Cómo se retoma el hilo de toda una vida... Cómo seguir adelante, cuando en tu corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo no puede enmendar: aquellas que hieren muy dentro, que dejan cicatriz... Muchas veces, demasiadas desde mi separación y posterior divorcio, me he planteado estas preguntas... pero sigo sin encontrar una respuesta satisfactoria... Y sin embargo, sigo adelante con mi vida, algunos días más extraños que otros, pero en todo caso, contagiados por la soledad de la casa vacía, y por demasiados recuerdos de buenos momentos que pasaron para ya no volver...
Las cosas no son ni tan fáciles como las cuentan los manuales de autoayuda o los amigos bienintencionados, ni tan complicadas como parecen en un primer momento. Lo que más me costaba era combatir el silencio, pues mi gato es un ser bastante callado, y en cualquier caso mucho menos conversador que mi mujer. Los dos últimos años de relación, al trabajar en turnos contrapuestos, tampoco puede decirse que hablase mucho con mi "ex", y me enganché a "Los 40 principales", "Kiss FM" y "Máxima FM" para escuchar de vez en cuando una voz humana entre canción y canción... También me ha dado por escuchar viejos CD´s de "Pink Floyd", "Mecano", "Hombres G" y distintos recopilatorios que he ido encontrando por las estanterías de mi casa, algunos de ellos todavía sin abrir...
Y cuando necesito provisiones, nada mejor que ir al mercado que está cerca de casa, o al socorrido chino... Porque a veces, no tienes ganas de hablar con la gente, ni siquiera con el amable pescadero que te pregunta si te gustaron los filetes de emperador que te llevaste hace dos días... Ni mucho menos con el pollero, que te comenta que tiene huevos de corral en oferta... Por eso, prefieres el relativo anonimato del Mercadona, donde puedes pasear a gusto entre multitud de estantes llenos de cosas que realmente no necesitas... pero que decoran mucho...
Hay días mejores que otros, en los que te levantas con energías para comerte el mundo, dispuesto a aprovechar bien las vacaciones... Este año, por cierto, no hay playa, no podré reanudar mi compromiso con el mar, ni sumergirme lentamente entre un lecho de olas y de sentimientos... Y lo añoro mucho... Pero no me ha quedado más remedio que permanecer en Madrid, la ciudad de mis sueños rotos, pero al mismo tiempo de mis esperanzas...
Estoy empezando a moverme en las procelosas aguas de las editoriales y de los agentes literarios, para ver si consigo publicar mi novela romántica, y también la antología de relatos de terror que terminé de editar hace varias semanas... De momento, he recibido algunas respuestas, sé que están leyendo y valorando mi trabajo, y eso me hace sentir extraño; por una parte me hace mucha ilusión el compartir con un lector anónimo está sumergiéndose en mis mundos de pesadilla, llenos de humor negro, pero al mismo tiempo de la expresión de múltiples miedos (a la soledad, a los fantasmas, a los asesinos despiadados, a los acontecimientos paranormales... todos ellos nacidos de mi imaginación en días y noches como estos...); pero por otra me siento examinado a través de mis palabras...
Palabras, siempre palabras... Supongo que esa es la parte interesante de ser un blogger: el compartir con los demás, aunque sea al otro extremo de la pantalla los "hijos" de mi mente... Sigo escribiendo, pero mucho menos que antes... Será que ahora me interesa más publicar que escribir, porque tengo material para formar varios libros más: uno de relatos cortos amorosos, otro de historias de terror, y también otro de cuentos, además de un cuarto de historias un poco extrañas pero con un alto contenido de humor, aunque sea muy negro...
Pero hoy es uno de esos días en los que me apetece estar en casa... Y pensar en el futuro, aunque de momento no lo tenga demasiado claro... Y, por supuesto, recordar algunas cosas que merece la pena ser recordadas: antiguos amores, momentos de felicidad pura junto a la mujer que amé (y que sigo amando) más de veinte años después de conocerla... Sí, pienso en ella, Yolanda, mi musa, hacia quien van dirigidas casi todas mis poesías de amor, y muchos de mis relatos del mismo signo...
