jueves, 29 de marzo de 2012

ESTAR A LA SEXTA PREGUNTA

Cuando estudiaba la carrera de Periodismo, en el siglo pasado, nuestra profesora de Redacción Periodística nos recordaba una y mil veces las cinco preguntas a las que tiene que responder toda noticia: QUIÉN, CUANDO, CÓMO, DONDE, y POR QUÉ... Y ahora, no deja de hacerme gracia que sigan estando tan profundamente grabadas en mi memoria que todavía intento responder a todas ellas cuando me pongo a escribir una entrada en cualquiera de mis blogs (menos en el de poesía, que está en proceso de refundación y por su propia esencia se resiste a cualquier tipo de estructura formal)...

Esta entrada es en cierta manera la continuación de otras anteriores, desde "Ficha técnica de un patito feo" (en la que repasaba de manera bastante humorística mis características como ser humano), hasta "Tormenta de besos" (en la que hablaba de la importancia de tener a quien besar y mencionaba las cosas que he perdido con el divorcio) y "Hoy os hablaré de ella... y de mí" (un breve repaso de las causas finales de mi separación)... Pero hoy me apetece mirar hacia adelante, con mi "mala follá" habitual, mi sentido del humor bastante negro y, una de las cosas más importantes, la capacidad de hablar mal de mí mismo, de burlarme incluso de lo que me preocupa, y de ser capaz de compartirlo con vosotros...

Para qué engañarme: una de mis principales preocupaciones ahora mismo es la lucha contra la soledad, porque después de quince años juntos, de los cuales ocho de ellos casados, ahora se me hace muy cuesta arriba el encontrar de nuevo pareja. Es cierto, tengo a mi madre, a mi hermana y a mi gato como familiares directos, un puñadito de buenos amigos a toda prueba tanto en Madrid como en el resto de España y parte del extranjero (ellos saben de sobra quienes son, casi todos ellos se conocen entre sí por mi culpa en facebook)... pero noto la necesidad de tener algo más, una pareja, alguien a quien abrazar, a quien besar o con quien pasear de la mano hacia el atardecer... o el amanecer, depende del momento del día en el que nos encontremos... No tengo demasiada experiencia con la mujeres como pareja (solo he estado con dos, una de ellas una compañera de trabajo mayor que yo cuando estuve en Inglaterra, y la otra mi ex mujer), aunque casi siempre he funcionado muy bien como amigo sin derecho a roce, y eso es lo que me gustaría cambiar... Trabajo de vigilante de seguridad en una de las principales empresas del sector (por algo nos llaman los conguitos), pero con mis turnos de doce o catorce horas y los cambios de destino, me queda poco tiempo libre y energías para socializarme y "ligar" (creo que todavía se sigue llamando así,¿verdad?)... pero tengo bastante claro que no quiero quedarme solo o para vestir santos... Y me viene a la memoria la famosa estructura de la noticia en cinco preguntas, para hablaros de la situación por la que estoy pasando...

QUIÉN (o QUIENES): "Moi", "ich", "me", "yo", "el menda", aunque con el párrafo anterior y las tres entradas que os he mencionado antes, además de lo que hayas podido ir leyendo por tu cuenta, tendrás para hacerte una idea... Es decir, un divorciado con sentido del humor muy negro, escasas habilidades para el ligoteo, poco tiempo libre, y que se siente solo... Habría que complementarlo con un "A QUIÉN (busco)": a una mujer de similares características, compatible conmigo, con intereses y aficiones parecidas, con sentido del humor (la versión especular de mi ficha de patito feo), a ser posible que resida en Madrid o en España (y si además está comunicada por el AVE o con las compañías de avión de bajo coste, mejor)... La edad no es un factor determinante, aunque reconozco que no haría gran cosa con una chica de veinte años... y una de las mujeres que más me han fascinado era diez años mayor que yo... aunque me he pasado veinte años enamorado de manera imposible de una amiga de mi misma edad... y tuve la inmensa suerte de estar enamorado durante buena parte de mi adolescencia de una chica que solo me vio como "un buen amigo sin derecho a roce"... y llevo las iniciales de sus nombres tatuados sobre mi piel... Vale, son las letras "A", "B" y "S" (esta es la típica información destinada a los curiosos/as...).

