miércoles, 2 de febrero de 2011

HISTORIA DEL NO...

¿Alguna vez te has planteado cómo sería tu vida, si todo hubiera sido distinto? ¿Es decir, si cada vez que una pregunta o una situación que podría haberse saldado con un "SI", se hubiera solucionado con un "NO"? Yo llevo unos cuantos días pensando en ello... y este seria el resultado... La única regla que hay que respetar, es la que marca la muerte: el final de una persona llega de todas formas, por mucho que tú quieras evitarlo...

Nací un 23 de mayo, lunes para más señas, de 1970, en el seno de una familia rica, o como poco, bastante acomodada... Mi padre era investigador en un centro de terapia contra el cáncer, pero estaba acostumbrado a guardarse los sentimientos y sobre todo la frustración que generaba en él no haber podido salvar la vida de su madre... No tenía grandes vicios ni ansiedades lectoras o de conocimiento, y la suya era una habilidad desarrollada con el paso de los años... Su mayor virtud, sabía escuchar... Y jamás se oyeron gritos en casa... Mi madre trabajaba en Iberia, aunque siempre tuvo ganas de estudiar medicina... Mi abuelo siempre vivió con nosotros, y son los mejores recuerdos que mi hermana y yo conservamos de nuestra infancia...Los meses de julio y septiembre los pasábamos en una casita del barrio de Canillejas, pero en Agosto, era la peregrinación familiar hasta la playa...

¿Y qué puedo contar de mí, en aquellos primeros años? Yo era un chico alto, rubio, fuerte, con los ojos muy azules, y el corazón muy grande... Inspiraba confianza, sobre todo en los primeros años del Instituto, donde un par de peleas bien ganadas contra los malotes de turno consiguieron que yo fuera el más malo entre los malos... Mis resultados académicos no eran del todo buenos... pero tampoco es algo que me preocupase en demasía... Los deportes, sobre todo la natación y el fútbol (todavía se recuerdan mis proezas como portero),  eran los mejores momentos de toda la semana... Me convertí en un líder nato a los 13 años, con el típico estirón... y aprendí a controlarme gracias a las artes marciales, en las que alcancé un gran nivel...

Una muestra de mi liderazgo y de mis dotes de negociación fue que, desde los trece a los dieciocho años, siempre fui elegido representante de la clase... Con los profesores, me mantenía en un plan de sana camaradería, y me iba de farra con un par de ellos, o por lo menos a comer en los últimos años del instituto... Pero mi pasión eran las mujeres... Verlas, y no solamente eso... Y tenía mucho éxito... Con mi buena planta (frisando el metro ochenta a los catorce años), nunca me faltaba compañía femenina... Hice el amor con una compañera de clase, en su casa, a los quince años, mientras me daba clases de matemáticas... aunque siempre respeté las reglas de oro: cortesía, amabilidad... y preservativos... Sin embargo, no apreciaba a las mujeres, eran meros objetos de deseo...y cuando conquistaba una, me iba por la siguiente... Nunca tuve una mujer a quien amase de verdad... pero era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer...

Mi hermana mayor, una auténtica belleza de inmensos ojos negros y melena hasta la cintura, fue la más rebelde de la familia, y abrió camino en muchos campos: desde la forma de vestir (tremenda su etapa de gótica), los horarios para ir de copas, incluso las recompensas monetarias por hacer las labores de la casa... Siempre ha sido mi apoyo... Mis padres y mi abuelo me permitieran todos los caprichos: campamentos de playa y de montaña, largas estancias en el extranjero... Pero mis padres casi nunca me llevaban de viaje, y me quedaba en Madrid, con mi abuelo, y mis amigos... Cosas de la adolescencia, me dio por vestir más lo más opuesto posible a la voluntad de mi padre... aquellas noches de jueves por Malasaña, con la mejor estética heavy... las borracheras.... la cerveza... algunos porros.... y mujeres...

