martes, 1 de febrero de 2011

Adiós, querido cine, adiós...

Con algunos cines de barrio, sucede lo mismo que con los padres: te acostumbras a verlos todos los días, a que sean una parte importante de tu vida, a sentir cosas, a soñar... Y, de repente, cuando se esfuman, te notas mucho más solo...

El viernes fue un día triste para el barrio de Ciudad Lineal, puesto que desapareció el último cine, en este caso un multisala, ubicado en el Centro Comercial Alcalá Norte... Es cierto, ir al cine se ha convertido en un pasatiempo muy caro, no solo por el precio de las entradas, francamente abusivo (8 euros), sino por los complementos, es decir, la inevitable ración de palomitas (8 euros), la botella de agua mineral (2 euros)... Pero sigo teniendo muchos recuerdos agradables asociados a esas salas...

Mi mujer y yo hemos pasado muchas horas en aquellos cines, en casi dos años, solo hemos acudido a otras salas en un par de ocasiones, y siempre por haber quedado con otros amigos a quienes les venía mal desplazarse, o por combinar la sesión con algún placer gastronómico, por ejemplo, un chocolate con churros, o unas tortitas con nata...

El cine, sobre todo en pantalla grande, tiene una magia especial, es una comunión con lo mejor o lo peor de nosotros mismos, un ritual que se remonta al principio de los tiempos... o como poco, a la salida de los empleados de la fábrica, que grabaron los hermanos Lumière... Cuando yo era niño, ir al cine con la familia, casi siempre los domingos en la primera sesión, aunque la película casi siempre la escogía mi padre... Eran los tiempos de las grandes salas, de los programas dobles, algunos maratones temáticos (como ver tres películas de "Mad Max")... Aquellas excursiones familiares, en las que casi nunca participaba mi abuelo, se convertían en lo mejor de toda la semana, en la perfecta excusa para olvidarte del presente y del pasado... y no pensar mucho en el futuro... También surgían pequeños conflictos a la hora de escoger la película, sobre todo cuando mi hermana y yo nos hacíamos mayores, y queríamos imponer un poco nuestros criterios... Al final, incluso esta actividad fue abandonada, al menos en grupo...

Yo solía ir con mi amigo Jose (épica proyección de "Torrente", a la que asistimos completamente empapados por la lluvia), pero hubo otras sesiones igualmente memorables, que se quedan asociadas a ciertas personas... Con Sophie, vimos juntos "Star Treck V", un pase privado en La Vaguada, durante las pellas de Latín... Con Fernando, la locura: el Festival de Cine de Donosti, quince películas en cuatro días, incluyendo "Pulp Fiction")... Con Ruth, "Jerry Mac Guire", que la vimos empezada... Belén se identifica con "Estallido", posiblemente no sea la peli romántica por excelencia... Mi hermana y yo disfrutamos mucho con "Gremlims", o con "ET"... Mi padre era grandilocuente incluso para el cine: su película es "Lo que el viento se llevó"... Y la de mi madre sería "Solas" o "Volver"... Para mi abuelo, escogería "Historias de la radio", o "Calabuch"... Con mi mujer, he ido mucho al cine, por supuesto más veces de solteros, sobre todo porque el cine se ha encarecido mucho... aunque me he tragado, estoicamente, la última de Harry Potter...

Todo esto, para deciros que ha muerto el "Cinebox Alcalá Norte"... cuya desaparición ya estaba cantada hace muchos meses, por la falta de público... Y que ha seguido la estela de tantas otras salas, como el mítico cine "Velázquez", y otros muchos, tanto en la almendra central como en la periferia... Con el VHS se pensaba que el cine desaparecería, pero los más agoreros se equivocaban... Con el DVD se pronosticó el fin del VHS, y se ha cumplido... El Blu Ray se supone que terminará con el DVD...

Pero serán los propios cines, con sus precios abusivos y sus complementos los que terminarán con las salas de cine en el centro de Madrid... más todavía que los "screeners", los programas de descarga de películas y los piratas...

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo contigo en tus apreciaciones sobre el tema. Los cines están cerrando no por la piratería, sino por los precios que cobran que no están la alcance de cualquiera.
    Dónde vivo ya no quedan cines y yo también sentí mucho en su día la pérdida.
    Me parece lamentable, lo que no sé si esto tiene solución.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. sobre todo, lo que no entiendo, Gloria, es cómo puede cerrar el único cine del barrio... que hasta llegar al más cercano, el Victoria, tienes casi diez paradas de metro... y otro tanto hasta la Gran Vía... Y no quiero imaginar un mundo sin cines...

    ResponderEliminar