Después de tanto tiempo, ha llegado el MOMENTO DE LA VERDAD, así, con mayúsculas, y no le pongo signos de exclamación, porque no me gustan... Pero mejor os explico los antecedentes...
Todo empezó hace diecisiete meses, dos días y cuatro horas, sí, me gusta mucho dar detalles matemáticos... que no en vano, en el curro, contaba la jornada en minutos, y en modo cuenta atrás... aunque imponía un poco, lo de decir: me quedan cuatrocientos cuarenta minutos (en segundos, acojona más: seis mil cuatrocientos) para volver a casa... Cuando mi mujer se cansó de aguantar mis suspiros por los rincones, mis quejas ("Creo que nos falta algo para ser felices" le ponía de los nervios, pero cuando empezaba con "Tenemos una casa grande, y seguro que a Chiqui te gustará tener compañía..", directamente o me tapaba la boca, o me daba un cachete... pero si unos minutos más tarde seguía con una ración de "¿Será que no funcionamos como matrimonio?", ya podía salir corriendo, pues el castigo era guerra de cosquillas...y yo tengo cosquillas por todo el cuerpo...), al final, nos fuimos a un ginecólogo que nos habían recomendado, y empezamos con las pruebas...
Bueno, mejor dicho, empezamos con "mis" pruebas, ya que dos años largos de intentos a lo "Maybe baby" no habían dado ningún resultado tangible... bueno, quitando algún que otro mínimo atisbo de ilusión cuando la puta señora de rojo se retrasaba en su visita mensual... pero luego, nada de nada... Sí, lo reconozco, después de siete años de matrimonio, mi reloj biológico se está descontrolado: me emociono cuando veo a una mujer embarazada (cuanta más barriguita, mejor), me paro delante de los escaparates de las tiendas de moda para bebés (ya he comprado un chandal, cuatro pares de calcetines y un gorrito, los tengo escondidos en mi armario), analizo las condiciones de seguridad de los carritos (el que me gustaba, de tres ruedas, además de costar una pasta, no tiene abs), en todos los sitios donde voy, pienso en cómo estaría un bebé (esas putas escaleras mecánicas pueden ser peligrosas), y siempre cedo mi asiento a las embarazadas en el metro, en el autobús... Vamos, que realmente quiero ser padre... y afortunadamente, he logrado convencer a mi mujer...
Acudir a una consulta de fertilidad (bueno, más bien de infertilidad), no es de ninguna manera un plato de buen gusto, porque es reconocer explícitamente que, como la madre naturaleza no está por la labor, habrá que echarle una manita. El doctor (que bien podría ser un médico brujo o un chamán, por la manera en que estamos completamente pendientes de sus palabras), nos va explicando de manera bastante clara una fórmula universal: si no hay bebé, algo falla. Y, por lo tanto, como solo somos dos (si fueramos seis o siete, tendría un harén, pero no es el caso), quiere decir que uno de los dos "no funciona". ¿Y a cual de los dos es más fácil hacerle las pruebas? Bingo: a "Otello, vuelve el hombre"... Parece mentira que, algo tan natural desde la adolescencia (el onanismo), pueda convertirse en un auténtico problema para tantos hombres... pero también es algo comprensible, por las circunstancias: llegas a la sala de espera del centro de recogida de muestras, y te encuentras con otras cinco o seis parejas, sentadas en una amplia sala. Te toman los datos como si fueras un criminal de guerra (unos días antes, has tenido que pasarte por tu sociedad médica, para que te autoricen el seminograma de los cojones, y ya te has sentido un poco violento por la cara de compasión que se le ha puesto a la secretaria), y luego te dan un botecito, y sigues esperando... por supuesto, no falta el cartel de "Se ruega comprueben que el tarrito de muestras está bien cerrado, y no lo depositen sobre el mostrador". Una hora después, se acerca un celador, dice tu nombre, y te acompaña a una salita, donde rellenas otro cuestionario, al fondo hay una puerta, que se abre a un glamuroso retrete, con una tele con dvd sobre la que reina un cartel donde ponen "Peli porno"... me dan ganas de preguntar si no tienen documentales de National Geographic, que son mucho más interesantes... Para qué dar más detalles (de todas formas, no los iba a dar), cuando terminas, dejas el tarrito sobre una bandeja de calentamiento, te preguntan por la experiencia, y no puedo evitar decir: "Pues mira, muy poco glamour, mucho frío... quizás con luces indirectas..."