Hoy es uno de esos días en los que me apetece recordar... sentimientos... sensaciones... esperanzas... y sueños... para evadirme un poco de la grisura de un hermoso día de verano... en el que el pasado parece mucho más interesante que el presente... y pensar en sus brazos, en sus labios, en sus ojos negros y en su melena azabache... Mi Yolanda... que me acompaña desde aquél lugar extraño... en el que todo es posible...
Las cosas no son ni tan fáciles como las cuentan los manuales de autoayuda o los amigos bienintencionados, ni tan complicadas como parecen en un primer momento. Lo que más me costaba era combatir el silencio, pues mi gato es un ser bastante callado, y en cualquier caso mucho menos conversador que mi mujer. Los dos últimos años de relación, al trabajar en turnos contrapuestos, tampoco puede decirse que hablase mucho con mi "ex", y me enganché a "Los 40 principales", "Kiss FM" y "Máxima FM" para escuchar de vez en cuando una voz humana entre canción y canción... También me ha dado por escuchar viejos CD´s de "Pink Floyd", "Mecano", "Hombres G" y distintos recopilatorios que he ido encontrando por las estanterías de mi casa, algunos de ellos todavía sin abrir...
Y cuando necesito provisiones, nada mejor que ir al mercado que está cerca de casa, o al socorrido chino... Porque a veces, no tienes ganas de hablar con la gente, ni siquiera con el amable pescadero que te pregunta si te gustaron los filetes de emperador que te llevaste hace dos días... Ni mucho menos con el pollero, que te comenta que tiene huevos de corral en oferta... Por eso, prefieres el relativo anonimato del Mercadona, donde puedes pasear a gusto entre multitud de estantes llenos de cosas que realmente no necesitas... pero que decoran mucho...
Hay días mejores que otros, en los que te levantas con energías para comerte el mundo, dispuesto a aprovechar bien las vacaciones... Este año, por cierto, no hay playa, no podré reanudar mi compromiso con el mar, ni sumergirme lentamente entre un lecho de olas y de sentimientos... Y lo añoro mucho... Pero no me ha quedado más remedio que permanecer en Madrid, la ciudad de mis sueños rotos, pero al mismo tiempo de mis esperanzas...
Estoy empezando a moverme en las procelosas aguas de las editoriales y de los agentes literarios, para ver si consigo publicar mi novela romántica, y también la antología de relatos de terror que terminé de editar hace varias semanas... De momento, he recibido algunas respuestas, sé que están leyendo y valorando mi trabajo, y eso me hace sentir extraño; por una parte me hace mucha ilusión el compartir con un lector anónimo está sumergiéndose en mis mundos de pesadilla, llenos de humor negro, pero al mismo tiempo de la expresión de múltiples miedos (a la soledad, a los fantasmas, a los asesinos despiadados, a los acontecimientos paranormales... todos ellos nacidos de mi imaginación en días y noches como estos...); pero por otra me siento examinado a través de mis palabras...
Palabras, siempre palabras... Supongo que esa es la parte interesante de ser un blogger: el compartir con los demás, aunque sea al otro extremo de la pantalla los "hijos" de mi mente... Sigo escribiendo, pero mucho menos que antes... Será que ahora me interesa más publicar que escribir, porque tengo material para formar varios libros más: uno de relatos cortos amorosos, otro de historias de terror, y también otro de cuentos, además de un cuarto de historias un poco extrañas pero con un alto contenido de humor, aunque sea muy negro...
Pero hoy es uno de esos días en los que me apetece estar en casa... Y pensar en el futuro, aunque de momento no lo tenga demasiado claro... Y, por supuesto, recordar algunas cosas que merece la pena ser recordadas: antiguos amores, momentos de felicidad pura junto a la mujer que amé (y que sigo amando) más de veinte años después de conocerla... Sí, pienso en ella, Yolanda, mi musa, hacia quien van dirigidas casi todas mis poesías de amor, y muchos de mis relatos del mismo signo...
Hoy es uno de esos días en los que me apetece recordar... sentimientos... sensaciones... esperanzas... y sueños... para evadirme un poco de la grisura de un hermoso día de verano... en el que el pasado parece mucho más interesante que el presente... y pensar en sus brazos, en sus labios, en sus ojos negros y en su melena azabache... Mi Yolanda... que me acompaña desde aquél lugar extraño... en el que todo es posible...
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