viernes, 6 de mayo de 2011

¿SOLEDAD, DIVINO TESORO?

Hay palabras que me dan miedo... la peor de todas, es la soledad... quizás porque he pasado demasiados años solo, incluso en medio de la gente, o porque algunos de los recuerdos que se te graban durante la infancia te persiguen durante toda tu vida, sin importar lo que hagas para exorcizarlos... Odio la soledad... se entiende, la soledad no deseada, aquella que te viene impuesta por las circunstancias...

Llevo demasiado tiempo trabajando al otro extremo de un uniforme, en el lado más marrón y beige, o verde y beige, de la vida, y supongo que ya debería de haber generado los suficientes anticuerpos para inmunizarme contra ella... Mientras seas el único de tu especie en un lugar público, te sentirás solo... Al menos, esto no es un comercio... Durante casi tres meses, estuve de vigilante en un centro comercial, y me sentía fatal cada vez que la típica madre estresada y atareada, que no consigue hacerse con sus fieras, les lleva donde yo estoy, controlando al personal y a los clientes, me señala con el dedo, y le dice, muy seria, a su churumbel: "Mira, que como no seas bueno/buena, este señor te lleva al cuartito..." ¡Señora mía, si supiera usted por qué motivos llevamos a los ladrones al cuartito, y lo que suele pasar después (depende del jefe de tienda llamar o no a la Policía), no lo utilizaría como amenaza! Luego, cuando tienes que llevar a dicho cuarto a una ladrona de las que usan el carrito de bebé y la propia ropa del niño como camuflaje, te aseguras de entrar por parejas, y si no hay ninguna vigilante en el centro, esperas hasta que baje una empleada, o venga una agente de la policía...

Sí, he pasado demasiadas noches al raso, vigilando caminos en una puta nave desierta... He soportado demasiadas veces el desprecio de gorilas humanos, de personas muy nerviosas y de niñatos de instituto (al menos, casi todos los grupos que entraban en Canal + para uno de sus programas estrella)... incluso de delincuentes en cierto ministerio... También he vivido demasiados amaneceres, como para emocionarme con los primeros rayos del sol... y, sin embargo, es una de las pocas cosas que me dan esperanza...

La soledad en el ámbito laboral puedo entenderla, es uno de los requisitos del puesto, como quien dice... y trabajando a turnos, con eso diez minutos de conversación y novedades, tampoco hay ocasión de sentir el famoso "espítiru de cuerpo"... Pero no me quejo: estoy en un buen sitio, tengo una buena compañera, y un par de buenas amigas... además de no pasar frío, ni calor... y tener el servicio cerca...

Dice el refrán que nunca estás del todo solo, si tienes un amigo... y mi pregunta es bien sencilla: ¿los gatos cuentan? Porque en ese caso, ya tendría dos amigos a toda prueba, y un par de decenas de amigos en la red, que tampoco necesitas mucho más... Es curioso: gracias a las redes sociales, puedes tener amigos por todo el mundo, incluso en países que no eres capaz de ubicar en el mapa, y que posiblemente jamás en tu vida conocerás, salvo por fotos... Y no deja de ser importante la labor realizada por las redes sociales: son buenos paliativos para algunas carencias del alma... o como diría mi querido amigo Maslow, "la necesidad de pertenencia al grupo", y "la necesidad de referencia hacia el grupo". En el fondo, aquellos son los motivos que nos llevan a los seres humanos a cometer las mayores estupideces...

Durante los últimos cuarenta años, he formado parte de algunos grupos, unos buenos, otros malos: "el clan de los estudiosos", "los gafapasta", "los mantas" (en el deporte), "el primer grupo de Castores" (Bárcena Mayor), un "dojo", un "club de montaña", un par de asociaciones estudiantiles, "los malotes del insti", los "fabricantes de volcanes en la playa", "la agrupación de amigos fieles", los "fumadores", los "veteranos Boinas Verdes"... incluso durante varios meses estuvimos en un grupo de matrimonios...

Por supuesto, el club más selecto de todo es el que forma una pareja (o un trío, si contamos al gato), no me hubiera importado aumentarlo un poquito más, pero de momento me conformo con unas cuantas plantas, y un proyecto de perro... Es cierto, por parte de mi mujer, sigo teniendo una familia bastante amplia, un pueblo al que viajar si necesito perderme, y un coche que me puede llevar a cualquier parte en pocas horas (que el teletransporte no existe, por mucho que lo use el doctor Spock)...

Pero me sigue dando miedo aquella palabra, "soledad"... se entiende que la no deseada... La del abuelo que se muere de tristeza, literalmente, en su casa, y nadie se percata de ello hasta que empieza a oler... La soledad de cuando no te importa nada ni lo que comes, o cómo te vistes, o si estás o no aseado.. La sensación de haber desperdiciado los mejores años de tu vida... La soledad de la ausencia de la persona amada, cuando tu existencia deja de tener sentido... 

¿Y cómo luchas contra esa soledad? Muchas veces, depende de la edad, y por supuesto, de los recursos... Sin salir de casa, las posibilidades son muy grandes: dormir la siesta, hacer una maqueta, escuchar música, leer un buen libro (o uno mediocre), escribir, hacer un puzzle... inlcuso ponerte a limpiar los cristales, o en mi caso, ordenar las estanterías, pues tengo libros en doble y triple fila... Lo que sea, con tal de no estar inactivo... Porque a veces, el tiempo es el mejor aliado, todo vale con tal de no quedarse en la cama, a contar los minutos con ojos de miope...

¿Y fuera? Como siempre, dependerá de tu grado de soledad, y de tu necesidad de compañía... Si eres poco exigente, un paseo, tranquilo, con la radio o el MP4, sin prisa... También puedes retomar tus conocimientos de patinaje... Pero casi todas las vece, me conformo con ir  a hacer la compra al mercado, ver las mercancías, los puestos, la gente que pasea, admirando los trozos de queso, los encurtidos, y mil cosas más, que atraen la atención... Aunque no compres nada, por lo menos paseas... Pero casi siempre, combino varios vicios menores, y me pongo a leer, en un banco, sintiendo el calor del sol...

Disfrutar, amigo mío, en el fondo, de eso se trata: de disfrutar, incluso de la soledad no deseada...


2 comentarios:

  1. Siempre pienso que es más rentable valorar lo que tenemos, por malo que sea, que desesperarnos por lo que no tenemos.

    Hermoso relato.

    Besos y feliz fin de semana.

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  2. igualmente, Gloria... y que al menos uno de tus sueños más chiquitos se haga realidad... que yo seguiré soñando una vida entera... cordiales maullidos...

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