Una semana después, recojo el veredicto, y volvemos al centro de fertilidad (privado)... Después de unos minutos, el mazazo, quiero decir, el diagnóstico: mis soldaditos son, en un ochenta y cindo por ciento vagos y maleantes, y el resto, parece que son monstruitos de Michael Jackson, moviendo la colita al ritmo de "Thriller"... aunque enseguida el doctor se apresura a comentar que es algo muy habitual, por culpa "de la alimentación, de los aditivos, de los calzoncillos de licra, de la polución atmosférica" y de mil cosas más... Por lo tanto, nos ofrece varias alternativas, que van desde la microinyección espermática hasta la fecundación in vitro, suponiendo que finalmente no optasemos por un donante, o directamente por la adopción. Eso suponiendo que mi mujer no tenga problemas de fertilidad, claro... y la única forma de saberlo es con una prueba específica, que se realiza en la oncena o duodécima jornada de su ciclo menstrual, y finalmente nos citan para un domigo a las diez de la mañana... Las distintas ecografías demuestran que todo va bien por su parte, aunque el ovario derecho es el que funciona mejor. Y tampoco será necesario realizar un ciclo de hiper-estimulación ovárica, por lo que de momento, usaremos la técnica de la microinyección.
Nos ponemos en marcha... y no es que se trate de un procedimiento especialmente agradable, al menos para mí, pues para cada intento hace falta material nuevo, y sobre todo, con varios días de abstinencia, no solamente sexual, sino de ciertos alimentos y bebidas, como el café, mira que quitarme el café, hay que se malvado... Con el tarrito de la muestra en la mano (¿Por qué demonios los hacen tan grandes? No conozco a nadie capaz de llenarlo, ni siquiera Rocco Sifredi) y cierta cara de culpabilidad, se lo entrego a un técnico de laboratorio. Prefiero no saber lo que hacen después con mis soldaditos, por lo visto, los mezclan con una solución de encimas y de proteínas para favorecer la motilidad y la viscosidad (¿será que los mezclan con red Bull?), y luego, los insertan en el lugar adecuado, pues mi mujer estaba esperando pacientemente en el quirófano... Lo más complicado del procedimiento es ajustar el calendario, pues mi mujer y yo tenemos turnos contrarios en el trabajo, con lo que tengo que andar pidiendo favores a mi jefe y a mi compañero. Bueno, al margen de que no me quieren dar la pipeta como recuerdo, por lo que no podré enseñarsela a nuestro hijo cuado sea mayor, y me pregunte: "¿y quién es mi padre?" Eso por no mencionar que, con los ciclos de abstinencia previos a cada intento, no hago más que mirar el calendario, para comprobar si podemos hacer o no el amor... ¡vaya mierda, esto del sexo en diferido!
La primera vez, nada... Puntual como un reloj la puta señora de rojo (pariente del Hombre Mediatis, seguro) manda al sexto infierno mis ilusiones... La segunda vez, hay un pequeño retraso (compro un gorrito azul, y otro rosa, para recién nacido, y encargo el carrito que me gusta), pero luego, se va al garete (y no puedo devolver el carrito)... Pero a la tercera, según mis cálculos y el Anuario Zaragozano, la falta es de tres días, luego de cuatro, de cinco, de seis... volvemos a la consulta... Se confirma: ¡voy a ser padre a los 40!... bueno, y mi mujer, será madre a los treinta y cinco... que sin ella no podría haberlo logrado... Porque sinceramente, no tengo el mismo cuerpo que Swarzenegger en "Junior" (aunque está genial, con el pelucón rubio, super embarazado, haciendo de ex-atleta de los países del Este)...
Esa noche, nos vamos a cenar fuera, comida italiana, un sitio romántico, para mí una copa de vino Lambrusco, para ella agua mineral sin gas... Nos parece mentira, y por supuesto, las cosas pueden salir mal... pero tenemos confianza.... sobre todo, porque su ginecólogo y su cardiólogo trabajan en su hospital, y eso es muy importante... Las primeras en saberlo son las futuras abuelas, la tía, el único abuelo... Esperamos unos días, hasta que pasa el primer mes... Y un buen día, lo anunciamos en el trabajo: en mi caso, un par de cajas de bombones y unos cuantos pastelitos, en el de mi mujer, lo mismo, pero con algunos zumos y cervezas sin alcohol...