En la playa con mis primos y primas
En la familia, quitando la lectura de los periódicos y de las revistas, no teníamos una costumbre lectora, si no contamos el Vademecum de mi padre y los crucigramas... Mi abuelo, cuando se jubiló, dejó de leer... Los únicos libros que entraban en casa eran los que nos regalaba la familia, una larga retahíla de primos, tíos, sobrinos, tan grande que las cenas de Nochevieja y de Navidad las celebrábamos casi siempre en un restaurante... porque no cabíamos en ninguna de las casas... Con tanta familia, la "operación vacaciones de agosto" era un viaje iniciático, con todos los miembros repartidos en los distintos coches, hasta llegar a Cullera, donde teníamos pisos colindantes, en primera línea de playa... 

Mis primos, y sobre todo algunas de mis primitas, se han convertido en los mejores aliados que puede soñar un gamberro como yo... majo, pero gamberro... Casi nadie se atrevía a salir de casa el día de los santos inocentes, puesto que nuestro sentido del humor era bastante peculiar... Me encantaba el verano, aquellas largas tardes y noches al borde del mar... y muchas veces lamenté que algunas de las diosas que se tendían delante de mí, para capturar el último rayo de sol, fueran precisamente mis primas... aunque al final, estuve saliendo una temporada con una de ellas, Marianella, porque eramos primos circunstanciales... Pero no seguimos juntos, una vez que terminó el verano...

Terminé pues sin pena ni gloria el instituto, y comencé los estudios de periodismo en la UCM... Allí, pude encontrarme con personas muy parecidas, cuya finalidad era... estar el mayor tiempo posible en la cafetería, fingiendo que estudiaban, y jugando al póker... Gracias a la ayuda de Carmen, una compañera y amiga desde el primer año, me fui corrigiendo, estudiando un poco más... El golpe de suerte fue la beca de prácticas del diario ABC, que conseguñi en tercero de carrera, y que me permitió establecer buenos contactos... para el futuro... He tenido la suerte de saber moverme bien, aprovechar las oportunidades que me presentaba la vida... incluyendo la dichosa mili... Durante varios años, mientras seguía estudiando en la facultad y preparando la tesis doctoral (obtuve un Summa Cum Laude), conseguí compaginarlo con las milicias universitarias, por lo que en el año 1995 había terminado... Y seguí adelante con mi vida...

No, no he conocido a una mujer especial... sigo soltero... pero con derecho a roce... Quemo la energía sobrante en el gimnasio, haciendo pesas... bueno, y bailando: soy un gran bailarín, al menos eso decía mi profesora, Vicky... Una hermosura de mujer, con quien mantuve un apasionado romance durante varios meses... 

Ahora, estoy viviendo en un pequeño piso de soltero, en Málaga, trabajando para varios medios digitales... y de vez en cuando hago un viaje a Madrid, para ver a mi madre y a mi hermana... Todos hemos conseguido superar la muerte de mi abuelo y de mi padre... y la vida nos sonríe... Quien sabe, igual consigo encontrar en esa hermosa ciudad al borde del océano una persona especial, que me haga sentir el deseo de sentar la cabeza... pero de momento, me basta con Dartacán, mi galgo negro adoptado... Aunque tengo demasiado vivo el recuerdo de aquella chica, la hija del mejor amigo de mi padre, con quien compartí muchos momentos hermosos...

Esta ha sido mi historia del "NO"... Igual te apetece contar la tuya...

3 comentarios:

  1. Es un relato tan bueno que al final me he quedado con la duda. ¿Es tu historia de verdad o lo que hubiera podido ser de tu vida?

    Todos soñamos qué hubiera pasado si en vez de esto hubiéramos hecho aquello otro. Pero creo que la vida que tenemos cada uno es la única posible que podíamos tener, en nosotros está el mejorar el futuro, porque el pasado ya no hay quien lo cambie.

    Me ha gustado mucho.

    Un abrazo chico rubio de ojos azules. ^.^

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  2. Propicias tardes, Gloria... No, esta no es mi vida... es una recreación, más bien, el opuesto... y ni siquiera sería completamente exacta... Lo divertido de la autoficción, es la libertad que te da para imaginar algo distinto... y darte cuenta de que, en el momento presente, son muy pocas las cosas que te gustaría cambiar... Son las tortas que te da la vida, las que te van moldeando... y te hacen como eres... Aunque no me importaría ser un chico alto, rubio y con los ojos azules...

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  3. jajaja, a mi tampoco me importaría, pero en mi caso claro está, chica rubia y ojos azules ¡qué topicazo! jajaja.

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