jueves, 13 de mayo de 2010

LLORA, PAYASO....



Invadido por la tristeza, destrozado por aquél amor que le ha robado la alegría de vivir, por aquella ausencia tan dolorosa, intentas evadirte a través de la música secreta de los viejos amantes, dentro de la fanfarria del circo, el juego de las luces y el silencio de la pista... Y entonces, caminas bajo el foco de los proyectores, hasta el medio del círculo sagrado de arena y serrín... Los niños te aclaman, corean tu nombre... "¡Jean Christophe! ¡Jean Christophe!" Quieren reír... necesitan soñar... El público, exigente, inteligente y posesivo, reclama tus bromas, tus gags, los monólogos chispeantes, algunos trucos de alta magia, y por encima de todo, sonrisas, risas y carcajadas... Tu función es satisfacerlos... Eres "el único, el magnífico, el soberbio... mago payaso...." Y cumples con tu función, en el pequeño gran universo...

Más tarde, tus compañeros te felicitan... "¡Bravo! ¡Magnífico! ¡Espléndido!" Aquellos halagos, aquellas palabras de admiración y ánimo te persiguen... Pero tú no dices nada, no hablas, te limitas a saludar, a sonreir... En el fondo, no tienes nada que contarles... Y sobre todo, no quieres participar en las celebraciones de la última función en aquella pequeña ciudad de provincias... Porque estás muerto... tienes la muerte en el alma...

Diez minutos antes de tu triunfo, has recibido la llamada que llevabas tanto tiempo esperando y temiendo... Los peores pronósticos se han confirmado... se trata de un cáncer linfático... está muy avanzado... y los doctores no pueden hacer nada por ayudarla... Veintidos años, ocho años más joven que tú... Y los sabios, los médicos brujos, los chamanes, los hechiceros de la medicina moderna, te confirman que se morirá dentro de poco tiempo... semanas, meses tal vez... No habrá otra primavera... ni otro verano... para ella... Lo más seguro, morirá en diciembre, y quizás los copos de nieve serán su mortaja...

Y las lágrimas, que has conseguido retener mientras estabas con ellos, resbalan por tus blancas mejillas... Y tu corazón se rasga cuando entras en tu caravana... Ni siquiera tienes fuerza para lavarte la cara... Pobre payaso que no puede reir más... que no puede vivir más...

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