¿Que tendrá la paternidad, y la maternidad, para que te cambie tanto la vida? De repente, empiezas a considerar posibles cambios y mejoras, sobre todo, en la casa, para que sea más cómoda, y te planteas algo similar en tu trabajo: aspirar a un nuevo puesto de más responsabilidad, pedir un aumento de sueldo, y sobre todo, intentar no meter la pata, pues no está el mercado laboral como para hacer el gilipollas... Y luego, en cuanto se corre la voz, empiezan a llegar las palabras de ánimo, algunos pequeños regalos que te emocionan muchísimo, como el libro de cuentos de Ciudad Esmeralda que te trae Patricia, la señora de la limpieza, la grabación de una nana que te envía Isabel, los mensajes de apoyo y de felicitación desde el carapocha, los patucos y baberos a juego que te ha hecho tu madre (y mira que no quería hacer más labores), las nanas en francés que te regala tu hermana, el día en que trajeron a casa la cuna completamente restaurada por el futuro abuelo fue precioso, los consejos de mi compañera Mar para los primeros días del embarazo... eso por no hablar de los libros, incluyendo el del doctor Spock, que de repente aparecen en casa, muchos de ellos de la Biblioteca Municipal (desde aquí, le mando un fuerte abrazo a Beatriz, la bibliotecaria, que tanto y tan útil material nos ha proporcionado)...
Los tres primeros meses son bastante duros, porque se repiten día tras día las nauseas matutinas... y noche tras noche, los antojos... menos mal que el comercio hindú que está a la vuelta de mi casa no cierra hasta las dos de la mañana, y que Abdul tiene tres niños, y me comprende perfectamente... Sobre nuestra vida sexual, solamente puedo deciros que el tener asegurado el resultado puede resultar un poderoso afrodisiaco... Al menos, con nosotros, funcionó... A los cuatro meses, desaparecen las nauseas... pero siguen los antojos... A los cinco, se le empieza a notar bastante... Y es completamente cierto que las mujeres embarazadas se ponen mucho más guapas, por lo menos para mí, Fátima es la mujer más guapa de Madrid... y empiezo a fijarme cada día más en los pequeños cambios: piel más brillante, menos ojeras, ojos más profundos, labios más llenos... Me dejo de tonterías, y le doy un beso de mariposa, ella se ríe, pregunta "¿Qué miras?", y yo la beso otra vez...
Lo que más me entristece es que mi padre haya muerto tantos años antes, pues creo que incluso con todos sus defectos, habría sido un buen abuelo... Y le añoro...
Ya estamos en el séptimo mes de embarazo, en el octavo... Empiezan los problemas circulatorios, pues se le hinchan un poco los tobillos. Siempre que puedo, voy a buscarla al trabajo con el coche... Y muchas veces, me alegro de vivir en un bajo, pues los ascensores se han estropeado un par de veces... Cuando está a punto de cumplirse el noveno mes, en mitad de la noche, ella me despierta, y me dice: "Creo que tenemos que ir a la Clínica ahora mismo..." Cojo la maleta en el trastero, las llaves del coche y me voy al parking, mientras Fátima me espera en la puerta del edificio: ya me conozco el camino de memoria, pero de todas formas, voy con mucho cuidado. Aparco en la puerta, y mientras rellenan la ficha, le mando un mensaje a mi madre, a mi hermana, y a mis suegros. Son las cuatro de la mañana, pero al menos, que sepan lo que está pasando cuando se despierten... A las cinco menos cuarto, mi madre y mi hermana ya están en la recepción, tenían el móvil encendido... Afortunadamente, es domingo, y ese día no trabajo...
A las ocho y media de la mañana del treinta de mayo, terminan mis paseos por toda la planta, no he querido pasar al quirófano por razones obvias, y no he parado ni un segundo de caminar, para estar menos nervioso... Sale la matrona, con una gran sonrisa: soy padre de un hermoso niño... y de una niña... Me preguntan si quiero cortar el cordón umbilical, me pongo tan verde, que no me lo dicen más veces... Paso a verlos... ¡Qué pequeños, y qué rosaditos están! Lo de la niña ha sido una sorpresa... Casi no me atrevo a cogerlos en brazos, menos mal que he pasado varios meses haciendo prácticas con Chiqui, nuestro gato... aunque a él no parecía entusiasmarle... Mi mujer está muy cansasa, solamente le quedan fuerzas para pedirme un beso, que le doy encantado...