CUÁNDO: Aquí la cosa se pone interesante, porque lo que me falta precisamente en este momento es el tiempo libre, con mis turnos de trabajo de doce y de catorce horas... y de momento no he tenido mucha suerte en lo que se refiere a compartir turno y destino con mujeres, aunque es algo que no descarto, dudo mucho que una empresa de seguridad pueda funcionar de manera eficaz como agencia matrimonial o empresa de contactos (se han dado casos...). Pero como tengo la suerte de tener un trabajo fijo, casa propia y días libres, tampoco descarto el aprovechar mejor el tiempo, desplazarme a otras ciudades de manera temporal si fuera necesario, o incluso cambiar de curro (estoy en ello... pero la cosa es muy complicada...).

CÓMO: Otro pequeño problema... Fue mi ex-mujer quien tomó la iniciativa hace quince años, la persona que dio los primeros pasos y diseñó una estrategia para conquistarme... y sinceramente, ahora mismo no estoy por la labor de comenzar a empollarme manuales prácticos de auto-ayuda para aprender a ligar... aunque hace años, antes de conocerla, asistí a un curso intensivo (bastante divertido y esclarecedor) de formas de relacionarse con representantes del otro sexo... No me entusiasma trasnochar, ni pasarme horas en un bar de solteros, lleno de cazadores de cabezas de ambas tendencias... aunque siempre queda el recurso de los clubs para solteros, las páginas web para encontrar pareja, las agencias especializadas, realizar cierto tipo de actividades y otras fórmulas intermedias... como por ejemplo la de anunciar mis (honestas) intenciones en mi propio blog... incluyendo mi correo electrónico profesional (hombresdetinta@hotmail.com) como forma de contacto...

DÓNDE: Supongo que lo más importante sería la primera toma de contacto, aunque sigo investigando la forma de alcanzarla... Casi siempre, se plantean territorios neutros, como cafeterías, bares, restaurantes, salas de exposiciones... aunque si alguna está interesada, a un blogger y periodista de investigación como yo se le ocurren unos cuantos sitios interesantes no demasiado lejos de Madrid para conocerse, desde un paseo en globo hasta un "spa" super relajante, pasando por una de las posadas más relajantes de la periferia, la osa de la Puerta del Sol, una fantástica cafetería o el mismísimo Café Gijón... Hay fórmulas intermedias, por supuesto, antes que nada podemos conocernos en un chat, intercambiar correos electrónicos, dedicarnos canciones en Youtube... o cualquier otra alternativa, pero alguien tendrá que dar el primer paso... y me parece que tengo que ser yo...

POR QUÉ: Es, me parece, la pregunta más fácil de responder... Porque me siento solo... y no quiero seguir estandolo... Porque he superado todas las fases del duelo, y lo que me interesa es pasar página en mi vida, encontrar una compañera, un alma gemela, una amiga con derecho a roce... alguien que me apoye, y a quien apoyar... que me defienda, y a quien defender... que me cuide, y a quien cuidar... Si por el camino voy encontrando nuevas amigas, conociendo gente y ampliando mi círculo de amistades, tampoco me parece mal... Pero lo que me apetece de verdad es pasar página...

Llegados a este punto, quedan pocas cosas más que contaros con esta entrada... Salvo que quizás se pueda añadir otra pregunta...

POR CUÁNTO: No penséis mal... o hacedlo si queréis, a estas alturas, muchos de vosotros ya me conocéis bastante bien... Cuando me refiero a "por cuanto", sobre todo estoy pensando en "A CAMBIO DE QUÉ"... Es decir, puedo estar buscando pareja de manera bastante activa, pero tengo muy claro que no me apetece volver a caer en una relación parasitaria como la que tenía con mi ex-mujer, sin demasiados puntos en común, con diferencias irreconciliables en lo político y en lo religioso, casi endogámica, sin relaciones con el exterior... Pero tampoco me apetece demasiado el otro extremo, es decir, tener que sacrificar cosas que son importantes para mí, como viajar, ir a ver una exposición, asistir a un concierto en el Auditorio Nacional, ir al cine o a jugar al billar con mi mejor amigo... No me gusta beber, pero no tengo ningún inconveniente en tomarme alguna copa de vez en cuando y pasarme el resto de la noche a base de zumos de piña y botellines de agua mineral... No me gusta ir a discotecas, pero soy un bailarín de vals bastante decente, y me gusta mirar cómo la gente se lo pasa bien... No me gusta ir a los toros ni al circo, y esa es una de las pocas cosas con las que no pienso negociar: la tortura no es cultura... Y tampoco me gusta que intenten hacerme comulgar con ruedas de molino: quien me quiera, o a quien interese, que lo haga por lo que soy, por lo que puedo llegar a ser...

Resumiendo... Periodista, escrito y blogger con experiencia, busca pareja desde el presente para mirar juntos hacia el futuro... y lo demás es otra historia... que ya os contaré en otro momento, como la de "Lady Laura y el vigilante"... o bien "Confesiones de un cuarentón incipiente..."

Y como siempre, gracias por haber llegado hasta aquí... porque es tu elección el seguir leyéndome o dejar de hacerlo...




lunes, 19 de marzo de 2012

HOY TE HABLARÉ DE MI... Y DE ELLA...

Siempre pensé que las dichosas fases del duelo, que se van atravesando desde que se produce una pérdida hasta que esta se supera, alcanzando el estado de aceptación, tenían mucho de palabrería de psicólogos y psiquiatras, pero estoy empezando a pensar que igual tienen parte de razón. Al menos, es lo que he podido comprobar desde el mes de agosto del año pasado hasta la fecha, en que me encuentro en la tercera y última fase: la aceptación. Es decir, el momento en el que asumes que la pérdida es definitiva, y que no te queda más remedio que seguir adelante con el resto de tu vida de la mejor manera posible, y seguir reconstruyéndote poco a poco.

Han sido unos meses amargos, duros y complicados, durante los cuales perdí incluso las ganas de hacer lo que más me gustaba: escribir...

Una semana después de nuestra ruptura. me prometí a mi mismo no volver a hablar de ella, si no era para hacerlo bien, recordar buenos momentos, e ir interiorizando los malos, que los hubo. Más o menos, he conseguido cumplir con esta promesa, hasta que la presión ha sido demasiado grande en mi interior, y ahora tengo que escribir sobre mis sentimientos para seguir adelante.

Hemos estado juntos durante quince años, como novios, y los últimos ocho como matrimonio. Y como a todo el mundo, nos han ido pasando cosas buenas y malas, desde muertes en la familia hasta operaciones de distinta consideración (entre ellas  mi apendicitis aguda), incluyendo cambios de residencia, nuevos trabajos... Los primeros años de casados, todo era más o menos nuevo para nosotros, sobre todo el hecho de tener la casa entera a nuestra disposición (salvo durante las visitas de sus padres (viven en Extremadura, y vienen de vez en cuando a Madrid, aunque nosotros también solemos viajar al pueblo) y el no tener que dar explicaciones a nadie, ni tampoco grandes obligaciones al margen de tener bien cuidado a nuestro gato. Es decir, nuestra vida era más o menos normal. Teníamos, por supuesto, nuestras diferencias, por ejemplo el tipo de películas que  nos gustaban (para mi las románticas  y las de acción, para ella las de terror y cierto tipo de comedias, compartiendo las de acción), y sobre todo su nulo interés por la lectura, el acudir a exposiciones o visitar museos, su escaso interés por el teatro... No eran diferencias irreconciliables ninguna de ellas, y con el paso del tiempo hemos ido aprendiendo a tener cada uno de nosotros gustos distintos... La terapia de pareja a la que nos sometimos no funcionó, con todos sus trucos y posibilidades de acercamiento, no dio los resultados que esperábamos... quizás porque no nos la tomamos demasiado en serio, o porque no hacía más que poner en evidencia nuestras diferencias...

