea, que uno de los más jóvenes (que iba caracterizado como la muerte, con su guadaña y todo) le pidió a la enmascarada que le dejase ver su rostro, pues según ella, de todas formas iba a morir esa misma noche... Ella accedió... Y retiró la máscra... solo para dejar al descubierto los ojos pálidos y sin vida de una mujer muerta...
Han pasado tres meses... y todas las predicciones de la enmascarada se han cumplido... Nadie sabe ni quién era, ni de dónde había salido, ni por qué nos avisaba sobre unas catástrofes y accidentes que no podemos evitar... De todas formas, veo bastante complicado que se produzca una avalancha de nieve a estas alturas del mes de Mayo, y mucho menos con este calor...
¿O tal vez no?
Pues el cielo, de repente, se ha puesto gris... Y están cayendo los primeros copos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario