domingo, 24 de enero de 2010

PREGUNTAS DE UNA MAÑANA INVERNAL


Los recuerdos, como casi todo en esta vida, se pueden dividir en tres categorías, y nada más:los buenos, los malos, y los indiferentes... Parece sencillo, ¿verdad? Entonces piensa... ¿Por qué, a veces, cambian tanto, brusca-mente?


¿Por qué, de repente, algo tan hermoso, tan único, como una puesta de sol en el mar, te hace deshacerte en mil lágrimas? Creo que es algo natural: el atardecer es el final del día, la muerte del sol... Mi forma preferida de afrontarlo: compartiendo un lánquido beso, si por casualidad estoy con mi mujer... Y si es posible, caminando descalzos por la orilla, con la brisa del mar alborotando en sus cabellos... Pero, como la mayor parte de los días, estoy en mi casa, solo, escribiendo, despido la jornada en silencio, acariciando suavemente a nuestro gato, y recibiendo a cambio esas hermosas vibraciones, que nos hacen sentir tan bien... A veces, me encantaría saber lo que piensa, lo que siente, pues se queda casi todo el tiempo conmigo, en la silla de invitados del despacho, y de vez en cuando, se sube a mi regazo, y mira atentamente, observando el movimiento de mis manos sobre el teclado, hasta que no puede resistir la tentación, y le lanza un zarpazo al reflejo del flexo en mi reloj...

Pero a veces, la tristeza, la nostalgia, te asalta incluso en el mundo laboral ¿Por qué el detalle más tonto, como una notita al pie de un monitor o el ver su letra en un pos-it, te roba la risa? Es sencillo, me trae recuerdos de una gran compañera, a quien no veo hace ya muchos meses... Pero al mismo tiempo, el recuerdo de aquella sonrisa, es algo muy poderoso, un talismán que te da fuerza, y te anima a seguir... Contra todos, si es necesario... pero la mayor parte de las veces, es contra tí mismo... Pues te conviertes en tu peor enemigo, cuando te faltan las fuerzas, y las ganas, y el ánimo... En esos momentos tan bajos, comprendes muy bien cómo se sentía Don Quijote, en su lucha contra los gigantes...


¿Qué convierte los lunes en un día trágico? Para muchos, es el final del fin de semana, se termina un periodo de relativo relax... y te suele quedar la impresión de no haberlo aprovechado... Muchas veces, hago mil planes, como ver una exposición, ir al cine con un amigo, merendar con alguien, hacer algo de bricolaje, mil cosas, mil opciones a cual más loca... que al final, se reducen a pasar el tiempo sin hacer casi nada... Aunque para mí, los lunes son malos, pues me traen el recuerdo de dos muertes, mi abuelo y mi padre... el primero de madrugada, el segudno a medio día, pero los dos me pillaron lejos de casa, trabajando... Tal vez mis días, si nuestro hijo nace en lunes, no tendrán tanta tristeza...


¿Qué empaña una mañana de invierno? Creo que es la ausencia de vida aparente, el letargo de los árboles, de los arbustos, y ese frío, intenso, del que puedes protegerte, pero solo hasta un cierto punto... Y también, esa impresión de muerte, de destino inevitable... y curiosamente, los días grises son los que generan en mí una mayor impresión de pérdida, de desconsolada ausencia... A mucha gente le encanta la nieve, y se emociona, y sale a la calle, y se tiran puñados de nieve recogidos de los coches... yo la tengo demasiado asociada con la muerte... y me pasa lo mismo con el color blanco... Mas en el fondo, no me quejo, pues no tengo que trabajar a la intemperie... y últimamente, ni siquiera es prudente quejarse por el trabajo, cuando hay más de cuatro millones de personas a la espera...


¿Qué hace que te sobresaltes al escuchar un nombre? Muchas veces, piensas que has olvidado por completo a alguien, que tienes superada una etapa de tu vida... pero escuchas ese nombre, y tu corazón se detiene un mili-segundo, y cuando se vuelve a poner en marcha, un pequeño dolor oprime tu alma... Son los recuerdos de todas aquellas voces amigas, de aquellas personas que han dejado una profunda huella en tu corazón... Como Belén, o Sophie, o Carmen, o Sonia, o Bea... Todos ellos nombres de mujer, todas ellas grandes amigas... y todas ellas, por desgracia, demasiado lejos en el tiempo y en el espacio...


¿Suena una canción en la radio, y te invade el llanto? Cuando escucho "Adiós muchachos...", de Gardel, pienso en mi abuelo, en su txapela, y recuerdo su pasión por el gazpacho y por "su" Radio Nacional... Con el aria "Casta diva", o el "Requiem" de Mozart, es mi padre, sus largas manos de médico, con los dedos manchados por la nicotina, y sobre todo, esa mirada acerada, que presagiaba tormenta... "Don´t give up" tiene un aroma a Nenuco, a inocencia y a buenos recuerdos... "Al partir", del gigantesco Nino Bravo, la tengo asociada con mi mujer, era una de las primeras canciones que compartimos, y que todavía escuchamos juntos... Y "Me muero por conocerte" tiene sabor parisino, y huele a crèpes recién hechas y a risas de niños, por un alma antigua y una gran amiga: Agustina... Seguro que tú tienes las tuyas... Intenta pensar en ellas, y ver con quien las asocias...


¿Por qué olvidamos la voz de los muertos? Yo soy incapaz de recordar el sonido de la voz de mi padre, o de mi abuelo... y no he conseguido encontrar ninguna grabación... Piensa un poco en ello: la muerte, lo primero que borra, es justamente la voz de los ausentes... Y lo mismo pasa con las personas a quienes no ves hace tiempo... Igual tenemos una capacidad limitada para recordar sonidos...



¿Te pones triste el 31 de diciembre? ¿Por qué solemos hacer balance del año, justamente en esos días? Pues me parece que todos, tal vez incluso de forma inconsciente, dedicamos algunos minutos para hacer balance de lo bueno y de lo malo que te ha pasado durante esos 365 o 366 días...



Es siempre por el mismo motivo... porque los recuerdos están asociados a cosas tan diversas como personas, lugares, emociones, sentimientos... Mas, en el fondo, si no fueramos capaces de sentir, de transmitir emociones tan intensas como la ira, el amor, el deseo, la tristeza, o sobre todo, la esperanza, no seríamos hombres ni mujeres... Tal vez, entonces, seríamos dioses...


sábado, 23 de enero de 2010

LOS HIJOS DE LA NADA



DESDE hace mucho tiempo, soy muy consciente del riesgo que entraña mi ocupación... Alimentar a estas pequeñas criaturas, casi indefensas, desde su nacimiento hasta que cumplen los tres años, es una labor muy absorbente, que requiere la máxima concentración... En cuanto cumplen esa edad, se encarga de ellos otro equipo de cuidadores... Y al final, les tomas algo de cariño... Vale, es cierto que sus caras redondas, sus ridiculos apéndices inferiores no prensiles, y sobre todo, su absoluta carencia de rabo, aunque los varones tienen algo que vagamente lo recuerda, no hacen sino confirmar su inferioridad. Además, son totalmente dependientes: hay que darles de comer, de beber, limpiarles constantemente, enseñarles a usar el arenero, abrigarles por la noche, arroparles en las mega-cunas, contarles la historia de nuestra civilización, hacerles caricias... Lo más sorprendente es cómo necesitan cariño, afecto: si no les coges en brazos varias veces al día, si no les acunas, si no perciben el sonido de nuestros corazones a través del traje aislante, sencillamente, se mueren...



No, desde luego, no son como nosotros, sus cuerpos no son fuertes y quitinosos, no poseen tampoco nuestra estatura, casi tres metros de media, ni tampoco tienen la elegancia de nuestros cuatro pares de miembros, y por supuesto, nuestra cola, dotada de aguijón, pero que jamás debemos usar con ellos, porque se mueren...



En la colonia, nadie recuerda cómo llegaron aquí... Algunos dicen que a través del espacio, en pequeñas naves, huyendo de un planeta moribundo, que, golpeado por un cuerpo celeste, ha vivido primero un brutal enfriamiento, que exterminó en tres años a casi el setenta por ciento del total de la raza... Debe ser horrible, morir de frío... y luego, su planeta fue lanzado a las entrañas de su sol: de esa manera terminó la vida, en el que fuera el tercer planeta del sistema solar... y que sus ancestro llamaron Tierra... No se ha conservado nada de su pasado, de su ciencia, de su tecnología, al margen de sus patéticas arcas cargadas de embriones, que fueron lanzando al espacio durante los últimos años de su civilización... Tampoco sabemos nada de su forma de comunicarse, de sus idiomas, de su forma de reproducirse... Crecerán por lo tanto, como extraños en medio de nuestras colonias, pero siempre serán los Hijos de la Nada...
En nuestro planeta madre, que ellos al parecer ubicaban en la "Constelación de Alfa Centauro", el sol calienta tanto, que debemos vivir bajo la superficie, y salir durante la noche... Es distinto, respirar el aire directamente a través de nuestras branquias, sentir su olor, su sabor, las partículas de metano, el ácido fluzósico... También aprovechamos la noche para reproducirnos, en largos cortejos y apareamientos que duran tres y cuatro horas humanas... Y para guerrear...




De mis protegidos, otra cosa que me llama mucho la atención es el tono de su piel, y su textura... Es algo suave, blando, de un horroroso color que oscila entre el amarillo, el rosa y el negro... En nuestros primeros intentos por cuidarlos, los acerados bordes de nuestras garras les desgarraban la piel, la carne, el hueso... Por eso, usamos unos trajes especiales, blandos, y nos ponemos el exoesqueleto acolchado... Lo que sea por nuestros cachorritos, que con el tiempo se convertirán en cualquier cosa... ¿Qué serán de mayores? ¿Qué forma adoptarán? ¿Podrán utilizar nuestro lenguaje para comunicarse con nosotros?




No es fácil encontrar los restos de una nave en medio del desierto, ni tampoco el hallar en su interior unas instalaciones de criogenización parecidas a las nuestras en los viajes inter-estelares, ni tampoco es sencillo que la colectividad decida que vale la pena realizar el experimento de llevar a término esos embriones... Si fue complicada la maduración dentro de unas instalaciones completamente nuevas y asépticas, el conseguir que se fuera expandiendo lentamente el habitáculo en nueve meses terrícolas, hasta que finalmente hicimos eclosionar a las criaturas...
Las primeras de ellas murieron en poco tiempo, no podían respirar nuestro aire... Con la segunda tanda, pasó lo mismo... Pero con la tercera, modificamos en un ambiente controlado la atmósfera, introduciendo en ella algunos gases potencialmente nocivos para nosotros, pero que a ellos le sienta bien: una combinación de oxígeno, nitrógeno... Entonces, eramos nosotros los que teníamos que usar mascarillas especiales...




Con la cuarta hornada, se terminó el problema, pues nuestros especialistas en técnicas de respiración en ambientes hostiles, dependiente del departamento de invasión inter-estelar, les implantamos directamente en las fosas nasales unos micro-dispositivos que les permiten sobrevivir en nuestra atmósfera... Los iremos haciendo madurar, entrenando para la lucha, para que nos apoyen... Solo es cuestión de tiempo... Y tal vez, si encontramos algún planetoide donde puedan sobrevivir, intentaremos formar una nueva colonia, bajo nuestra supervisión...




Pero lo más seguro es que yo no vea nada de eso... Uno de mis monstruitos me ha mordido sin querer, con su primer diente, y me ha infectado... Mi piel, en los bordes de la mordedura, ha perdido su color negro y lustroso... Incluso diría que hay algunos matices de rosa...




Lo más grave, sin embargo, no es la decoloración... No, es el virus que propagan... Pues de repente, dejo de pensar en mí como parte de la colonia, como un elemento dentro de un todo mucho más importante... Y empiezo a pensar en mí mismo como un organismo independiente... Empiezo, también, a tener sentimientos, a notar ira, miedo, tristeza, pero sobre todo, felicidad...




Al final, la leyenda era cierta: que vendrían de otro planeta unos diminutos seres, que crecerían entre nosotros, y que con un mordisco podrían contagiarnos de lo que más tememos... Unos curiosos cachorros, los pequeños seres humanos... que pueden volverte tan débil, que ya no eres útil para la comunidad... Quizás, algún día, también nosotros podamos permitirnos el lujo de sentir... Pero de momento, igual que nuestros rivales, los Mortífagos, lo importante es la expansión y la conquista...




Me despido por lo tanto de mis cachorritos de humano... Por última vez los tomo entre mis múltiples brazos, y los estrecho delicadamente contra mi pecho acolchado... Dentro de nada vendrán a buscarme, y me ejecutarán... En nuestra sociedad no hay lugar para el individualismo, en nuestra colmena todos obedecemos, somos parte del todo... aunque no estaría mal que pudieramos sentir.... Adiós, cachorritos...

lunes, 18 de enero de 2010

CORAZÓN DE NIEBLA

Al levantarme esta mañana, he comprobado que el mundo estaba cubierto por un espeso, denso, grisáceo y agobinante manto de niebla... Casi no podía ver la punta de mis dedos, y sin embargo, era evidente que tenía que llegar a mi destino: al trabajo que, más odiado que amado, me permite llegar a fin de mes...
Al salir del metro, la niebla era más densa, tanto, que los coches casi ni se oían, y unas extrañas luces se dejaban ver por unos segundos, y al final, desaparecían, como si nunca hubieran pasado...
Viajeros espectrales, caras intuídas a través de la humedad y del frío de una mañana de lunes cargada de malos augurios, caminar era en cierto modo un acto de fé, y cada paso requiere un poco más de valor que el anterior, pues al final, no veía casi nada...
La niebla tiene la extraña cualidad de volverse más densa según caminas, incluso puede llegar a agobiarte, creandote un intenso malestar... Lo mismo sucede con algunos sentimientos, como el odio, la ira, la rabia... y, sobre todo, el amor... No, estar enamorado no es "confundir la noche con el día", sin importar lo que diga la canción... El amor es una ceguera selectiva, auto-inducida, que te ataca a traición, cuando menos te lo esperas... Es una especie de veneno, que se infiltra en tu organismo, a través de ciertos olores, de algunas miradas, de mil ensoñaciones... Y cuando te quieres dar cuenta, estás preso en una telaraña tan tupida, que realmente no distingues la noche y el día, la ficción de lo real; y por si fuera poco, no te has enamorado de una persona física, sino de una imagen que tú mismo has creado, de un ser humano idealizado, de un sueño... de un recuerdo perdido entre la niebla...
Pero llega un momento en el que te das cuenta de que no puedes seguir así: necesitas centrarte en tu realidad, y dejarte de tantos cuentos... Y entonces, tienes que despedirte de aquella criatura espectral, y valorar lo que has conseguido: en mi caso, lo más importante es que he vuelto a escribir, que no es poco... He roto un bloqueo de diez largos años... He vuelto a llorar... He vuelto a soñar con dragones y princesas... Durante varios meses, he vivido con dos corazones, uno de carne, y otro de niebla... Pero ha llegado el momento de que se levante la niebla... Y de seguir viviendo... en el mundo real...
Adiós, princesa...

domingo, 17 de enero de 2010

EL JUGLAR AMNÉSICO Y EL CABALLERO ENAMORADO


Hace muchos, pero que muchos, muchos años... vamos, tantos que me cuesta incluso recordar la historia que os quería contar... ¿era la del recaudador de impuestos honrado? ¿la del carretero que montó a su buey en el carro, y lo llevó de paseo por todo el pueblo? ¿la de Marco, que vivía en un pueblo muy lejano, al pie de las montañas? ¿la de aquella famosa juglar, que se hizo pasar por varón, para conseguir el amor de una dama? Por cierto, esa es una muy buena historia, pero igual no es demasiado adecuada para tan tiernos oídos...


Pues eso, que hace incluso demasiado tiempo para saber cuando fue... alguna vez pasó algo importante... o puede que no lo fuera demasiado... aunque tal vez sí... bueno, en la duda, diremos que posiblemente pasó algo importante... pues de otro modo, no tendrá demasiado sentido el contaros algo sin interés, ¿verdad? Básicamente, porque tengo la certeza de no dedicarme a la política, ni a la religión, ni a la venta puerta a puerta de pergaminos con el secreto para maximizar la rentabilidad de la cosecha de nabos...



Resumiendo: que hace tanto tiempo que ni me acuerdo, en un lugar del que tampoco conservo memoria, pasó algo que pudo ser importante, o tal vez no... Además, depende mucho de la definición que cada uno tenga de la importancia: que te caiga una manzana sobre la cabeza no es algo en principio demasiado importante, pero quizás sí lo sean sus consecuencias... ¿De qué estábamos hablando?..... ¡Ah, sí, lo recuerdo! Del caballero enamorado, que se dejó morir de amor, en medio del bosque... abatido por la ensoñación de una hechicera... Este caballero era de lo más común, de lo más sencillo en estos convulsos tiempos: mitad caballero, mitad rufián, mitad trovador... ¡Cómo, que no se pueden tener tres mitades! Vale, cambiemos entonces mitad por tercio, si os gusta más...
Ahora, solo falta que me digáis que no se puede morir de amor... Pues sí señor, se puede, y de hecho, sucede con más frecuencia de la que ustedes/vosotros piensan... El amor tal vez no te mata directamente: no te lanza virotes envenedados con una ballesta, ni te aporrea el cráneo con una maza... ni te destroza el pecho y las costillas como una lanza... Pero puede resultar igual de letal, pues te envuelve el corazón en finas tiras de remordimiento, de pasión no confesada, de ausencia... y lentamente, lo va aplastando... lo va triturando... y finalmente revienta....
Y eso es lo que le pasó al pobre caballero enamorado, que yace en mitad del bosque, sobre un pedestal de metro y medio, que erigió con madera y piedra y tierra... Y allí espera, por siempre, la visisita de su amada, con las armas dispuestas a su lado, la lanza estirada a su derecha, la espada a su izquierda, la cota de malla alisada, el escudo sobre el pecho... y el yelmo alzado, mirando a los ojos al cielo, con una sonrisa fija por siempre en los labios... Pues el pobre infeliz, por los delirios del hambre, murió convencido de que su princesa, su Hechicera, vino a su lado, y le arrebató la vida con un beso de sus turgentes labios...
Lo más curioso es que yo también creo que pasó de esa manera... ¿Que cómo lo sé? Muy sencillo: yo estuve allí... Desde entonces, con el paso del tiempo, de los meses, de los años, es como si un extraño sortilegio se hubiera apoderado del cuerpo, pues la carne se ha convertido en piedra, y por siempre perdura el recuerdo del caballero que murió por amor...
No, ahora mismo no recuerdo si llegó a revelarle alguna vez sus sentimientos a la Hechicera... y de todas formas, tampoco es importante.... ¿Pues no seréis ahora capaces de decir que el Verdadero Amor necesita, imperiosamente, ser exteriorizado? Además, su historia, su romance, su idilio, si es que lo hubo... realmente forma parte de otra historia... de la que ahora mismo no consigo acordarme...

martes, 12 de enero de 2010

LA NADA COTIDIANA


"La nada.... ¿Qué es la nada?", me preguntas, cuando miramos el resplandor de las llamas...


"La nada,- te respondo desde la autoridad de mis muchos años de experiencia en el tema, cuando solo cinco años nos separan- es, por encima de todo, la ausencia... Es la indefinible sensación de haber perdido algo, de capital importancia en tu vida, sin lo cual no concibes la propia existencia..."


"Entonces... ¿la nada es una carencia? ¿O tiene parte de nostalgia?", me interrogas, trazando arabescos sobre mi brazo desnudo...


"Es más que una carencia, más que una ausencia... Muchas veces, demasiadas, usamos esa palabra en vano, aplicándola por ejemplo al contenido de la nevera... Todo un clásico: "Mamá, no hay nada en la nevera", cuando en el fondo estamos diciendo que no hay ningún alimento que nos guste, porque el brócoli, las espinacas y la menestra no son "comida de hombres"... La nada, sobre todo cuando se mete dentro de tí, cuando forma parte de tu existencia, es también un veneno, todo lo corroe, como el fósforo blanco o el vitriolo..."


"¿Es entonces un sentimiento?", sigues interrogándome, acurrucada junto a mí en el sofá, y me torturas con un beso de mariposa, para que siga hablando...


"Es más que eso... Si ella entra en tu organismo, lo irá colonizándo lentamente, suele empezar en los labios (te digo mientras te beso), en las puntas de los dedos (te acaricio), o en el cuello (olisqueo el aroma a Nenuco)... Y se apodera de tí... Es al mismo tiempo la ausencia, de motivaciones, de objetivos, de sueños, de expectativas... y la presencia, de dolores extraños, de recuerdos obsesivos, de tristezas indefinidas... Pero lo más preocupante, es que la NADA, si se atrinchera en tu corazón o en tu cerebro (te rozo y señalo ambos lugares), te deja vacío, convertido en una cáscara hueca, incapaz de sentir, de pensar, de actuar, de reaccionar, y, en última instancia, de vivir..."


"Entonces, es peligrosa...", ronroneas...


"Sí... La ausencia total de sentimientos ha matado a más gente de la que se piensa... Pues se lleva muy bien con la tristeza, la nostalgia, la culpa, el remordimiento: igual da que sean la causa o el efecto, el alfa o el omega, puede resultar letal... Ese vacío que ronda por tu cabeza, esa tristeza indefinible que amarga tus pensamientos, que va creciendo poco a poco, y que te va dejando hueco, esa nostalgia de lo que nunca se ha tenido, esos recuerdos que inventas para amueblar tu soledad, esa ausencia de empatía, ese silencio que desgarra tu garganta, esa bola de aire viciado que inutiliza tus pulmones, ese desbocado y arrítmico latido de tu corazón, esa idea obsesiva que no materializas en tu cerebro... Todas esas cosas, todos estos son los síntomas de la enfermedad...", concluyo, un poco asustado de mi arrebato...


"¿Y cuál es la cura?", pero mira que eres mala, me preguntas con tu mejor cara de inocencia...


"Depende de cada paciente... Normalmente, es el mismo sentimiento que la provoca: el Amor... Pues la Nada es, en buena medida, lo que deja en tu interior la persona amada cuando se aleja, el rescoldo de las brasas tras la batalla, el suave aroma a perfume en la habitación, los mil objetos cotidianos compartidos, las horas vacías y carentes de sentido... La Nada cotidiana es, para mí, el resultado de una ausencia... En mi caso, todos los facultativos a quienes he preguntado, desde la Bruja Lola hasta el profesor Fofafa, todas las pitonisas y hechiceras, sorguiñas y meigas, no han conseguido ofrecerme ninguna receta ni conjuro, ningún remedio mágico..."
"¿Ninguno? ¿De verdad?", me dices, mientras acaricias mi mejilla con tus labios...
"Bueno... No es cierto... Me han dado un nombre... El tuyo...", te respondo, mientras nuestras bocas se buscan, nuestros labios se cierran, y nos encontramos con un beso, a la cálida luz de las llamas...
Y de la Nada surge el Todo...

lunes, 11 de enero de 2010

HACIA LAS BRUMAS DEL OLVIDO



Estoy olvidando
el sonido
de tu voz...


He perdido
la memoria
de tu risa...


No recuerdo
el aroma
de tu piel...


El olor
de tu cuello
desaparece...


El aire
no se estremece
con tus cosquillas...


Ya no me veo
en el fondo
de tus ojos...


El sabor de
tus lágrimas se
ha esfumado...


Tus sedosos
cabellos
no me rozan...


No me pierdo
en las líneas
de tu mano...


Y mis ojos
ya no esquían
por tu cuerpo...


Ya no lloro
amargamente
por tu ausencia...


Ya no pienso
en tí
a todas horas...


Lo impensable,
al parecer,
ha sucedido...


Estás llegando
a las tierras
del olvido...


Mi corazón
va recuperando
sus latidos...


Poder verte,
y despedirme,
es quimérico...


Mas se convierte
en mi principal
objetivo...


Hundirme,
una vez más,
en tus ojos...


Recorrer
las líneas
de tu sonrisa...


Acariciar
la piel sedosa
de tu rostro...


Y después,
guardarte
en mis recuerdos...


Si hermoso,
intenso,
fue el amor...


Más dulce
podrá ser
el olvido...

miércoles, 6 de enero de 2010

ME EMBORRACHO CON LOS RECUERDOS DEL ALMA



Una vez más, mientras atardece en el jardín, observando las galas del otoño a través de la ventana, regresa como un mazazo aquella terrible sensación, de pérdida, de dolor, de ausencia... sobre todo, de ausencia, ante mí aparece, de nuevo, aquella ominosa botella, de cristal tallado, y aquél vasito de cristal, grabado...

Y yo, que nunca bebo, desenrosco el tapón, me sirvo, y poco a poco, me emborracho, con los recuerdos del alma...


El primero, el más amargo del momento, se desliza, como aquél vodka ruso a la pimienta que probé, hace mil años, mercurio líquido que te hace llorar... La última noche, junto a mi padre moribundo, crudamente iluminado por dos velas rojas perfumadas, para ocultar el hedor de la muerte, memorizando aquél rostro, estragado por el cáncer, hablándole, cogiendo su mano, diciéndole que, pese a todo, ha tratado de ser un buen padre, que a mí no me toca juzgarle, que ya se puede morir, que no vale la pena luchar, y horas más tarde, un lunes de noviembre, expiró...



El segundo, también ardiente, cuando tuvimos que taparle la cara con un paño de lino, pues tenía las facciones tan destrozadas, que parecía uno de sus queridos Faraones...


El tercero, algo más cálido, algo menos doloroso, es en verdad un conjunto de despedidas, desde el andén de una estación, cuando mi novia, tras un último y apasionado beso, sube al autobús, y desde su asiento, me busca con la mirada, sonríe pese a las lágrimas, articula un "Te quiero", y me saluda, tristemente, mientras el monstruo arranca, y se la lleva lejos... Al recordar todo esto, yo me pregunto... ¿Adonde se han ido todos aquellos besos?


El cuarto, aquella noche de domingo, trabajando en el call center, pero sabiendo, al mismo tiempo, que mi abuelo agonizaba en un sombrío hospital... No me pude despedir de él...


El quinto recuerdo es de unas lágrimas que caen sobre el teclado, los ríos de la pena se abren paso, arrasan todas las barreras, tan duramente erigidas durante tantos años, por no sufrir, por no pensar ni sentir... Diez largos años de lágrimas amargas, negras como la muerte... Los sentimientos desolados se abren paso, y lloro casi toda la noche, mientras escribo una carta de tristeza, de ausencias, y desamor... Se rompe el bloqueo, me siento morir, quiero aullar mi dolor... pues ya nunca más estaré junto a tí...


El sexto recuerdo, en verdad, está formado por varias decenas de viajes en coche, con la madrugada, hacia el nuevo día, por aprovechar un poco más el fin de semana... Noches de mirada fija en la oscuridad del camino, y de muchos, tal vez demasiados, pensamientos...

El séptimo recuerdo me hace regresar en el tiempo a una ermita perdida en los montes de Cantabria, a los años de la inocencia (relativa), al descubrimiento del mundo, de la naturaleza, y de la amistad... Fue una fría noche, todo el grupo durmiendo en los sacos, todos muy juntos... La puerta está cerrada, y tú velas durante un rato el sueño de todos, y te sientes bien...Pequeño y enclenque testigo del tiempo, tan solo te vence el cansancio, cuando el fulgor del alba desliza sus dedos bajo la puerta... Volví a la vieja ermita, casi veinte años más tarde, y nada había cambiado en ella...


El octavo y último trago me trae de nuevo al presente, al ahora, a cada momento desperdiciado, a cada beso que ha muerto, de tristeza, sin salir de tus labios...
La botella está vacía...

martes, 5 de enero de 2010

Memorandum de la Muerte (texto encontrado en la red)


Hola!... ¿Me recuerdas?... Soy la Muerte!

Te envío este memorándum, para notificarte que MAÑANA te toca a ti... ¡SÍ! ¿Pensaste que vivirías mil años?... ¡Calma, no te lamentes!; no te lamentes... ni te preocupes más... todavía te resta todo un día... Y un día puede ser toda una vida... Si lo sabes aprovechar. ¿Cómo?... Ya no postergues tu vida... Ya no renuncies a ella jamás.

Tienes 24 horas para demostrar tu cariño, tienes 24 horas para decirle que le amas. Para bailar bajo la lluvia, para disfrutar aquella melodía, para sentir el sol, para soltar tu llanto, para entregar tu alma.