Pasaron los años, y nos íbamos alejando poco a poco, no solo físicamente en cuanto a espacios en la casa, sino temporalmente... Ella empezó a trabajar en un hospital (es auxiliar de enfermería) siempre con el turno de tarde o el de noche, y con la predisposición a doblar la jornada cuando se lo pidieran sus jefes, trabajando seis días a la semana; mientras que yo seguía con el turno fijo de mañana, lo que me permitíría tener todas las tardes libres para leer, soñar, pasear, ver la tele de vez en cuando, y escribir. Sobre todo, escribir: así nació este blog y todas sus filiales, de unas condiciones laborales muy concretas y de una buena gestión del tiempo. El mayor problema era que dos personas dificilmente pueden hacer vida de pareja, o de cualquier otro tipo, si apenas se ven: ella venía de trabajar a las once de la noche, yo me tenía que acostar a las doce y media como muy tarde para estar en condiciones de madrugar al día siguiente...

Yo también me reía cuando me decían que internet y las nuevas tecnologías tenían en parte la culpa de la ruptura de muchos matrimonios, hasta que tuve que competir contra faceboook, twenty y otras redes sociales por el tiempo y la atención de mi mujer, puesto que cuando regresaba a casa, muchas veces si molestarse en cenar, se iba a su despacho para chatear y cotillear con sus amigos, en vez de estar conmigo; y casi todas las noches me tocaba despedirme de ella, recordándole que tenía que cenar algo antes de acostarse, y recomendándole que no trasnochara mucho. Es decir, después de toda la tarde trabajando, tenían más interés las redes sociales que el estar con su marido, ni siquiera para cenar juntos o hablar un rato... y del sexo... mejor no hablamos, aunque la mejor forma de resumirlo es decir que eramos compañeros de piso mal avenidos y sin derecho a roce...

Durante los últimos meses de nuestra relación, nos fuimos separando cada vez más, aunque planteé la posibilidad de pedir un cambio de turno en mi trabajo para estar con ella por las mañanas, o bien que ella se cogiera un turno fijo de mañana y compartir de ese modo las tardes, pero no alcanzamos un acuerdo... y ella seguía acostándose a las dos o las tres de la madrugada todas las noches, y levantándose al mediodía para ir a trabajar, con el tiempo justo de hacer algo de compra y de comer... y yo regresaba por las tardes a un hogar vacío y cada vez más solitario, invirtiendo la tarde en dormir una siesta, hacer algo de compra, dar un paseo y escribir... mientras que iba creciendo en mi interior la desazón... y se acumulaba la tristeza... y empeoraba la ya de por sí escasa y difícil convivencia, al torcerse ella un tobillo de mala manera y venir su madre a atenderla... Las relaciones con mis ex-suegros nunca han sido malas, es más, han llegado a ser incluso muy buenas con el paso del tiempo, y los echo mucho más de menos a ellos y a su ambiente y su familia que a mi ex... Pero es posible que la estancia prolongada de ambos en nuestra casa me arrebatase en buena medida mis últimas partículas de intimidad o de tranquilidad, porque el hogar se convirtió más que nada en una clínica...