Han pasado tres días, y nos han mandado a casa... La familia entera, o sea, mi madre, mi hermana, mis suegros y el gato están descansando... Fátima también... se acerca EL MOMENTO DE LA VERDAD... Un olor al que espero acostumbrarme rápidamente, pues si no lo llevo crudo, se eleva desde la cuna... Compruebo el equipo: las gafas, el gorro quirúrgico, el delantal desechable, la nariz untada con Vicks, los guantes... Cojo con mucho cuidado a Isabel, se rebulle un poco mientras la pongo sobre el cambiador... Intento recordar todos los pasos, preparo los materiales (esponja, palangana de agua tibia, talco, otra esponja, toalla, pañal limpio, bolsa para el sucio...), y llego a ese momento que tanto temo...
Cambiarle el pañal a mis hijos... que no es moco de pavo, con mi super olfato y mis tremendos escrúpulos...
¡¡Que la Fuerza me acompañe, Obi Wan!!
es precioso. ojala tengamos suerte. x cierto, se te ha olvidado mencionar q mis compis y las hmnas estaran cuidando de nosotros todo el tiempo... (enviado por Fátima)
ResponderEliminarBueno ya me contareís.....Es hermoso el lloro de los bebes, las noches sin dormir, tener la teta todo el día al aire, las caquitas tan perfumadas que limpiará Fer. Es maravilloso, tu vida ya es por y para tu bebe(s), esto tiene un nombre y se llama "FELICIDAD".Se puede pedir algo más en la vida?. No creo que exista, los hijos son el don más preciado que nos ha sido concedido por la vida. Mar.
ResponderEliminarFERNANDO:
ResponderEliminarMARVILLOSO, ME EMOCIONE AL LEERLO.
YO PASE POR ALGO SIMILAR ,PERO AL FINAL NO ERA UN PROBLEMA FISICO.SINO PSICOLOGICO,LO ACHACARÓN A LA PERDIDA DE MI PRIMER HIJO.
YO ESTABA BIEN Y MI MARIDO TAMBIEN.PERO DECIDI HACERME LAS PRUEBAS DE FERTILIDAD,YO NO LO PASE MAL ,PERO ÉL NI TE CUENTO,LO DEL FRASQUITO NO LO LLEVABA,.
TODO PARA TERMINAR DICIENDO ,QUE EL PROBLEMA ERA MIO ,QUE AUNQUE QUERIA TENER UN HIJO,LO RECHAZABA POR MIEDO A PERDERLO.
Y UN DIA ME CANSE,Y PLANTE A TODOS LOS GINECOLOGOS.
ME FUI A CASA ,LE DIGE A MI MARIDO ,MIRA :ESTE MES ME QUEDO EMBARAZADA ,POR CO...
EL SE QUEDO DE PIEDRA ,CUANDO ME VIO CON TAL CABREO.
Y NO SÉ QUE PUDO PASAR,PERO ESE MES ,ME QUEDE EMBARAZADA DESPÚES DE SEIS AÑOS DE ESPERA,
NADIE ME LO CREIA, HICE TRES PRUEBAS DE EMBARAZO
Y HASTA QUE NO LO VIO ,EN LA ECOGRAFIA NO SÉ LO QUE CREIA,LLORABA DE FELICIDAD,
NO FUE UN EMBARAZO FACIL.
PERO CON UN FINAL MUY FELIZ.
FUE UN NIÑO MUY DESEADO Y MUY QUERIDO.
ME CAMBIO LA VIDA ,
AHORA CON MI HIJO TENGO LA VIDA LLENA
AUNQUE YA ES UN ADOLESCENTE ,PARA MI SIGUE SIENDO MI PEQUEÑO-
AHORA TENEMOS UNA PEQUEÑA GUERRA GENERACIONAL ,PERO SIGO SIENDO EL NIÑO DE MIS OJOS.
QUE TODO OS SALGA BIEN,Y LA FELICIDAD QUE DAN LOS HIJOS ,LA VAS IR APRECIANDO POCO A POCO.
YO VALORE CUANTO ME QUERIA MI MADRE ,CUANDO YO FUI MADRE,
FELIZ AÑO