Tienes todo un día para pedir perdón, para ser un niño, para ser un sabio, para reír con fuerza, para gritarle al viento, para disfrutar del resto de la vida, que queda en tu corazón... La vida te está rodeando a cada instante aunque la busques en el futuro, aunque creas haberla olvidado en el pasado.

¡LA VIDA ESTA AHÍ CONTIGO! Te envuelve con su magia, pero tú como un ciego prefieres ignorarla. Es por eso que te envío este MEMORANDO...

Para que recuerdes que tienes que morir... Que mañana tomaré tu mano y te llevaré de aquí, de este mundo terrenal... Y quiero preguntarte...

¿Podrías describirme el aroma de las Rosas?...

¿Podrías decirme lo que sientes, cuando el viento te envuelve con su ternura, con su brisa y con su fuerza?...

¿Conoces la maravillosa sensación que brinda el Amor?...

¿Has bailado al ritmo de tu corazón?...

¿Has disfrutado el arte de hacer el amor?... ¿SIN NINGÚN LÍMITE?... ¿O te ha detenido el temor?.

DISCULPA si soy indiscreta... Lo que pasa es que me causa mucha gracia el pensar que mañana que te tome en mis brazos... Vas a estar muerto COMPLETITO... AL 100%... No habrá ningún asomo de vida en ese cuerpo tuyo... Y sin embargo, hoy que estás vivo... El 75% de tu ser parece estar muerto.

Tengo aquí a muchos suicidas que en el justo momento que me vieron de frente, descubrieron que la vida es muy bella y mucho más grande que todos esos PROBLEMITAS que CREYERON IRREMEDIABLES...

Justo cuando sus ojos dejaron de percibir colores, cuando su piel dejó de tener sensaciones, cuando sus oídos no escuchaban ni siquiera el silencio, cuando su boca no pudo decir:

¡TE AMO!... ¡AYUDAME!... ¡TE PERDONO!... ¡TÉ EXTRAÑO!... ¡ERES ESPECIAL!...

Cuando sus brazos ya NO pudieron abrazar, cuando sus piernas ya NO pudieron correr, cuando sus labios dejaron de sonreír. En ese momento, todo suicida me suplica una oportunidad sin entender que cada instante, de cada HORA, de cada DÍA de su vida es una OPORTUNIDAD... UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR CON INTENSIDAD... Y que yo LA MUERTE, SI doy oportunidades. Pero SOLO a aquel que sabe USAR la vida, SOLO a aquel que se da cuenta que la vida NO se puede comprar con NINGUNA cantidad de dinero... Que la vida es como una montaña rusa, a la que te subes y LO DISFRUTAS AL 100% porque sabes que el final está cerca y que no podrás comprar otro boleto.

¿Sabes?... Existe mucha gente con enfermedades que los tienen al borde de la muerte... Gente admirable, ¡QUE LUCHA POR VIVIR!, POR CONSEGUIR SUS SUEÑOS! ¡POR GRITAR SU AMOR!, POR EXTENDER SU MANO!...

Por dejarle al mundo la huella de su CORAZÓN. Gente que aún sabiéndose desahuciada SONRIE feliz, PERSIGUE sus sueños y SABE VIVIR... A muchos de esos GUERREROS de la vida sí les doy una oportunidad. ¿¿¿Porqué??? ¡¡¡MERECEN VIVIR!!!... Y cuando uno de esos seres que supieron vivir llegan a mis brazos... Los recibo contenta, PORQUE NO SE QUEJAN CON EL CLASICO "SI YO HUBIERA..." Ellos hicieron todo lo que quisieron hacer... Y por eso les indico el camino que han de seguir... Ese camino que sin duda les hará volver a vivir.

¿¿¿Así que si no me recordabas???, ¡¡¡AQUÍ ESTOY!!! Porque mañana te toca a ti... Te queda un solo DÍA... ¿Qué harás con él?...

Si me convences PUEDE que te permita VIVIR. HOY ESTÁS EN LOS BRAZOS DE LA VIDA... PERO MAÑANA... MAÑANA ESTARÁS EN LOS MÍOS... ASÍ QUE... ¡¡¡VIVE TU VIDA!!! TE ESPERO...

A T E N T A M E N T E:

LA MUERTE.