A finales de julio de 2011 la convivencia se había deteriorado bastante... cuando encima se añadió el factor de la infidelidad por parte de ella: de manera casual encontré su perfil en una red de contactos amateur... lo que añadido a sus eternas noches con el ordenador y la nula vida de pareja terminó de sacarme de mis casillas: ya era demasiada frustración para mí... Solo discutimos una vez, la noche en que le revelé que conocía su perfil secreto, no tuvo fuerzas para negarlo... Y tuve la crisis: mi mundo se tambaleó, entre otras cosas ayudado por una gastroenteritis aguda (perdí más de doce kilos en nueve días) y un efecto secundario no deseado de mi complejo tratamiento anti- alérgico; me llevaron dos días al hospital, en estado febril, y me recuperaron a base de sueros e hidratación... Me dieron la baja mientras me recuperaba... Con una depresión bastante fuerte... Y al darme el alta, me cambiaron de destino: aunque soy periodista (con experiencia en prensa, radio y televisión, pero nunca me he ganado la vida con ello al margen de varias prácticas remuneradas y ocasionales trabajos de "free lance"), trabajo de vigilante de seguridad en la principal empresa del sector, caracterizada por sus uniformes marrones oscuros... Y comenzó de nuevo el "via crucis" laboral, hasta la fecha sigo sin destino, y he pasado por una larga serie de sitios distintos, algunos de ellos muy buenos, pero solo de manera interina... Si vuelvo a recuperar un destino con un turno fijo de mañana o de tarde, dispondré de más tiempo para escribir y soñar, eso está muy claro...

Pero hay cosas de las que no te recuperas... como de las ilusiones perdidas... o de la soledad... o de las revelaciones demoledoras... Ya no tenía sentido el seguir viviendo una farsa matrimonial: le pedí a mi mujer la separación, ella aceptó... Y lo anunciamos en facebook, porque teníamos "amigos" comunes...Y se puso a buscar un nuevo piso con la ayuda de su madre... Ambas, por orgullo, se negaron a que yo las ayudase, y fueron cayendo en las habituales trampas de particulares con pocos escrúpulos y agencias poco honestas... Y terminó alquilando, a través de una amiga de mi madre, un mini-piso de cuarenta metros en el mismo barrio que su amado trabajo... Y repartimos parte de los enseres de la casa, que yo me quedaba al haberla heredado al morir mi padre y tener la separación de bienes establecida en las capitulaciones prematrimoniales... Y comenzamos (pagados por mi) los trámites para el divorcio... Y a mediados del mes de febrero nos lo concedieron, tras ratificar nuestra decisión ante la jueza: aquella fue la última vez que nos vimos...

El problema, creo, es que yo me quedé anclado dentro de la dinámica de no hablar sobre ella, de no compartir mis sentimientos con nadie (salvo ocasionalmente con mi madre y con mi hermana)... y al mismo tiempo no parar de pensar que a lo  mejor había metido la pata, que me había precipitado al pedir el divorcio, que mi vida no tenía sentido si no era a su lado, que sin duda alguna, y a pesar del tiempo pasado, había alguna solución para lo "nuestro", que siempre hay tiempo para rectificar... Es decir, me había convertido en el estereotipo del divorciado reciente que se siente perdido cuando se encuentra solo de nuevo, y que no concibe un presente ni un futuro sin la pareja que ha perdido... ni tampoco consigue encontrarle mucho sentido a la vida...

Y dejé de escribir, en buena parte por falta de tiempo, puesto que las jornadas laborales de doce horas, y lejos de casa, no te permiten tener demasiadas fuerzas ni ganas de contar historias... y en los días libres tampoco me apetecía demasiado, tal vez porque no estaba contando la historia que realmente necesitaba contar, esta, a partir de la cual retomar el rumbo, con menos frecuencia que antes, pero sí con las mismas ganas...

Hace algunos días, comprendí que estaba cometiendo un error... tras otro... Porque no hablar de ella, de mis sentimientos, no iba precisamente a mantenerlos a raya... A través de su madre, de la mía y de mi hermana, sé que está bien, a gusto con su nueva vida, feliz de haber recuperado la independencia...

Y yo he decidido hacer lo mismo... Como un patito feo que busca de nuevo pareja, y que está decidido a encontrar de nuevo a una patita fea con quien compartir experiencias, sueños, lentamente, a mi ritmo, pero sin volver la vista atrás a partir de este punto... Y seguir viviendo... Y escribiendo... Y contándote otras historias... otros sueños... y otras vidas... que no siempre serán la mía...

Gracias por estar al otro lado de la pantalla... y pasarte por aquí de vez en cuando...