lunes, 2 de mayo de 2011

FIEBRE...

La fiebre no debe ser una buena consejera, sobre todo cuando se prolonga varios días, pero supongo que es algo a lo que te vas acostumbrando, incluso a veces, le puedes coger cariño... Esa sensación como de estar flotando, cuando nada te importa ni la gente ni el mundo... Ese ataque de egoísmo aparente, cuando tu vida, demasiadas veces, está formada por concesiones, negociaciones y mentiras... de esas que te ayudan a mantener la farsa de tu presente... 

Porque así es como te sientes: como un farsante, no de cara a los demás, sino a ti mismo... y eso es lo más grave, puesto que eres una de las pocas personas a quienes no puedes engañar... normalmente... Sentimientos, en el fondo, se reduce a eso, a formar parte de algo superior, ya sea una entidad laboral, un colectivo (aunque tengo más de perro guardían que de oveja)...

Fiebre, sin duda alguna, debe ser eso, porque siempre me baja las defensas, disminuye el nivel de autocontrol, y al final, puede terminar ocasionando desastres de magnitudes épicas.... Y sobre todo, te hace plantearte lo que sientes por los demás, y corres el brutal riesgo de despertar lo que late en las profundidades de tu corazón... ¡Sentir, y no solo eso, decirlo!

¿Y si el perro guardián se pone a pensar como las ovejas?¿Si de repente, comienza a sentir "esas cosas" de las que hablan, como la empatía, la amistad, el amor, la solidaridad?

 Tal vez, por eso nunca me he alegrado tanto de ser un programa informático... y de que todo se pueda arreglar con un "Bienvenido, agente Smith"...

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